El Ayuntamiento de Madrid prevé talar 674 árboles que suman 27.400 años de vida en las obras para soterrar la A-5
Cada vez que se anuncia una obra en Madrid, los árboles de la zona tiemblan por la amenaza de tala. Ha pasado en la ampliación de la línea 11 de Metro, en la construcción de un aparcamiento bajo la plaza del Carmen o, dentro de poco, en el de Santa Ana. Y sucederá también en los trabajos con mayor presupuesto de esta legislatura en la capital: el soterramiento de la A-5, cuyo contrato acaba de publicar el equipo de Almeida.
Para levantar el Paseo Verde del Suroeste (así llama el Ayuntamiento a la obra) será necesario primero llevarse por delante un millar de árboles. Hasta 674 serán talados, según la memoria del proyecto a la que ha tenido acceso este periódico, y otros 330 trasplantados. En total, la motosierra de la obra segará 27.400 años de vida arbórea, se deduce de este documento, ya que esa es la cifra de ejemplares que las empresas adjudicatarias deberán depositar en los viveros municipales para compensar la deforestación.
Según la Ley del Arbolado de la Comunidad de Madrid, el consistorio está obligado a devolver un ejemplar por cada año de vida cortado durante unas obras, siempre que esta sea la única opción posible. Antes se ha de valorar el trasplante, aunque lo preferible es buscar alternativas para no cortar nada. En el caso de las obras de la A-5 y pese a que el grueso del túnel se horadará sobre el propio asfalto, muchos de los árboles desaparecerán en explanadas verdes, destinadas durante los trabajos al acopio de material de obra y de las tierras excavadas.
Entre los árboles que serán echados abajo hay sobre todo olmos de Siberia, pero también pinos, abetos, chopos, falsas acacias o plátanos de sombra. Muchos de ellos superan la decena de metros de altura y algunos la copa llega hasta los 18 metros. El Ayuntamiento de Madrid no prevé trasplantes de ejemplares de más de 69 centímetros de perímetro en su tronco, 82 en el caso de que se trate de coníferas.
El estudio de impacto ambiental de la obra, también incluido en la documentación publicada del proyecto, destaca que "no existen árboles singulares" o "monumentales" afectados y que los cientos que desaparecerán pertenecen a especies "de bajo grado o calidad ambiental, por lo que el impacto se considera moderado". Y que, una vez que se ajardine todo el entorno, "el impacto será positivo".
El Ayuntamiento de la capital es el encargado de autorizar cualquier tala que se produzca en su término municipal. La polémica sobre estas actuaciones persigue a Almeida desde hace justo un año, cuando el vecindario de Madrid Río se levantó contra la desaparición de la arboleda histórica de Arganzuela durante la ampliación de la línea 11 de Metro. Las protestas se extendieron a otros barrios de Madrid y llegaron al enfrentamiento del consistorio con los ministerios de Cultura y Transición Ecológica por la desaparición de cuatro cedros singulares en el entorno del Paisaje de la Luz, protegido por la Unesco. El equipo del alcalde siempre defiende lo inevitable de talas durante sus obras o cuando vienen del Gobierno de Ayuso, aunque lo cierto es que en varias de ellas el número de ejemplares afectados se ha visto reducido notablemente después de las protestas vecinales.
El Ayuntamiento aprobó el jueves pasado el contrato para soterrar la autovía de Extremadura e informó de sus detalles en una rueda de prensa, en la que omitió el dato del número de árboles que pensaba talar. Tampoco lo incluyó en la nota de prensa que distribuyó a los medios posteriormente, en la que sí que detalló los que serían plantados después: 6.956 coníferas, dentro de un proyecto de reurbanización todavía no aprobado y que no ha sido hecho público por el consistorio. Solo se conoce que se crearán 80.000 metros cuadrados de zonas verdes. "El principal reto en esta materia es conseguir un gran volumen de espacios verdes para modificar las condiciones ambientales del paseo de Extremadura", asegura el consistorio.
Otros 330 ejemplares serán trasplantados primero a un vivero temporal situado en el entorno del carril bici que sigue a la pasarela ciclista que atraviesa la A-5, donde el Ayuntamiento espera protegerlos del viento y de las heladas. Una vez que se haya construido el túnel, los que hayan sobrevivido serán plantados de nuevo en la cubierta de tierra montada sobre el túnel. En este tipo de acciones se calcula que un 30% de ejemplares no llega a sobrevivir.
Las 674 talas que se ejecutarán son menos de las 814 inicialmente previstas en el estudio de impacto ambiental, aprobado hace meses y que recibió las alegaciones de Ecologistas en Acción. Este grupo ya advirtió que el Ayuntamiento no ha definido la urbanización final en superficie, por lo que "no se puede conocer el alcance del impacto positivo que tendrán las plantaciones previstas", explica la memoria del informe. También recordaban que el soterramiento cercano de la avenida de Portugal acabó "con menos árboles de los que había previamente".