El Atlético obtiene ante el Rayo más de lo que merece
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PESTAÑA j20-atletico-rayo-liga23/24 Crónica 4 Regresa el frío a las noches capitalinas y, por muy bravo que sea, el Metropolitano se resiente. Las demasiadas butacas vacías demuestran que acudir a un partido de Liga a las nueve de la noche de un miércoles invernal es un acto de amor heroico. Envuelve una cierta desgana a este Atlético de Madrid-Rayo Vallecano ; es más, Diego Pablo Simeone la engorda con su propuesta futbolística repleta de suplentes y novatos. La inminencia del derbi del domingo en el Bernabéu despierta inquietudes en el argentino, que guarda bajo llave a a joyas como Antoine Griezmann, Samuel Lino o el capitán Koke. Bajo el ambiente helado, en todos los sentidos de la definición, es el momento para volver a brillar de Rodrigo Riquelme, Marcos Llorente o Ángel Correa –en su partido 400 de rojiblanco– en un día en el que la victoria atlética se prevé sencilla. Atlético de Madrid 2-1 Rayo Vallecano Jornada 20 de LaLiga Atlético de Madrid: Oblak; Llorente (De Paul, min.58), Witsel, Hermoso, Reinildo, Riquelme (Lino, min.58); Barrios, Vermeeren (Molina, min.46), Saúl (Koke, min.69); Correa (Griezmann, min.58) y Memphis. Rayo Vallecano: Dimitrievski; Ratiu (Balliu, min.64), Lejeune, Aridane, Espino; Isi Palazón (De Frutos, min.76), Kike Pérez (Crespo, min.64), Valentín, Chavarría; Álvaro García (Trejo, min.76) y Camello (Falcao, min.83). Goles: 1-0, min.35: Reinildo. 1-1, min.42: Álvaro García. 2-1, min.90: Memphis. Árbitro: Soto Grado (C.Riojano). Amonestó con tarjeta amarilla a Kike Pérez (min.38), Isi Palazón (min.60) y Chavarría (min.90+3) en el Rayo Vallecano. Sin embargo, a diferencia del reciente encuentro en este mismo lugar ante el Valencia donde predominó la valentía local, el Atlético es un equipo apático en el inicio; un grupo de hombres que esperan que el triunfo caiga por inercia y que, por supuesto, no tardan mucho en saber que están equivocados. Es el Rayo quien se toma el encuentro en serio, quien domina la pelota gracias al buen criterio de Óscar Valentín e Isi Palazón , quien trata de dar algo de alegría a un partido de fútbol tedioso. Frente a la pereza general en el once de los de rojo y blanco son Riquelme, mediante su capacidad innata para el desborde, y Pablo Barrios , con su cada vez más notable clase, tal vez digna de marcar una época en el Atlético, los únicos que evidencian unas ganas locas de agradar al personal. Es más, de un reverso de excelsa belleza de este último sobre Kike Pérez, y un posterior pase al hueco a Correa, nace la primera acción relevante del encuentro, pero el delantero rosarino, tras sortear a Dimitrievski, se topa con el arrojo de Lejeune en boca de gol. Los minutos pasan, el hastío crece y aquellos tres puntos que parecían irrebatibles comienzan a estar en peligro. No obstante, pasada la media hora de juego, el Atlético recibe un premio divino. En una falta lateral maravillosamente lanzada por el persuasivo Riquelme, Reinildo se eleva poderoso, saca un metro en el salto a Pérez y Lejeune en el segundo palo y, de cabeza, envía el balón al fondo de la red rayista. Celebra con pasión el mozambiqueño: no es para menos, es su primer gol con el club madrileño. Respira el Atlético ante una simpática circunstancia bastante más azarosa que meritoria, pero parece no aprender de su fortuna y, claro, el Rayo se monta en su chepa, lo ningunea incluso, y empata el partido con un bonito gol de Álvaro García en la antesala al descanso. El disparo cruzado, culmen de una precisa jugada trenzada entre Isi y Chavarría, es digno de pertenecer a un museo. Abandona el verde el tímido debutante Vermeeren a la vuelta del vestuario (entra Molina, Llorente pasa al medio) y, por alguna razón desconocida, Simeone decide seguir confiando en Saúl , que ha empeorado cada jugada en la que ha participado (de hecho, es silbado por el grueso del estadio cuando Koke le da el relevo a 20 minutos del fin). Apenas ha pasado una hora de partido y, pese a que ya están sobre el césped Griezmann , De Paul y Lino , el Atlético no da señales de vida. No incomoda a la alta línea defensiva de los de Francisco, no propone nada más allá que pases estériles en su propio campo, no encuentra el camino de herir a un Rayo que, además, pisa con peligro y asiduidad el área de Oblak –de nuevo el goleador Álvaro García falla lo imposible en el mano a mano ante el meta esloveno–. En este oscuro panorama, de nuevo encontrando un oasis en medio del desierto, es la creatividad de Barrios la que altera la planicie. El canterano se inventa un pase quirúrgico, desequilibra la ceñida defensa visitante y deja solo a Depay, que no falla ante Dimitrievski. Sin embargo, el VAR lo anula debido a un ajustado, e irrisorio, fuera de juego. El reloj aprieta y, cuando la desesperación protagoniza el fútbol rojiblanco, esta vez sí, Memphis remata un centro de Griezmann y, con la inestimable ayuda del portero macedonio del Rayo, en el tiempo extra, el neerlandés confirma la victoria local ; un triunfo que en ningún momento mereció.