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Февраль
2024

Román: «Ser fiel a mi personalidad a veces ha hecho que se me valore menos como torero»

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El tiempo pasa para todos. También para el mundo del toro, aunque a veces parece que, en muchos aspectos, no fuera así. Sin embargo, aparecen toreros como Román Collado, un valenciano distinto a todos, uno que, en contravía de casi todos los demás, se comporta distinto, se acerca a la gente y no teme mostrarse con naturalidad, aunque a veces eso juegue en su contra. Hablamos con él, del tiempo, y de todo.

Ya son diez años de alternativa, Román , se dice pronto.

Es verdad. Antes los toreros con el tiempo que yo llevo, ya eran figuras o se habían retirado. Entonces toreaban muchísimo. Ahora la situación es distinta y para llegar a nuestro mejor momento, entre comillas, necesitamos un tiempo para crecer, madurar, ganar experiencia y adquirir ese poso necesario para desarrollar todo tu potencial. Yo te diría que gracias a Dios, aparte de un breve momento de parón que fueron mis tres primeros años en los que toreé poquito, siempre he mantenido con una buena actividad y aunque creo que me falta posicionarme más arriba, me siento afortunado por estar siempre presente en la temporada.

Pero sigue siendo un torero inclasificable.

¡Eso es bueno! no sabes por dónde te voy a salir (risas). Sé que soy una caja de sorpresas, porque hasta yo mismo muchas veces me sorprendo y no sé qué voy a hacer en diez minutos, y en el toreo me pasa un poco lo mismo. De repente me da la «venada», me vuelvo loco y quiero hacer muchas cosas, o me da por gustarme más, pero creo que eso es bueno, obedecer a tus sentimientos, a tus instintos y ser capaz de tener muchos registros. Al final no hay que cerrarse en nada y es bueno tener variedad y, sobre todo, ser capaz de sorprender. Creo que eso es clave del toreo, que la gente vaya a verte y no sepa lo que va a ver.

Pero, ¿qué lo mueve más?

Sin duda, esa satisfacción personal de saber que has toreado bien de verdad, cuando has dado ese pasito de más, has toreado despacio y lo más sentido posible. Eso es lo que de verdad te llena y a veces ni te acuerdas si cortaste o no las orejas.

¿Qué le han dado estos años?

Creo que un cambio en mi ambición. Antes me obsesionaba muchísimo con el triunfo, paro ahora estoy disfrutando mucho de mi profesión y valoro más eso que las orejas que pueda cortar. Me siento, sinceramente, afortunado de ser torero. Muchos dicen que no se disfruta siendo torero y yo me lo paso bien delante del toro. A ver, se sufre, claro, porque hay miedo y sabes que pueden pasar cosas, pero hay algo que me hace disfrutar cada momento y eso es algo que antes no me pasaba tanto. Siento que cada vez soy mejor aficionado, incluso, y me descubro en la plaza vibrando con mis compañeros. Es decir, siempre quiero estar mejor que ellos, pero no puedo evitar analizar lo que hacen para aprender más y no me corto en el elogio si lo que veo me gusta, algo que siento que no muchos hacen no sé si por celo profesional o por competencia.

¿Ser tan transparente le ha salido caro en algún momento?

Un poco sí, creo que el hecho de ser espontáneo o tan transparente, como dices, parece que hace que mucha gente no te tome tan en serio. Pero es mi forma de ser y es algo que no voy a cambiar. Es cierto que a veces siento cierta injusticia y me da rabia cuando sólo se habla de la sonrisa o de la actitud, pienso, «bueno, algo haré ¿no?», porque me considero un buen muletero y a veces parece que eso pasa a un segundo plano.

El 10 de marzo lidiará en solitario seis toros en Valencia.

Así es. No sé qué pasará, pero es una tarde que estoy preparando con todo el corazón, lo que sí sé es que está siendo la tarde más bonita de mi vida, porque desde el 13 de octubre, cuando empezamos a fraguar esa tarde, lo estoy disfrutando mucho y quiero cuidar cada detalle para que sea una tarde que, ojalá, quede para la historia. Por lo menos, el proceso está siendo maravilloso. Desde la elección de los toros, el vestido que usaré, la música que me gustaría que sonara, en fin... quiero que sea una tarde que todos recordemos.

Suele implicarse mucho en todos los aspectos de la fiesta.

Es algo que me inquieta, quiero ser alguien positivo para la fiesta. Me mata el inmovilismo y siento que mi deber es aportar algo para que, el día que yo me vaya, el tauromaquia sea un poquito mejor. Es que lo que tenemos es muy grande y es nuestro deber enseñarlo y fomentarlo. No basta solamente con vestirnos de luces y torear una feria, hay que estar cerca del aficionado. En el mundo del toro hay mucho egoísmo y creo que hace falta pensar más en el espectáculo y menos en nosotros mismos.

¿Es lo que busca con su nuevo apoderado?

Sí, ahora con Eduardo Martínez siento esa sintonía. Es un apoderado joven, que está trabajando mucho por llevar los toros a sitios nuevos, por crear afición y es algo con lo que me identifico, así que creo que vamos a hacer un buen equipo.

Es uno de los toreros más universales del escalafón, ha toreado en casi todos los rincones taurinos.

Me quedan muchas plazas por conocer, pero es verdad he estado en muchos sitios. No me gusta estar en casa y si no lo hago ahora ¿cuándo lo voy a hacer? Hay personas que me han recriminado por ir a alguna plaza, pero yo lo asumo como una aventura y una experiencia de vida, que me sirve muchísimo y me hacen ser la persona que soy. El toreo me ha permitido conocer culturas distintas, lugares y gente maravillosa. Además, ¿por qué no ir y llevar el toreo a todos los rincones? ¿Acaso sólo debemos torear en las grandes plazas? ¿Por qué no disfrutar del toreo como vehículo para conocer más y aprender más del mundo que nos rodea? Hay sitios donde dan toros que son alucinantes y con aficiones, probablemente muy distintas a la que vemos en España, pero que viven los toros con una intensidad y una pasión que emociona. Pero no sólo eso, creo que hay muchas cosas que debemos aprender de todos ellos para aplicarlas y fortalecer nuestras ferias.