No es un periquito, es una mujer
Ayer, los informativos deban detalles de la denuncia contra el exjugador del Celta Hugo Mallo, que será juzgado por abuso sexual. Los hechos sucedieron antes de un partido contra el Espanyol en 2019. La mujer, que vestía el disfraz de la mascota del equipo, trabajadora del club blanquiazul, acusó al futbolista de haberle tocado los pechos cuando se saludaban los equipos. Paradójicamente, uno de los mejores análisis sobre esta agresión lo han hecho los compañeros de ‘El Mundo Today’ tirando de sarcasmo: “Las mujeres asumen que ni disfrazadas de periquito y frente a 40.000 espectadores, cien de ellos policías, pueden librarse de los abusos sexuales”. Pero lo que resulta tan obvio para muchos, no lo ha sido tanto para otros a la hora de explicar la noticia. En El Desmarque de Cuatro, al relatar lo sucedido, se olvidaron de que el abuso sexual fue contra una mujer y no contra un muñeco. Manu Carreño anunciaba: “¿Qué pasó entre el futbolista y la mascota del Espanyol?”. Era como si el monigote hubiese cobrado vida. En el vídeo, sobre las imágenes de ese día, la locución especificaba: “Es el segundo en el que Hugo Mallo, presuntamente, manoseó los pechos de la periquita del Espanyol”. No. La periquita es el muñeco y no tiene pechos. Los pechos eran de la empleada que estaba debajo. Y de nuevo, añadía: “Todo sucede cuando Mallo, el capitán, se acerca a la mascota femenina”. Y seguía: “Al día siguiente, llegó la denuncia de la periquita contra el jugador por tocamientos tras meter la mano bajo su disfraz”. Que se sepa, los pájaros no tienen potestad para poner denuncias. En todo caso, la denuncia la puso la mujer. Y, por último, el periodista entrevistado explicaba: “Hubo una jueza que dijo que la conducta que tenía la mascota en el vídeo podía ser coherente con que sufriera un presunto abuso sexual”. La mascota es inanimada. La conducta la tiene la persona.