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Февраль
2024

Cerebro inflacionario: claves para manejar los cambios de precios

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En el vertiginoso mundo financiero, donde las decisiones económicas se entrelazan con la incertidumbre, el estrés se convierte en un compañero constante. Enfrentar la inflación, en particular, desata una serie de respuestas neurofisiológicas que influyen en nuestra salud financiera.

El estrés, esa respuesta fisiológica y psicológica ante situaciones percibidas como amenazantes, se manifiesta de manera pronunciada en el ámbito financiero. Tomar decisiones bajo condiciones de incertidumbre económica se convierte en un desafío que activa la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina. Este proceso, a largo plazo, puede traducirse en agotamiento mental, fatiga y, en casos extremos, problemas de salud crónicos.

La neurociencia nos brinda una perspectiva sobre cómo nuestro cerebro procesa la información económica, revelando sesgos cognitivos que influyen en nuestras decisiones financieras. A nivel cerebral, la amígdala, responsable de las respuestas emocionales, puede volverse hiperactiva en momentos de incertidumbre financiera, exacerbando la respuesta al estrés.

Además, el estrés crónico puede afectar el hipocampo, crucial para el aprendizaje y la memoria, debilitando la capacidad de tomar decisiones racionales y procesar información eficientemente. En el contexto donde los precios cambian casi todos los días, nuestro cerebro tiende a dar más importancia a los cambios relativos que a los absolutos.

Cuando nos vemos inmersos en la incertidumbre de las referencias de precios, es decir, cuando perdemos la capacidad de distinguir entre que es costoso y que es económico, nuestros mecanismos cerebrales vinculados a la búsqueda de recompensas y la toma de decisiones entran en acción. 

La asombrosa capacidad de adaptación del cerebro, conocida como neuroplasticidad, le permite ajustarse a nuevas normas, generando una progresiva normalización de los precios más elevados. Este fenómeno, denominado "inflación adaptativa", ejerce una influencia significativa en la forma en que percibimos y respondemos a los cambios en los precios, moldeando así nuestras decisiones financieras y preferencias de consumo.

¿Cómo contrarrestar la inflación adaptativa?

Comprender cómo nuestro cerebro procesa la información económica puede ser la clave para tomar decisiones financieras más informadas y resistir los efectos de la inflación adaptativa. Al reconocer la tendencia del cerebro a aceptar precios más altos como la nueva normalidad, podemos contrarrestar estos efectos y tomar decisiones financieras más conscientes. Combatir la inflación adaptativa implica abordar las respuestas cognitivas que llevan a la normalización gradual de los aumentos de precios, aquí algunas claves para empezar.

  • Fomentar la revisión regular de presupuestos y estrategias financieras. Establecer metas financieras claras y a largo plazo que sirvan como punto de referencia para evaluar el impacto de la inflación en el poder adquisitivo. Mantener un enfoque en metas específicas puede ayudar a resistir la normalización de los precios más altos.
  • Fijar anclajes positivos alrededor de la percepción de precios. Resaltar ejemplos de productos y servicios cuyos precios no han seguido la misma tendencia alcista puede ayudar a contrarrestar la aceptación pasiva de aumentos de precios.
  • Participar de programas de educación financiera que trabajen la importancia de ajustar las expectativas y estrategias financieras en entornos inflacionarios, así como incorporar habilidades de afrontamiento y resiliencia financiera para hacer frente a la incertidumbre económica.
  • Promover la diversificación de carteras como una estrategia para mitigar el impacto de la inflación en las inversiones. La diversificación puede ayudar a proteger contra la pérdida de valor adquisitivo de los activos en un entorno inflacionario.

Estas estrategias pueden ayudar a cambiar las percepciones y comportamientos arraigados que emergen en entornos inflacionarios. El objetivo es fortalecer la conciencia y la resistencia psicológica para tomar decisiones financieras más informadas y resilientes.