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Февраль
2024

El oasis catalán existe: es filosófico y lo agita Jaume Grau

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Abc.es 
Explica Gómez de la Serna que fue Carlomagno uno de los personajes históricos más destacados que reunió un círculo de intelectuales para conversar en latín. Apunta también que el primer café tertulia como tal lo inició Shakespeare y fue fundado por sir Walter Raleigh en una taberna. En España se hicieron famosos los cafés Pombo, Levante y Gijón , los tres en Madrid, por las tertulias de intelectuales que acogieron a lo largo de los siglos XIX y XX, entre los que destacaban Ramón del Valle Inclán, Azorín, los hermanos Baroja, Julio Romero de Torres, Blas de Otero, Cela, Umbral, Eugenio d'Ors, Fernando Fernán Gómez, Gabriel Celaya, Miguel de Unamuno, Ortega y Gasset y el propio Gómez de la Serna, entre otros muchos conversadores. En Barcelona, en Els Quatre Gats debatían Picasso, Isaac Albéniz, Enrique Granados, Joan de Segarra, Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Lluis MIllet o Gaudí. Los literatos actuales ya no se reúnen, que se sepa, en lugares públicos; tal vez por miedo a los selfies o peticiones de autógrafos. Salvo en Esplugues y Sant Feliu de Llobregat, donde periódicamente y desde 2015 se organizan cafés filosóficos promovidos por el agitador cultural Jaume Grau. El miércoles 7 de febrero, a las 18,30 horas, se presenta en la sala Segarra del Ateneu Barcelonés   el libro «Un café filosófico sobre bioética» a cargo de su autor, Jaume Grau, que organiza con regularidad la actividad del Café filosófico de Esplugues en El Cau de les Arts de ese vecino municipio barcelonés, y también en el Ateneu Santfeliuenc, convirtiendo ambos lugares en espacios de conversación serena y de debate de ideas en el Baix Llobregat. Todo un hallazgo en tiempos de pantallas y estrés. Conversar sobre bioética de la mano de una autoridad en la materia como Margarita Boladeras , catedrática emérita de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Barcelona, es uno de los ejercicios de pensamiento más actuales y apasionantes que se pueden hacer. Boladeras participará en la presentación del libro junto a Carme Porta , técnica en imagen fílmica y ex-diputada en el Parlamento de Cataluña, además del propio Jaume Grau Massalleras . El doctor en Filosofía Ramon Alcoberro , oficiará de presentador del acto. El próximo 14 de febrero se celebrará otra de las citas filosóficas en el Ateneu Santfeliuenc, con la participación de Lluís Montull y su libro sobre Walter Benjamin «La experiencia como resistencia», de Edicions Enoanda. Walter Benjamin (1892-1940) repensó el concepto de experiencia filosófica a partir de la resistencia y el desarraigo. Por eso su obra ofrece herramientas significativas para entender nuestro presente, cada vez más cerca del colapso. A partir de la lectura de Benjamin, Lluís Montull reflexiona sobre cuestiones tan diversas como las formas de violencia propias del estado de derecho, la memoria democrática, la amistad, la esperanza o el significado filosófico del suicidio de Walter Benjamin, tan a menudo banalizado y víctima de la idolatría pop . Jaume Grau ha empezado este año con fuerza con otro café filosófico en el Ateneu Santfeliuenc sobre Gianni Vattimo y el pensamiento débil , y a finales de enero en el Cau de les Arts de Esplugues, tuvo lugar otro sobre las alucinógenas relaciones de Salvador Dalí con el filósofo de Martorell Francesc Pujols , que construyó la religión Hiparxiología o filosofía científica y cuya cita más célebre del libro «Concepto general de la ciencia catalana», publicado en 1918, se antoja una profecía en los tiempos actuales: «Los catalanes, vayan donde vayan, tendrán todos sus gastos pagados. Se les regalará el hotel, el más valioso regalo que se le puede hacer a un catalán cuando viaja. Al fin y al cabo, pensándolo bien, es mejor