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Январь
2024

La imposible batalla contra los pellets a pie de playa: «Ayer quedó limpia y hoy ya está llena»

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Abc.es 

Luis se enteró a través de la cuenta en Instagram de una 'influencer' de que una lluvia de pellets, unos gránulos de microplásticos que la industria utiliza para fabricar productos de plástico, empezaba a salpicar las playas gallegas tras el vertido de un mercante en aguas portuguesas . Y este joven de A Estrada (Pontevedra) de 23 años, como otros cientos de jóvenes y no tan jóvenes gallegos, acabó el domingo con los pies en la arena recogiendo pellets armado con tamiz, cubo y escoba. «Lo hice por un sentimiento de sentimiento de solidaridad y porque la playa es de todos», ha explicado este lunes Luis a ABC después de haberse pasado el domingo casi en entero trabajando como voluntario en la playa Area Maior de Muros (La Coruña). «Al menos, los pocos que yo pueda recoger ya estarán en un cubo y no en la playa» , añadía el joven. MÁS INFORMACIÓN estandar No Gobierno y oposición gallega agitan el fantasma del Prestige para sacar rédito electoral del vertido de pellets Pablo Pazos Luis y un amigo acabaron en esa playa coruñesa porque después de haber visto en las redes sociales el vídeo de aquella 'influencer' se pusieron en contacto con la asociación ecologista Noia Limpa. Así llegaron a los grupos de Whatsapp y Telegram a través de los que los voluntarios se organizan para repartirse por las playas afectadas. En la playa de Area Maior, a la que fueron Luis y su amigo, se dieron cita unos 70 jóvenes con sus cubos, escobas y coladores. El ritual se repetía en decenas de playas del litoral gallego. Menos gente que el domingo Este lunes, día laboral y lluvioso, la afluencia de voluntarios ha sido mucho menor. Bajo la lluvia y descalzo, Santiago, un joven graduado en Educación Física, era el único sobre la arena de la playa de Coira de Porto do Son (La Coruña). Era su tercer día consecutivo colando la arena de la playa de su pueblo con un tamiz en el que aún resistía pegada la etiqueta de los 14,95 euros que el joven había pagado por ella. Cerca de allí, en la playa de Queiruga, del mismo municipio coruñés, siete trabajadores de la empresa Ardentia Marine intentaban peinar el extenso arenal con herramientas que poco o nada se diferenciaban de las que empleaban los voluntarios: coladores, escobas y recogedores, básicamente. Si acaso, como punto distintivo, uno de ellos de estos trabajadores en vez de un tamiz usaba un cesto de freidora con la misa finalidad. En una treintena de playas más, según ha explicado el consejero gallego del Mar, Alfonso Villares, han trabajado también este lunes dos centenares de efectivos de Guardacostas, agentes medioambientales y brigadas de Tragsa, para reforzar los servicios desplegados por cada ayuntamiento. Ya sea entre los voluntarios o los trabajadores contratados, el sentimiento de «frustración» era común. Por muchos pellets que recogieran, la marea volvía a escupir más hacia las playas. «Ayer la dejamos limpia, pero hoy vuelve a estar llena otra vez», lamentaban unos voluntarios a este diario. La Xunta agradeció de nuevo el trabajo de todos los voluntarios, pero volvió a pedirles «calma». «A veces, si somos mucha gente en la playa, se puede hacer más mal que bien», avisó el consejero de la Xunta responsable. No ha sido el caso de este lunes, pues día laboral y con lluvia la afluencia fue escasa, pero podría serlo de cara al fin de semana : los grupos de Whatsapp siguen hirviendo con solicitudes de información. Esos microgránulos de plástico no solo han llegado a Galicia. Asturias ha activado un plan ante las primeras oleadas que bañan las playas asturianas. Y puede que solo sea el principio. La investigadora del CSIC Marinella Farré advierte de que los pellets podrían llegar «a toda la costa del Cantábrico» y ha urgido a retirarlos para evitar «un mayor impacto». «Es una carrera contrarreloj», ha avisado.