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Январь
2024

La caída de los costes de las empresas permite subidas de salarios sin riesgo de un repunte de la inflación

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Los "efectos de segunda ronda" en esta crisis de inflación están quedando descartados en España. El riesgo de que las subidas de salarios retroalimentaran las subidas de precios, prologando elevadas tasas de inflación por mucho más tiempo, se diluye en todos los análisis recientes. El último, de Caxiabank Research, asegura que la caída o moderación de los costes no laborales (costes intermedios) de las empresas permite subidas de salarios sin riesgo de un repunte de la inflación.

La "recuperación del poder adquisitivo de los sueldos [de los trabajadores]" en 2024 es compatible "con la convergencia de la inflación hacia el objetivo del 2%", principalmente por el abaratamiento de la energía y de otras materias primas, según concluyen Oriol Carreras y Zoel Martín, expertos del servicios de estudios del banco.

"De cara al 2024, prevemos una evolución modesta de los costes intermedios [energía y el resto de gastos a los que hacen frente las empresas sin tener en cuenta ni la remuneración de los trabajadores ni los impuestos]", explican los dos analistas de Caixabank Research.

"En los tres primeros trimestres de 2023, los precios de los costes intermedios crecieron un 1,1% respecto a los tres primeros trimestres del 2022, muy por debajo del crecimiento del 20,3% anual del 2022, y la reciente moderación del precio de la energía no hace prever un cambio de tendencia", continúan.

"Así, en 2024, todo apunta a que los costes intermedios seguirán creciendo por debajo del 2%, lo que debería hacer compatible una gradual recuperación del poder adquisitivo de los salarios con la convergencia de la inflación hacia el objetivo del 2%", inciden. Según el dato adelantado por el INE, el IPC se estancó en el 3,1% en diciembre, respecto al mismo mes del año anterior. La inflación media del año pasado fue del 3,5%. En 2022, fue del 8,4%. En 2021, del 3,1%. Las previsiones apuntan a que se mantendrá en el 3,5% en 2024, y a que se normalizará por fin en 2025.

La conclusión de Caixabank Research aleja los fantasmas de los efectos de segunda ronda que los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Central Europeo (BCE), y otras instituciones públicas y privadas agitaron desde 2022 para desincentivar los aumentos de sueldo en nuestro país.

Los salarios solo empezaron a recuperar parte de la capacidad de compra perdida desde mediados de 2021 (cuando empezaron a dispararse los precios energéticos) en 2023. Mientras, el mismo año pasado y también en 2022, los beneficios de las empresas crecieron mucho más en promedio, sobre todo en sectores como el de la energía o el de la banca, debido a que trasladaron la mayor parte del encarecimiento de los costes intermedios a los precios de venta, mejorando sus márgenes de ganancias.

En su estudio, Oriol Carreras y Zoel Martín utilizan una medida de los precios alternativa al IPC (índice de Precios de Consumo) que calcula el INE: el deflactor de la producción nacional, según los datos de la Contabilidad Nacional y la Agencia Tributaria. Aunque es un indicador diferente, su evolución es similar a la de la inflación, con la ventaja de que permite descomponer "el precio final de los bienes y servicios que consumimos como resultado de la suma del precio de los consumos intermedios necesarios para su producción, la remuneración del trabajo, los impuestos y el beneficio empresarial (también llamado excedente bruto de explotación, EBE)", según se observa en el gráfico.

"La suma de costes intermedios, remuneración del trabajo, impuestos y EBE es lo que denominamos la producción nacional [que no es exactamente lo mismo que el PIB, pero también sirve para medir la actividad económica]", recalcan los expertos de Caixabank Research.

"Tal y como vemos en el gráfico, gran parte del aumento de precios en el 2021 y el 2022 vino dado por un sustancial aumento de la contribución de los costes intermedios, muy relacionado con el fuerte encarecimiento de la energía. Sin embargo, la acusada moderación del precio de los consumos intermedios en el 2023 ha permitido compatibilizar un menor crecimiento de los precios junto con un mayor crecimiento de salarios y beneficios empresariales", señalan Oriol Carreras y Zoel Martín.

Según su análisis, en 2021 y en 2022, los costes no laborales (la energía principalmente) explicaron la mayor parte de las subidas de precios. En cambio, en 2023 estos costes intermedios restaron a la inflación, y fueron los beneficios de las empresas los mayores responsables del aumento de los precios. La estimación para 2024 es que sean los salarios los que cojan el relevo, sin riesgo de un repunte de la inflación.

"El peso de los consumos intermedios en los precios finales fue del 49% en promedio del periodo entre 2014 y 2019", observan los expertos de Caixabank Research. Recientemente, la Comisión Europea apuntó a que los beneficios de las empresas explicarán el 60% de la inflación entre 2023 y 2025 en nuestro país, que estima del 10% en un periodo de 3 años.

“Comprender las fuerzas impulsoras de la inflación es importante para evaluar su probable persistencia”, justifica la Comisión Europea en el arranque de su análisis. “Los precios de la energía y los cuellos de botella en el comercio mundial [por la salida de la pandemia] fueron la raíz del reciente aumento de la inflación. Sin embargo, la importancia de los factores internos se ha incrementado considerablemente en toda la UE”, indicó la institución.

Para el conjunto de la UE, los economistas de la Comisión Europea señalan que los beneficios de las empresas han aumentado “con fuerza en 2022 y 2023 por la rápida transmisión del mayor coste de los insumos [los bienes y servicios que necesitan para producir sus productos finales] a los precios de venta”. Por otro lado, estos expertos admiten que en estos dos últimos años “el ajuste de los salarios ha sido más lento”.

A partir de este año, “los trabajadores se están poniendo al día” tras el mordisco de las subidas de precios a sus ingresos desde 2021, según describió la propia presidenta del BCE, Christine Lagarde. Incluso Lagarde recalcó que las empresas deberían asumir las subidas de salarios, porque tienen capacidad para hacerlo.

“Si las empresas absorben el aumento de los salarios en sus márgenes [la capacidad de obtener beneficios tras descontar los costes, incluidos los laborales, de sus ingresos], los sueldos reales [descontando la inflación] recuperarán parte de sus pérdidas pasadas sin que la subida se traslade completamente a la inflación”, expuso la presidenta de la institución que dirige la política monetaria de la eurozona.

Estas conclusiones vuelven a poner en cuestión las agresivas subidas de los tipos de interés del BCE para luchar contra la inflación y justifican los incrementos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), de las pensiones y el resto de medidas para aliviar el daño de la inflación que ha desplegado el Gobierno de coalición desde 2021, sobre todo las dirigidas a los más vulnerables.