Raúl Ochoa Cuenca: Es un problema de orden público
Releyendo unas ideas escritas días atrás observo que son coincidentes con la casi totalidad de las preocupaciones que el país expresa. La preocupación es una constante sin importar el estamento social, económico o cultural: todos pensamos en lo urgente de encontrar una salida, una vía de escape que nos pueda conducir a la recuperación, aún cerrando los ojos para no incrementar nuestro sufrimiento, al ver los innumerables daños a nuestra amada patria que el llamado socialismo del siglo XXI le ha causado. Como el agua en la mano, esa patria donde nacimos y crecimos se nos escabulló y no queda ni la sombra. Porque lo que hoy podemos ver es un país solo comparado a históricas situaciones como consecuencia de largas guerras en su tiempo y sangrientas por su violencia.
Un inmenso número de compatriotas no creen en la palabra de los representantes de esa ¿Ideología? llamada Socialismo del siglo XXI, grupo que tiene bajo control y de cualquier índole la totalidad del país. Ellos, los de Miraflores y Fuerte Tiuna aseguran, por boca del Dr Jorge Rodriguez, que cumpliran con lo previsto en la Constitución, la misma que utilizan, leen e interpretan a medida de sus intereses, asegurando que se efectuarán las elecciones de ley para elegir presidente y por ende un ejecutivo, durante el último trimestre del año 2024.
El pesimismo es mayoritario en el espíritu de este paciente y sufrido pueblo, quien teme que las elecciones del 2024, su última esperanza para no entrar en un camino sin una precisa dirección, se realicen sin la necesaria transparencia y pulcritud y ante los innumerables, ya no disimulados actos acrobáticos que el país percibe como lo que son, trucos que puedan ser utilizados ante el mundo como excusa para suspender el proceso electoral previsto, el cual de realizarce y respetado el resultado, permitiría que Venezuela se abocase a un proceso de reconstrucción, evitando así que se hiciera presente la real posibilidad del desarrollo de una situación de confrontación violenta, realidad esta conocida con el mortificante nombre de guerra civil.
Pero evidentemente para evitar esto último (la búsqueda de soluciones violentas a una situación de violencia institucional) lo cual nadie puede desear, son imperantes razones para que lo previsto en la Constitución, como son las elecciones del 2024 se efectúen, libres de manipulaciones, ni pasivas ni violentas, transparentes con vigilancia de organismos internacionales y con un ente ductor conformado por personas honorables. Pareciera sobre todo esto último (las personas honorables) difícil de establecer.
Para poder hacer éso, se requieren condiciones democráticas internas en el país y que todo indica que tales condiciones aun no están dadas. Caso contrario ¿ se erigiran algunos componentes de las Fuerzas Armadas Nacionales en adelantar conductas contrarias al ordenamiento jurídico institucional ? ¿ Podrían tener su base en ese principio básico de la humanidad, que es la fuerza mayor y que según el diccionario de la Real Academia de la lengua Española, lo define como la “circunstancia imprevisible e inevitable que altera las condiciones de una obligación”, mencionando como ejemplos, entre otros “los destrozos ocasionados violentamente en tiempo de guerra, robos tumultuosos o alteraciones graves del orden público.
Y concluyo este párrafo, citando el concepto de orden público “Situación de normal funcionamiento de las instituciones públicas y privadas, en la que las personas ejercen pacíficamente sus derechos y libertades”. En Venezuela nada es normal, ni las personas pueden ejercer sus derechos y libertades pacíficamente. El salario mensual hoy 31 de diciembre del año 2023 pagado a los empleados y pensionados de la nación, es de 15,91 dólares y eso es un problema de orden público, cuando es el Estado quien le niega un derecho inalienable a más de 8 millones de venezolanos, como es el derecho humano a la alimentación. Los 260 detenidos y muchos torturados por razones políticas y obviamente sin un proceso judicial, es un problema de orden público. Y el orden público debe ser restablecido.
De no materializarse esta justa pretensión de la mayoría de la población venezolana, como lo es el transparente proceso eleccionario de finales del año 2024 ¿ podría ser válido y ajustado a derecho la irrupción de personas sustituyendo por la fuerza a ese grupo que se ha apoderado de la nación ?
¿ La utilización de la fuerza podría ser interpretada correctamente como único medio capaz de defendernos ante el peligro de muerte protagonizado por otros seres inspirados en principios de una superioridad inexistente ? y que han postrado en situación de quiebre a la República por el malévolo interés de lucrarse de manera ilegal e inmoral, combinado con otro factor de poder real de esa superestructura delincuencial, que llaman gobierno de Venezuela que combina el interés antes mencionado con la pública confesión de la venganza por la muerte de un prisionero acusado de secuestro de personas y que estaba bajo custodia del estado en el año 1976. (1)https://panampost.com/sabrina-martin/2018/06/26/vicepresidenta-socialismo-venganza/
Evidentemente que lo que estoy escribiendo es lo que podría pasar por la mente de muchos venezolanos, que como antes se mencionaba, observan el desmoronamiento de la nación. ¿Se podría justificar ante la población venezolana, así como ante el mundo civilizado una respuesta a esta realidad con una acción de fuerza ?
Para la mayoría de los oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales. quienes por diversas razones aún se visten diariamente con el uniforme verde oliva, me imagino lo que podría ser una conversación sobre el tema que se conoce como el de la seguridad.
¿Pero a cuál seguridad nos referimos ? ¿ A la inexistente seguridad alimentaria en la que más del 70 % de la población venezolana ha sucumbido ? ¿ A la pérdida en los últimos 4 años de la mitad de nuestra población estudiantil ? ¿ A la seguridad ciudadana que un 80 % de la población (de cualquier estamento) cree que la administración de la justicia es corrupta y dirigida por las cuerdas invisibles que se manejan desde el Palacio de Miraflores ?. ¿A cuál seguridad se refieren ? ¿ Será a los 8 millones de venezolanos, especialmente su juventud, que se ha visto en la necesidad de abandonar el país ante el inminente peligro de morir de mengua ? ¿Será el robo y el despilfarro de 880 mil millones de dólares durante estos 24 años?, según cálculos de científicos sociales de la facultad de ciencias económicas de la UCV. ¿ De cuál seguridad hablan ? ¿Será la de Maduro, la de Padrino, de Diosdado o la de los hermanos Rodríguez ? de quienes se rumora que confiesan el no dormir profundamente, ante el temor que en cualquier momento y con la culata de un fusil le tumben la puerta de la habitación ? se preguntan muchos de entre ese grupo al que Chavez, en su momento bautizó con el remoquete de comacates.
Definitivamente el problema no es el Esequibo, ni tampoco el guarda costa britanico anclado en el puerto de Georgetown, el problema es cómo liberarnos de estos sujetos ¿ Por la vía electoral ? Es el deseo de todos. ¿ A través de una solución violenta ? no creo que sea eso lo que deseamos.¿ No obstante, podría ser la única solución o alternativa ? Esperemos que no.
Apreciados lectores, en unión de mi compañera de vida y de luchas les deseamos un próspero año 2024, con la esperanza que mis escritos semanales me permitan describir una Venezuela en un merecido proceso de reconstrucción. Muchas gracias por tener la paciencia de leer lo que semanalmente escribo. De nuevo: muchas gracias.
Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 31 de diciembre del año 2023