Quiero ya las promesas de Sol
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Olor ahora a tierra mojada, al festival de paraguas quizá conservado en talco. Hay, a ratos, un viento racheado, húmedo, que no nos va sacar de la pertinaz sequía , pero eso ya lo sabíamos. Madrid es eso y mucho, muchísimo más, aunque las cuatro esquinas cotidianas nos hayan llevado a un mal entendimiento de lo que llaman la zona de confort. Irán, quizá, tomando una tonalidad verde los jardines, se abrirán los almendros. En estas alturas primeras del año, la ciudad está triste y no azul, como en la canción de Roberto Carlos. José Antonio se refugia en el Banco, no molesta. Y en los taxis el agua, si jarrea, da un compás de los buenos. La música del... Ver Más