Goteras en el Congreso
El Congreso de los Diputados está cerrado. La Cámara se encuentra en mitad de una renovación tecnológica que estaba fijada desde hace meses para el primer mes del año. Treinta días en los que siempre ha permanecido sin plenos. Pero los tiempos cambian, y los plazos políticos acumulan ya varias fechas inusuales.
En primer lugar, las elecciones fueron convocadas por sorpresa, tras la debacle de la izquierda el 28-M. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, las adelantó al 23 de julio, en pleno periodo veraniego. Las Cortes se constituyeron a mitad de agosto, el día 17. Y la primera de las sesiones de investidura no se celebró hasta finales de septiembre. El intento del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, resultó fallido, y no fue hasta la tercera semana de noviembre cuando se consumó la investidura de Sánchez, gracias al sí de Junts a cambio de una Ley de Amnistía para todos los encausados por el procès.
Pero la aritmética parlamentaria es más compleja en esta legislatura, y la necesidad de avanzar en la tramitación del ‘olvido’ penal llevó a la presidenta del Congreso, la socialista Francina Armengol, a convertir el mes de enero en hábil, a pesar de que el Hemiciclo ya tenía establecidas esas tareas de mejora. Lo cual ha llevado a que los plenos para la votación de enmiendas sobre la amnistía y los tres primeros decretos leyes impulsados por el Ejecutivo hayan tenido que celebrarse en el Senado.
Mientras, las obras en el Hemiciclo avanzan. Se instalarán pantallas táctiles en cada escaño para sustituir a los botones que ahora tenían que pulsar los diputados para votar.
Pero más allá de esa tecnologización de la Cámara, se están ejerciendo labores de reparación. Una tarea hasta ahora desconocida y que consiste en resolver algunos escapes de agua que ha habido en el Hemiciclo. Es decir, hay goteras en el Congreso.
Estarán arregladas para finales de mes. Fuentes de la presidencia explican que, salvo contratiempos, la idea es que a principios de febrero la actividad parlamentaria vuelva al Congreso, abandonando la Cámara Alta, donde los diputados han tenido que votar de manera telemática porque hay menos escaños que en el Hemiciclo.