ser catalán que ser millonario». Del filósofo y «bon vivant» Francesc Pujols apenas se conoce más que la citada estrambótica afirmación, normalmente utilizada fuera de contexto. De las relaciones entre Dalí y Pujols habló Max Pérez Muñoz (Figueres, 1993), doctorando en Filosofía e investigador de la Cátedra Ferrater Mora de Pensamiento Contemporáneo de la Universidad de Girona. Su tesis recorre la historia de la filosofía catalana, y, fruto de erudita investigación, junto a su compañera Alba Padrós, en la Torre de las Horas de Martorell , posee un tesoro de valiosa información sobre los dos personajes tratados. Tras enfatizar la notable influencia del maestro Pujols en la mentalidad y la obra de Dalí, primero como crítico de arte y amigo de la familia, más tarde como amigo personal e inspirador de las teorías más atrevidas, Max Pérez recorrió la vida y obra de los dos genios, que recoge en su libro: El alucinógeno de Dalí, Editorial Fonoll , 2023. De su extensa intervención destacan varios cuestiones: su admiración compartida por Antoni Gaudí, el interés por la ciencia y por la instauración de una religión catalana que ha llegado a la actualidad bien amortiguada. Ambos, Dalí y Pujols, compartían una inclinación por el humor y la ironía, no siempre bien interpretados, por la pomposidad en la puesta en escena, que, a juicio de Jaume Grau, «probablemente ha desvirtuado la profundidad de un pensamiento que tiene cosas que decir dignas de ser meditadas, con los ojos y el sentimiento de sus conciudadanos, y, ¿por qué no?, con la razón autónoma y suficiente de una sociedad que bien debería conocer y valorar las figuras que puede dar a la civilización». Que en un bar de Esplugues un grupo de personas se reúnan para reflexionar tranquilamente sobre el mundo y la filosofía supone un acto casi revolucionario . El impulsor y alma mater de la actividad, Jaume Grau, explica que el espíritu del Café Filosófico es «indagar la verdad que hay a cada uno de nosotros». Una afirmación con reminiscencias socráticas que se traduce en la voluntad de que todo aquel que participe, pueda decir la suya. Siempre dirige el acto un filósofo, pero «sin monopolizar la conversación», aunque también han sido invitados historiadores o escritores. El Café Filosófico se convierte así en una isla de reflexión, un auténtico rincón de pensar, sin el sentido peyorativo que le dan los niños . «Hagamos apología y defensa de lo lento y relajado», corrobora Grau. Sin ir más lejos, el primer Café Filosófico, que se celebró en un ya lejano mayo del año 2015, llevaba el nombre de Caminar y filosofar, y precisamente iba en la línea de la defensa de un diálogo sosegado que permitiera a los intervinientes hacerlo se preguntas y expresarlas en público, más que lograr una gran verdad. Toda una declaración de intenciones de un ciclo que rema contra corriente en una sociedad enferma de inmediatez, opiniones firmes y estrés. No es extraño, por tanto, que por este Café Filosófico espluguense hayan pasado intelectuales de la talla de Ramon Alcoberro, Vicente Villatoro o Antoni Gelonch , entre otros muchos. Sin embargo, el origen de esta actividad hay que buscarlo en Francia, donde hace unos 30 años el filósofo Marc Sautet –etiquetado a menudo como el Sócrates moderno– empezó a organizar encuentros filosóficos en cafés parisinos en los que el orador de una reunión, como ocurría en la Grecia clásica, hablaba con todo el mundo. De ahí saltaron a todo el mundo. Grau y un grupo de amantes de la filosofía llevaron la iniciativa a Esplugues después de participar durante mucho tiempo en el Café Filosófico del Raval, en Barcelona . En Esplugues los encuentros tienen lugar en el Cau de les Arts, una cafetería bohemia y misteriosa, un nido de cultura rodeado de libros que se convierte cada dos meses en uno de los últimos reductos de la conversación sosegada con el colofón de una frugal cena donde nunca faltan las croquetas .