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Январь
2024

Txapote y Amaia callan ante el tribunal que les juzga por el asesinato del concejal del PP Manuel Zamarreño

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Abc.es 
Los etarras Javier García Gaztelu, alias 'Txapote', e Irantzu Gallastegi, conocida como 'Amaia' han optado por callar este miércoles ante el tribunal de la Audiencia Nacional que les juzga por el asesinato con bomba del concejal del PP en Rentería Manuel Zamarreño en el año 1998. En euskera y con actitud de estar de paso, ambos han zanjado turno en la sala de vistas con la frase «no voy a participar», tal y como la ha traducido la intérprete. «No voy a defenderme», añadiría él en su breve intervención, antes de acomodarse junto a ella, hombro con hombro en la bancada de los acusados. Además de un largo historial en ETA, que incluye su adhesión al comando Donosti y entre otras condenas, la impuesta por el secuestro y asesinato del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, tienen en común dos hijos. En el juicio que ha arrancado este miércoles, afrontan delitos que suman 120 años de prisión. Ya están cumpliendo penas acumuladas en un saldo de tres décadas . Igualmente breve, pero más ilustrativa ha sido la exposición del ertzaina que en la mañana de aquel 25 de junio acompañaba a Zamarreño camino de su coche cuando el edil decidió parar para comprar el pan, justo antes de que los dos kilos de amosal cargados en una mochila que pendía de un ciclomotor fuese detonada mediante un control remoto a su paso. Noticia Relacionada estandar Si 'Amaia', asesina múltiple y símbolo, junto a su pareja 'Txapote', de los etarras que jamás se han arrepentido Pablo Muñoz Está condenada por varios crímenes, entre ellos los de los concejales del PP Miguel Ángel Blanco y José Ignacio Iruretagoyena «Él estaba cruzando a la acera de en frente, a donde estaba el Kiosko, y siguió avanzando hacia la panadería. Le seguí hasta allí. Miré en la panadería, había una chica joven y una niña, recuerdo. Dejé que comprara el pan y le esperé en una plazoleta. Compró pan y cuando salió, le dejé que me rebasara. Yo iba cuatro o cinco metros tras él. No avanzamos ni unos metros, cuando llegamos al portal de esa calle, cuando se produjo la explosión. Yo iba detrás», ha relatado a preguntas de la Fiscalía. El agente, que necesitó más de un año de tratamientos médicos y aún presenta secuelas, se ha referido también a su padecimiento. La explosión le dejó ciego e inconsciente, le había roto los tímpanos y tenía lesiones por todo el cuerpo por la metralla. «Me apoyé en un coche y no me veía. Me palpaba y me faltaban trozos de musculatura en el pecho. Notaba como me caía la sangre por todo el cuerpo. estoy operado del ojo, reconstruida la oreja.. pero bueno». A lo largo de la sesión han comparecido diversos agentes que acudieron al lugar tras la explosión. Incluido el policía que hubo de seguir el rastro del ataque, aunque conforme ha detallado, desde el primer momento la tesis era una bomba de ETA «con una carga de dos o tres kilos que podían ser de amosal» en la mochila que pendía de aquel ciclomotor Peugeot. Luego se sabría que la moto había sido comprada por una mujer que utilizo para ello «un DNI que había sido sustraído». Las sesiones se reanudan este jueves.