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Февраль
2024

Organizar la nevera, ¿en qué zona es mejor poner cada tipo de alimento?

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La nevera es una parte indispensable de nuestra cocina: en ella es donde almacenamos los alimentos para que se mantengan frescos durante más tiempo y sean seguros para comer. Lo que no sabemos quizás es que existen formas específicas de almacenar los distintos tipos de alimentos para que duren más y no se echen a perder tan pronto.

Pero es fácil y común meter en la nevera los alimentos sin pensar mucho en cómo lo hacemos, llegamos de la compra y lo metemos todo, incluso alimentos que no requieren frío. Sin embargo, una nevera bien organizada no solo nos permite localizar los alimentos mucho más rápido y guardarlos en buen estado durante más tiempo sino que además nos facilita reducir los más de mil millones de kilos y litros de alimentos y bebidas sin consumir que desperdiciamos en España, en cifras del año 2022.

¿En qué estantería de la nevera tenemos que guardar los productos cárnicos crudos y por qué? ¿Dónde es mejor guardar las frutas y las verduras? Y los alimentos cocinados, ¿podemos ponerlos con los crudos en el mismo estante?

Antes de colocar los alimentos en la nevera debemos tener presentes varias premisas sobre el uso adecuado de esta. Una de ellas, y quizás la más importante, es la temperatura: el interior debe estar a menos de 5ºC, que son los grados que evitan que las bacterias dañinas se multipliquen con rapidez y, por tanto, mantienen los alimentos de alto riesgo seguros para el consumo (muchas neveras ya vienen con un termómetro integrado que nos permite regularla).

No debemos olvidar tampoco la capacidad de la nevera ya que no es lo mismo que en casa seamos una o dos personas o una familia numerosa de cinco o seis. Por tanto, la capacidad debe adecuarse a las personas a las que deba prestar servicio, evitando sobrecargarla para que tenga el rendimiento necesario y se facilite la circulación del aire entre los alimentos.

Y, como no es lo mismo guardar algo en los cajones que en la parte superior de la nevera, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), clasifica las zonas y alimentos de la siguiente manera:

Esta zona suele estar compuesta de dos cajones que regulan la humedad, lo que ayuda a mantener un ambiente constante para que alimentos como frutas y verduras se mantengan frescos durante más tiempo —siempre que la fruta lo requiera, algunas como los aguacates, plátanos o patatas pueden echarse a perder más pronto si las metemos en la nevera—.También debemos asegurarnos de que están envueltas en papel o plástico con orificios para mantenerlas protegidas de cualquier contaminación. Podemos guardar las ensaladas envueltas en papel de cocina para que se sequen y mantengan frescas más tiempo.

Debemos tener especial cuidado también con alimentos frescos como las ensaladas, mejor mantenerlos lejos de la parte trasera de la nevera, sin que entren en contacto, ya que la temperatura en esta parte es más fría y estos alimentos, que son más delicados, pueden llegar a estropearse.

Justo por encima de los cajones están los estantes inferiores, que suelen ser de vidrio o plástico con un borde en la parte delantera para evitar derrames. Esta zona es la parte más fría y es la adecuada para alimentos crudos como la carne y el pescado, pero siempre que estén envasados y separados de forma adecuada, así como productos en descongelación —los alimentos se descongelan aquí de manera uniforme, con menos riesgo de crecimiento bacteriano que si lo hacemos a temperatura ambiente en la encimera—. De esta manera evitamos la contaminación cruzada ya que si los jugos contienen bacterias dañinas, estas podrían gotear sobre otros alimentos.

Aquí es donde podremos almacenar huevos, productos lácteos y embutidos. Los quesos tienen que estar envueltos o en un recipiente para evitar que se sequen. La leche, lejos de lo que estamos acostumbramos a hacer, y aunque nos parezca obvio meterla en la puerta porque encaja muy bien, es mejor colocarla en esta zona ya que la temperatura es más fría, más constante, y nos ayudará a conservarla durante más tiempo, aunque tendremos que colocarla en posición vertical.

Lo mismo ocurre con los huevos, en buena parte porque muchas neveras tienen, en la parte superior de la puerta, un estante específico para ellos. Sin embargo, en esta zona central, donde la temperatura es más constante y con menos oscilaciones, los huevos se mantendrán frescos durante más tiempo. Y, como son porosos, si los conservamos en su caja evitaremos que absorban olores y pierdan humedad.

Esta zona, una de las más templadas de la nevera, después de la puerta, es la indicada para los alimentos cocinados, como sobras de comida envasada o recipientes con conservas que hemos abierto pero que no hemos usado en su totalidad. Para hacerlo, debemos cubrirlos o sellar para evitar la contaminación.

Es la zona menos fría de la nevera y la más susceptible a las fluctuaciones de temperatura porque la abrimos y cerramos de manera constante, a veces incluso de manera innecesaria. En ella podemos guardar los alimentos que tengan conservantes naturales como condimentos, mermeladas, bebidas gaseosas, mostazas, aderezos para ensaladas, zumos o alimentos en conserva ya que tienden a tener una vida útil más larga que otros alimentos más perecederos y son menos sensibles a los cambios de temperatura (gracias sobre todo a que son alimentos que suelen contener conservantes).

Aunque los lácteos como la leche es preferible meterlos en la zona media de la nevera, la mantequilla o los quesos blandos pueden ir en la puerta. Como ocurre con las zonas centrales de la nevera, la mayoría también tienen en su puerta estantes ajustables que nos permiten personalizar el espacio según nuestras necesidades.