Crítica de "Pobres criaturas": libre, salvaje y con 11 nominaciones al Oscar ★★★★★

Dirección: Yorgos Lanthimos. Guion: Tony McNamara, según la novela de Alasdair Gray. Intérpretes: Emma Stone, Mark Ruffalo, Willem Dafoe, Ramy Youssef. Irlanda-Gran Bretaña-USA, 2023, 141 min. Género: Comedia fantástica.

¿Qué habría ocurrido si los jóvenes cachorros de “Canino” hubieran escapado de ese patriarcado despótico en el que crecieron, en el que las normas del lenguaje invertían las relaciones entre significados y significantes, entre las palabras y las cosas? No es casual que el primer tercio de “Pobres criaturas” sea una versión frankensteniana de “Canino”, pero ahora la víctima de ese patriarcado tendrá la oportunidad de salir al mundo. Es, también, el propio Yorgos Lanthimos el que se permite salir de su propio mundo, de los tropos autorales del primer tramo de su carrera, tan deudores del teatro de Ionesco como del cine de Haneke y Bresson, para explorar, de las manos de su heroína, la burbujeante Bella Baxter, y de su inconmensurable actriz, una Emma Stone más cómplice co-creadora que simple colaboradora, un espacio de libertad.

Si en ese arranque la película parece un recital de excesos visuales es porque está contando la formación de una subjetividad que tartamudea. Tal vez sea la primera vez que podamos ver el mundo a través de los ojos de una mujer suicida a quien se le ha trasplantado el cerebro de su bebé para volver a la vida, y su percepción, barroca y delirante, se corresponde con el insólito trabajo de Stone con la voz y el cuerpo. Liberada de sus cadenas, el filme se sumerge en la exuberancia de una dirección artística que, con Terry Gilliam al fondo de sus sueños, reinventa la época victoriana, la engrandece y la hace contemporánea, a medida que la conciencia de Bella Baxter abre los ojos ante su propio placer, ante las injusticias sociales y ante una masculinidad tóxica que abofetea con humor. Puede que “Pobres criaturas” eche mano de la agenda feminista al uso –sería interesante analizarla a la luz de “Barbie”- pero su generosidad creativa está muy por encima de cualquier mensaje.

Lo mejor: la comunión perfecta entre Stone y Lanthimos, y la felicidad creativa que emana de cada una de sus decisiones estéticas y narrativas.

Lo peor: que su feroz feminismo le haga parecer oportunista.