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Январь
2024

‘Panxo’ (Zoo), sobre el adiós del grupo: “No nos ha faltado el tobogán, hemos conseguido mucho más de lo que nosotros habríamos imaginado”

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A muchos seguidores de Zoo los Reyes de Oriente les trajeron carbón, pero el día después. El grupo de la Safor decía literalmente “Adiós”. Después de 10 años del proyecto sobre los escenarios, su carismático líder Toni Sànchez Panxo se despedía del ‘monito’, la mascota e insignia del grupo, en un vídeo donde se le ha visto volver al bosque. Ha sido una semana de anunciar al público lo que ya era una decisión privada de sus miembros, con entrevistas y el lanzamiento de su última canción, Epíleg -Epílogo-, en la que resumen en cuatro minutos su trayectoria.

El poeta decía que “una canción no es canción hasta que no la canta el pueblo”, y esto lo ha conseguido Zoo no solo en sus conciertos, sino en las charangas de las fiestas de muchos pueblos, pabellones, estadios y allá donde se quiere hacer fiesta o lanzar un mensaje. La gente canta Zoo más allá de Zoo. Hagamos un repaso de los principales éxitos de sus tres discos (Tempestes vénen del sud –Tempestades vienen del Sur–, Raval -Arrabal– i Llepolies -Golosinas) mientras Panxo nos habla con una sensación de tristeza y de quien se alivia de un gran peso.

Zoo cuelga las hoces de la revuelta. ¿El ‘monito’ ha sido feliz, como decía el grafiti?

Yo creo que sí. Es la frase perfecta para sintetizar estos diez años, es con lo que nos tenemos que quedar. El monito ha sido feliz y yo he sido feliz.

Habéis triunfado cantando en valenciano desde aquí hasta Japón, habéis llenado el Palau Sant Jordi en Barcelona y el Wizink Center en Madrid, os vais cuando estáis en lo más alto… ¿Os ha faltado algún tobogán?

La verdad que no, no nos ha faltado el tobogán, hemos conseguido mucho más de lo que nosotros mismos habríamos imaginado cuando empezamos esta aventura. El tobogán quizás ha sido el último disco y la explosión final. Nos lo hicimos nosotros mismos, nos hemos lanzado hacia abajo y lo hemos disfrutado mucho.

Sobrevivisteis al incendio y le hicisteis frente al gigante. ¿A qué no ha podido sobrevivir Zoo?

Zoo no ha sobrevivido, pero ha ‘supervivido’, hemos vivido muy bien. Precisamente lo que no queríamos era esto, sobrevivir, pero con el concepto de arrastrarse, de que todo el tiempo que durara la maquinaria en marcha se hiciera súper, a tope, y lo hemos conseguido, pero veíamos que artísticamente ya no íbamos a crecer. Yo no entiendo casos como los Rolling Stones o U2, son gente que ya tiene edad para comprarse una caña de pescar. No entiendo por qué con estas edades y con el bolsillo muy lleno se tienen que dar esas palizas. Yo creo que hay que saber parar y saber dejar el proyecto en lo más alto.

Se va Xavi Sarrià, se detiene El Diluvi, ahora Zoo… Se cierra un ciclo musical en valenciano, pero esto continúa. Para los que vienen, ¿podéis haber sido como la maestra?

Bien, yo creo que un poco sí. Todos nos nutrimos de los que han estado antes. Nosotros creo que hemos podido ser y seremos un espejo en muchas cosas, como lo fueron para nosotros Obrint Pas, Xavi Sarrià, Orxata Sound System o la Gossa Sorda… unos maestros de la música en valenciano.

Empezabais en 2014 cuando se divisaba una nueva era política, y os marcháis en 2024, meses después de cerrarse. ¿Después del verano viene el invierno o la calle de la amargura?

Todo hace pensar que puede venir una calle de la amargura. Ha vuelto la gente que estaba siempre, pero ahora están más desenfrenados y más desvergonzados. Ahora con un conseller de Cultura torero me vienen a la mente más canciones, pero... Las cosas cambian y el País Valenciano ha cambiado en los últimos años. Pero tenemos una base social que nos hace pensar que todo puede cambiarse, esperamos que la calle de la amargura sea un callejón y que acabe en una gran alameda florecida.

Habéis puesto los ventiladores que salpicaban mierda ‘pa’ todos y habéis repartido golosinas, habéis hecho mestizaje musical y generacional. ¿De esto iba Zoo u os lo habéis encontrado?

Pues, las canciones han ido surgiendo, con honestidad y pasión por el oficio. Nos hemos sentido muy bien y las canciones han llegado a muchos, de aquí y de allá, y a gente de todos los gustos que quizás no nos lo pensábamos al principio.

El activismo ha sido un principio innegociable, uno de los referentes es el cuento musicado I malgrat tot Palestina (Y a pesar de todo Palestina). ¿Cómo lo estáis viviendo en estos momentos tan duros?

Estamos viviéndolo con bastante intensidad. Estuvimos allí en 2018 como grupo actuando y fue un viaje que nos marcó mucho. La idea fue de Marcos, y ahora se ha materializado el cuento coincidiendo con este momento tan chungo que están viviendo allá. Esperemos haber aportado nuestro granito de arena, pero aquí quien tiene que intervenir es la comunidad internacional.

El final se anuncia con 10 conciertos dispersos territorialmente. Por qué un 'correfoc' por toda España?

Hemos querido hacer pocas fechas y por todo el territorio, repartiendo. Mucha gente se ha sentido decepcionada porque hayamos hecho eso. Pero en los últimos cuatro años hemos estado haciendo 70, 60 y 50 actuaciones por año. Ha sido mucho tiempo, la gente ha tenido tiempo y ya no tenemos fuerza. Pero sobre todo queríamos acabar en Gandía, que nos pudiesen ver nuestros padres, y la misma noche a dormir en casa.

¿La canción póstuma se ha cantado muy pronto, o ya se estaba pensando en el final?

Se ha cantado cuando tocaba, algunos pensarán que pronto, nosotros no tanto. Estas decisiones no se toman de un día para el otro, ya llevamos tiempo. Fuimos pensando cómo estábamos, en cómo nos iba, y cuando lo piensas tanto es porque se tiene que dar el paso.

Con el ‘monito’ otra vez en el bosque, vosotros continuaréis adelante, pero... ¿en el mundo de la música o en el arrabal?

Cada cual tiene su proyecto vital. El mundo de la música es muy amplio. Hay gente del grupo que toca en charangas por las fiestas del pueblo, otros son profesores de música… Zoo nos pilló a todos ya con la treintena, algunos han tenido familia... Yo de momento descansaré de la escena y disfrutaré de los míos y de la vida.