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Февраль
2024

La mentira y la manipulación como "razón de Estado"

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Sólo los necios y los ignorantes no son capaces de percibir la peligrosa deriva en la que nuestro país se halla inmersa desde la llegada al poder del actual presidente del Gobierno. Cuando toda la acción política está dirigida, no al beneficio de los ciudadanos, sino a evitar por todos los medios que la «derecha» acceda al poder, se comprende perfectamente que la mentira y la manipulación se han convertido en la «razón de Estado»; pero con una peculiaridad: lo que se trata de proteger no es la continuidad del Estado, como pensaba Maquiavelo, sino la continuidad en el poder de un aspirante a dictador con la ayuda de aquellos que, precisamente, pretenden acabar con nuestro modelo de Estado democrático.

Con Zapatero

Este proceso, que estamos viviendo ahora mismo, arrancó con Rodríguez Zapatero y se ha visto continuado desde 2018 para su culminación –si antes no somos capaces de evitarlo– por Pedro Sánchez. Con su perspicacia y análisis crítico de historiador imparcial, Emilio de Diego, desde su Tribuna de las páginas de LA RAZÓN, ha venido analizando todo este proceso encubierto del desmantelamiento de España, iniciado en 2004, y retomado por el actual presidente del Gobierno. La debilidad política de Sánchez le ha convertido en un rehén de los enemigos de la nación y de la Constitución o, dicho de otro modo, de la libertad y de la democracia. Sólo los sectarios –especie cada vez más abundante en España– se niegan a aceptar que en la actualidad no es Pedro Sánchez quien gobierna, sino un grupo de partidos políticos –incluido también el PSOE– que pretenden destruir España acudiendo a todo tipo de estrategias: la colonización de las instituciones públicas para usos partidistas, la compra de medios de comunicación, la tergiversación de la Historia de España, la ocultación sistemática de la verdad, el vaciado del lenguaje... todo con una ausencia de los valores éticos. Y para este fin se sirve de una casta de políticos profesionales –un 80% no ha trabajado en su vida– que nos ofrecen en cada sesión parlamentaria un espectáculo bochornoso por su ignorancia e incompetencia.

En el libro, acompañado por un prólogo de Francisco Marhuenda y un epílogo de Tamames, De Diego sistematiza sus «Tribunas» en tres apartados: una introducción en la que se tratan los problemas de carácter general, y otros dos apartados en los que se abordan cuestiones más específicas. Se trata de un análisis riguroso, crítico y reflexivo de estos últimos cinco años, sin el cual no es posible entender el presente incierto de nuestro país.