Sin homicidios hace ocho años, Dota es un remanso de tranquilidad en San José
Desde mayo del 2015, el cantón de Dota no registra homicidios. A pesar de ser el cuarto cantón más extenso de San José, con 400 kilómetros cuadrados, su población es modesta y alcanza apenas 7.251 habitantes, la mayoría se dedica a la agricultura, especialmente cultivos de café, aguacate y manzanas.
En el parque de Santa María, la cabecera y punto más poblado del cantón, vecinos como Carlos Rodríguez y su esposa Giselle Romero, destacan la seguridad que se vive en el lugar.
Según ellos, la comunidad funciona como una gran familia y permite que las personas transiten por las calles en cualquier momento del día o la noche sin temor a asaltos, gracias al conocimiento mutuo y el apoyo entre los residentes.
Aunque existen algunos bares con mayor actividad los fines de semana, la ausencia de barrios marginales y grupos organizados para la venta de drogas es notable.
Incidentes como balaceras o asesinatos con armas de fuego o blancas son prácticamente desconocidos para la población, que ha experimentado homicidios en solo dos de los últimos 23 años: un caso fue en el 2014 y dos en el 2015, uno de ellos múltiple cuando un nicaragüense mató a cuatro compatriotas suyos de una misma familia.
Valores profundos
Guillermo Brizuela, residente de Dota durante 58 años de su vida, coincide en que el lugar es sumamente tranquilo y espera que continúe siendo así.
Enrique Rodríguez Prado, de 34 años y vecino del distrito de Copey, resalta la importancia de los valores y aboga por cuidar la niñez y la juventud a través de actividades culturales y deportivas.
Luis Antonio Rojas, candidato a la Alcaldía, enfatiza que en Dota las familias se conocen íntimamente, algo que fomenta la solidaridad y el cuidado mutuo. Su compañera de fórmula, María Elena Brenes, destaca la importancia de los valores transmitidos en los hogares, como la honestidad, el trabajo y la solidaridad, como pilares fundamentales para la seguridad y otros logros heredados de generación en generación.
“Nos engrandecemos al decirle a Costa Rica que somos de los pocos cantones que se desvían del patrón delictivo común que aflige a tantos otros”, dijo Brenes.
Enlace de Policía y vecinos
Varios factores se combinan para explicar el éxito en la baja criminalidad, según los oficiales Greimer Romero y Gustavo Mora, quienes están a cargo de la Fuerza Pública en la localidad.
A través del programa Sembremos Seguridad se establece una coordinación efectiva con el comercio, las asociaciones de desarrollo, comités de deportes, el sector turismo y los vecinos, así como con diversas instituciones estatales.
Desde noviembre hasta enero solo se han registrado seis delitos contra la propiedad, tres en el distrito de Jardín, uno en Santa María y dos en Copey.
Estos incluyen hurtos en fincas de aguacates y el robo de disyuntores (o breakers) en los medidores de electricidad. Según Romero, hasta el momento no se ha identificado ninguna banda criminal operando en la zona, y los vendedores esporádicos de drogas son erradicados en colaboración con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Cada vez que se detectan movimientos sospechosos en alguna vivienda relacionados con la venta de drogas, se coordina un allanamiento. En los últimos tres años, estas operaciones han permitido retirar de circulación a unas seis personas dedicadas a ese ilícito.
El último caso involucró a un individuo con tobillera electrónica que hizo varios hurtos y logró evadir a la policía escapando por los ríos. Sin embargo, los vecinos lo vieron abordando un autobús hacia San José y alertaron a la policía, que intervino la unidad de transporte público y dejó al sujeto a disposición de la Fiscalía. Otro individuo fue detenido hace poco con 100 piedras de crack y también quedó ante la autoridad judicial.
La fuerza policial en Dota consta de 25 oficiales, distribuidos en cuatro equipos de trabajo. Además de realizar patrullajes estratégicos en los tres distritos, algunos con zonas muy distantes, llevan a cabo labores preventivas en colaboración con cámaras, instituciones bancarias, escuelas y colegios.
Los grupos de WhatsApp facilitan la comunicación directa con los vecinos, muchos de los cuales han sido capacitados en seguridad comunitaria para alertar sobre actividades sospechosas, según dijo el oficial Mora.
Aunque no hay cámaras de seguridad instaladas, está en proceso un proyecto para colocar algunas en los parques, zonas comerciales y cerca de entidades bancarias.