Irán califica los ataques de EEUU de “error estratégico” y Rusia convoca al Consejo de Seguridad de la ONU
El cruce de amenazas entre los principales protagonistas el día después de los bombardeos estadounidenses contra fuerzas proxy de Irán en Irak y Siria -la operación más seria de los
últimos tres meses— constata que la guerra con epicentro en la Franja de Gaza es ya un conflicto regional abierto en varios frentes simultáneos e imparable escalada. El presidente
de Estados Unidos, Joe Biden, advierte de que habrá nuevos ataques contra milicia apéndices de Teherán en suelo sirio e Irak y las autoridades de la República Islámica avisan, por su
parte, del “error estratégico” y de la “acción aventurera” de Washington.
El martes de esta semana, el veterano mandatario revelaba haber decidido la respuesta -ejecutada finalmente en la noche del viernes— al ataque con drones reivindicado por el grupo
proiraní Resistencia Islámica de Irak contra un puesto de avanzada en suelo jordano el pasado 28 de enero en la que perdieron la vida tres militares estadounidenses -las primeras víctimas
mortales de este país desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás el 7 de octubre— y decenas resultaron heridos. No dudó entonces Biden en atribuir la agresión a “milicias
radicales vinculadas a Irán”.
Desde mediados de octubre el Pentágono contabiliza al menos 165 agresiones perpetradas con drones y cohetes por milicias alineadas con el régimen de los ayatolás -y vinculadas a la
nebulosa autodenominada Resistencia Islámica en Irak— en bases militares estadounidenses o aliados en la coalición antiyihadista en la región. A pesar de la escalada verbal y bélica, incluida la ofensiva estadounidense contra las milicias proiraníes en Siria e Irak y contra los hutíes de Yemen en las últimas semanas, Biden reitera que su Administración no pretende un enfrentamiento bélico directo y abierto con el régimen iraní, aunque sí neutralizar a las fuerzas leales a Teherán diseminadas por la región. “Estados Unidos no busca el conflicto en Oriente Medio ni en ninguna otra parte en el mundo. Pero que se enteren todos aquellos que quieran hacernos mal: si haces daño a un estadounidense, responderemos”, afirmaba el inquilino de la Casa Blanca el viernes.
De la misma manera las autoridades iraníes no han disimulado su poco interés en enfrentarse con las fuerzas estadounidenses. El régimen de los mulás ha defendido en los últimos meses
la autonomía operativa total de sus fuerzas proxy con objeto de evitar represalias directas, aunque sin disimular su sintonía pública con todas ellas. Con todo, el portavoz del Ministerio
de Exteriores iraní Nasser Kaanani denunció ayer los ataques estadounidenses como “una violación de la soberanía de Siria e Irak, de la ley internacional y de la Carta de Naciones
Unidas”, según recogía la agencia estatal de noticias IRNA. “La continuación de tales aventuras es una amenaza a la paz y seguridad regional e internacional”, afirmó el portavoz.
En la jornada de ayer trascendían más datos sobre la doble ofensiva estadounidense contra un total de 85 objetivos de milicias proiraníes en cuatro emplazamientos en Siria y tres en
Irak vinculados a la Fuerza Qods de la Guardia Revolucionaria iraní y a milicias apéndices del régimen de los mulás. Según fuentes estadounidenses citadas por The New York Times, los
ataques golpearon “exactamente lo que querían golpear”. Las fuerzas estadounidenses emplearon bombarderos estratégicos B1 y más de 125 proyectiles de precisión contra centros de control e inteligencia, incluidos depósitos de armas –cohetes, misiles y drones—, el pasado viernes.
Al menos 23 combatientes proiraníes fueron abatidos por los bombardeos estadounidenses del viernes en el este de Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede
en Londres. En Irak, con arreglo a los datos ofrecidos por el Gobierno, un total de 16 personas entre civiles y militares murieron y al menos 25 más resultaron heridas como
consecuencia de la ofensiva de las fuerzas estadounidenses. Hoy sigue habiendo unos 2.500 efectivos estadounidenses en Irak y en torno a 900 en Siria, donde tratan de neutralizar a las
fuerzas leales al Estado Islámico, que proclamó el califato en la región hasta su caída definitiva en marzo de 2019.
[[H3:El ‘eje de la resistencia’ amenaza]]
En la misma línea de repulsa a los bombardeos se manifestaron en las últimas horas los líderes del ‘eje de la resistencia’, desde los hutíes de Yemen pasando por Hamás. El partido
y milicia islamista palestino aseguró ayer en un comunicado que Estados Unidos “echa más leña al fuego” en el escenario de Oriente Medio y que la Administración Biden es
“plenamente responsable” de las repercusiones que pueda tener la escalada. “Confirmamos que la región no encontrará ni la estabilidad ni la paz mientras no cese la agresión sionista,
los crímenes del genocidio y la limpieza étnica contra nuestro pueblo en Gaza”, zanjaba la nota emitida por Hamás. Desde Yemen, un portavoz de la insurgencia proiraní -en control de amplias zonas del norte y el oeste del país, las más pobladas— manifestó su apoyo a las milicias atacadas por las fuerzas de Estados Unidos. “Declaramos nuestro apoyo y solidaridad con el Movimiento de la Resistencia en Siria, Irak y Palestina, e insistimos en ello”, ha afirmado Ali al-Qahoum. El movimiento viene llevando a cabo ataques con proyectiles contra buques israelíes o estadounidenses en aguas del mar Rojo desde que comenzó el operativo anti Hamás de las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza. Una ofensiva que ha causado ya importantes
alteraciones en el comercio internacional en una de las rutas más importantes del mundo y que encuentra en las últimas semanas la respuesta militar de Estados Unidos y el Reino
Unido.
También mostraron este sábado su rechazo al operativo estadounidense del viernes los gobiernos de Siria e Irak. El Ejecutivo iraquí denunció la “violación de soberanía” y negó que la ofensiva hubiera sido coordinada con Washington. “Este agresivo ataque coloca la seguridad en Irak y la región al borde del abismo”, zanjaron fuentes gubernamentales iraquíes.
Además, en la nota difundida por la Oficina del primer ministro iraquí Mohammed Shia alSudani se afirmaba que la presencia de la coalición liderada por Estados Unidos “amenaza la
seguridad y la estabilidad en Irak y se ha convertido en una justificación para enfrascar a Irak en conflictos regionales e internacionales”.
Por su parte, el Ministerio de Defensa sirio denunció “la agresión de las fuerzas de ocupación estadounidenses”, que, a juicio de Damasco, “trata de debilitar las capacidades del Ejército
Árabe de Siria y sus aliados en el terreno de la lucha contra el terrorismo”, añadiendo que los ataques estadounidenses se produjeron en la misma zona donde sigue habiendo milicias
afiliadas al Estado Islámico o Daesh. El Gobierno del régimen presidido por Bachar al Asad admitió ayer “numerosos mártires civiles y militares” sin precisar su número.
Como otras veces en las últimas semanas, la Rusia de Putin salió en auxilio de sus socios iraníes. Moscú reclamó ayer una reunión “urgente” del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, según anunció ayer su representante en la institución. “Acabamos de pedir la celebración de una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU sobre la amenaza
para la paz y la seguridad creada por los golpes estadounidenses en Siria e Irak”, escribió ayer en las redes sociales el representante ruso ante Naciones Unidas Dmitri Polianski.