De la condena social a la persecución judicial

En el mismo día en el que la Fiscalía de la Audiencia Nacional abre una investigación por el apaleamiento de una piñata con el rostro de Pedro Sánchez durante la pasada Nochevieja, el juzgado número 3 de Castellón ha absuelto a una asociación feminista por unas pintadas en las que se retrataba a Santiago Abascal con un punto rojo en la frente que simulaba un disparo. Ambos acontecimientos son reprobables desde un punto de vista social y esta violencia simbólica degrada nuestra conversación pública y nuestra calidad democrática. Sin embargo, el Partido Socialista demuestra un doble rasero evidente al intentar capitalizar la cuestión de la piñata. Que un partido del Gobierno se presente como un grupo vulnerable o perseguido resulta, incluso, sonrojante. La protección de la libertad de expresión nos expone, en muchas ocasiones, a situaciones dignas de reprobación social, pero la sobrerreacción sesgada del PSOE sólo resta credibilidad a quien la protagoniza. No todo lo censurable es delito.