Liverpool y el desafío para 2024: no tomar la bajada hasta desbarrancar
La obtención del título lleva a que el plantel se desarme y eso puede llegar a ser el inicio de un tobogán que ya condujo a otras instituciones al abismo
El 2023 será un año inolvidable para Liverpool porque fue el de su primera coronación. Con más de 100 años de historia (fue fundado en 1915) la institución pudo al fin alcanzar el título de campeón uruguayo cerrando un ciclo de gran crecimiento, que comenzó en 2019 con la obtención del Torneo Intermedio para enhebrar 8 consagraciones en 5 años. Conseguido el gran objetivo ahora viene lo más difícil: mantenerse.
José Luis Palma, presidente negriazul, ha mantenido a lo largo de su gestión (iniciada en 2001) una línea muy clara y firme. Luego de haber puesto los cimientos para que el club pudiera comenzar a crecer fue por la gloria con una gran virtud: paciencia. En el medio fue generando futbolistas valiosos (Nicolás De la Cruz es el estandarte) que fue negociando para poder sostener el crecimiento, pero siempre con una consigna: no hipotecar la chance de ir por el Uruguayo.
Los buenos resultados comenzaron a llegar, estuvo muy cerca en la temporada 2020, pero no lo pudo coronar, hasta que en este 2023 sí hubo grito de campeón en Belvedere. La institución recauda, crece, tiene un proyecto para un nuevo estadio y sigue sacando valores juveniles gracias a su infraestructura en La República de Liverpool, su complejo deportivo.
Sin embargo, para el 2024 que se avecina parece que ocurrirá algo que hasta ahora no se había dado: el plantel principal se va a desmantelar. Ya se fueron cuatro futbolistas (Sebastián Britos, Federico Pereira, Alan Medina y Mateo Antoni), el entrenador Jorge Bava y hay varios más en sala de espera. Es lógico, porque Liverpool es ordenado pero también austero y eso lejos de ser una crítica es un elogio, porque consiguió todo lo que consiguió sin hacer locuras como las que hacen Nacional y Peñarol; el negriazul siempre mantuvo los pies sobre la tierra. Pero claro, esa austeridad también tiene su inconveniente: a jugadores que tuvieron grandes rendimientos es muy fácil tentarlos y por eso se avecina un éxodo de Belvedere.
Esto también conlleva un peligro: la caída libre. Esto le ocurrió a otros equipos menores luego de sus consagraciones. Repasemos:
- Bella Vista ganó su título en 1990 y descendió en 1994
- Progreso fue campeón en 1989 y perdió la categoría en 1995
- Rentistas sorprendió al ganar el Apertura 2020 y disputar las finales y bajó en 2022
- Rocha ganó el Apertura en 2005 y se fue a Segunda en 2007
- Central Español sorprendió en 1984 y en 1994 bajó y (al igual que Rocha e incluso Bella Vista hace un par de temporadas) hoy está jugando en la Primera Amateur
Entonces: ¡cuidado! Liverpool debe poner las barbas en remojo, porque hay sobrados ejemplos de que si es difícil llegar hasta la cúspide, más difícil es mantenerse allí. Es cierto que hay matices, como que la institución negriazul parece tener toda una estructura montada como para resistir. No hay dudas de que está mejor preparada que las nombradas en los casos anteriores, pero no debe dejarse descansar. Un muro firme y alto puede demorar hasta una semana en construirse, pero se destruye en menos de 5 minutos.
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