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Январь
2024

Una recreación digital de la Catedral permitirá mejorar su conservación

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Abc.es 
La Catedral de Santiago guarda en su interior 60.000 metros cúbicos de aire que, día a día, hacen mella en sus policromías, sus esculturas, sus piezas ornamentales y en todos y cada uno de los elementos de su estructura. No se trata de una cuestión ni mucho menos novedosa –cualquiera que viva en la Comunidad sabe los efectos que su clima tiene en los edificios, especialmente en zonas tan lluviosas como la capital–, pero ahora, gracias a un gemelo digital del edificio desarrollado por un equipo de la Universidad compostelana, s e podrá prevenir el impacto de las corrientes y de la humedad en el que es uno de los bienes patrimoniales de mayor relevancia no solo de Galicia, sino de de toda España, optimizando su conservación. Tal y como explicó uno de los investigadores del proyecto, Alberto Otero Cacho, en la presentación de resultados el pasado viernes, uno de los objetivos principales de este proyecto era la definición de «estrategias de ventilación que favorezcan la correcta conservación del monumento» con un modelo de vocación «claramente predictiva»: «Queremos anticiparnos a determinadas situaciones, tanto atmosféricas como de colocación interna de elementos en la Catedral –como, por ejemplo, pantallas o lonas, que también interfieren en los flujos de aire dentro del edificio–, que nos permitan evaluar variables como la humedad, la temperatura y las corrientes» y, en base a los datos, tomar «acciones preventivas, sin que estos aires húmedos afecten al patrimonio» . Se trata de una cuestión que gana especial importancia en Galicia, una región con «una fachada atlántica muy extensa a la que llegan numerosas borrascas», por la que además entra el río atmosférico que cruza el océano y en la que hay una gran incidencia de vientos de componente sur/suroeste, ambos fenómenos con altos porcentajes de humedad que acaba afectando a los edificios. «Casi dogmas» En el caso del patrimonio compostelano, la persona que diagnosticó el problema fue Daniel Lorenzo, el director de la Fundación de la Catedral, quien explicó que la primera vez que se tuvo constancia «de todo lo que suponía la cuestión ambiental fue en la rehabilitación del Pórtico de la Gloria». En los trabajos, indicó, se siguieron ciertos criterios –«casi dogmas»– comunes a la restauración de inmuebles de estas características, como la instalación de «un sistema de rejilla permanentemente abierto en todos los ventanales». Al mes y medio, con la llegada del primer viento del sur cargado de humedad, la condensación se adueñó de la estancia, evidenciando la necesidad de replantearse este tipo de procedimientos. Y es que es precisamente el control adecuado de la apertura de ventanas, puertas y demás elementos el que permite la conservación de las policromías y los elementos de la Catedral, evitar la condensación, la aparición de líquenes o el oscurecimiento de la piedra. Ahora, el resultado de dos años de duro trabajo ha visto la luz en un proyecto pionero en el país, tal y como explicó el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, también presente en el acto celebrado el pasado viernes. De hecho, bromeó con que, a la larga, «saldrá barato», optimizando la conservación del patrimonio, cuyos últimos trabajos de rehabilitación, recordó, llevaron 15 años. Este gemelo digital –una recreación virtual en tres dimensiones del interior de la Catedral de Santiago de Compostela y del más de un millón de elementos que la componen– permite, a través de modelos matemáticos, «reproducir la circulación interna del aire sin necesidad de realizar intervenciones agresivas como la colocación de sensores» , explicó Otero. Todo ello se hace teniendo en cuenta variables como los horarios de apertura de las principales puertas de la Catedral, pero también datos del exterior, «tanto de humedad, como temperatura y velocidad del viento», añadió el investigador, que actualmente extraen de la estación meteorológica que MeteoGalicia tiene en la Facultad de Químicas del Campus de la USC. Para trasladar estos datos, que son perturbados por los edificios que se encuentran alrededor del dispositivo, se emplea un algoritmo, indicó; y para validar su certeza, los resultados de la simulación de corrientes obtenidos se contrastaron con los cerca de diez sensores físicos que ya existen en la Catedral, confirmando que «prácticamente van a la par». Con todo, en el futuro, no se descarta continuar desarrollando esta herramienta colocando en el exterior del edificio sensores que permitan conocer la velocidad real del viento y obtener datos aún más precisos. Precedentes en la pandemia Este proyecto parte de un grupo de investigación que ya tenía experiencia en el estudio de la circulación del aire de cuando, en plena pandemia, se analizó la manera más eficaz de ventilar las aulas en las escuelas. Para ello, tal y como explicó el investigador principal de este proyecto, Jorge Mira, fue necesario geolocalizar «todos y cada uno de los centros» gallegos «en base a la cuadrícula con la que Meteogalicia computa el clima», permitiendo calcular el movimiento del aire en cada aula en función del número de alumnos. Fue un «trabajo aparatoso» del que se sienten «muy orgullosos» y que, de hecho, acabó publicado en una revista de ingeniería civil, como también esperan que se publique el presentado el pasado día 12. Además de Jorge Mira, del Instituto de Materiales de la Universidad de Santiago de Compostela; Alberto Otero Cacho y Alberto Pérez, del Centro de Investigación e Tecnoloxía Matemática de Galicia (CITMAga), también participó en el proyecto el grupo de Luis Hernández Ibáñez del Centro de Innovación Tecnolóxica en Edificación e Enxeñaría Civil de la Universidad de La Coruña UDC. Además, tal y como destacaron en la presentación, no hubiese sido posible sin la colaboración de la Fundación de la Catedral ni la financiación de la Consellería de Educación y Cultura , que apoyaron su desarrollo desde el primer momento para que este trabajo, que se espera que pueda beneficiar a otros edificios históricos en el futuro, viese la luz.