El milagro de Alcaraz no vale contra Zverev en el Open de Australia
Cuando en unos cuartos de final de Grand Slam entre dos jugadores de la clase alta del circuito uno se siente extrañamente mal y el otro toca la pelota como los ángeles, la balanza se desequilibra descaradamente. Siempre hay la opción de que uno reaccione desde atrás, que se suelte una vez se vea perdido, y al que había dominado con tranquilidad le entren las dudas. Forma parte del guion de este tipo de encuentros. Hubo algo de ello, 'in extremis', pero acabó sirviendo únicamente para retrasar el desenlace.