Razón y camino en un alegato
Entre las nueve de la mañana y la 1:20 de la tarde del 16 de octubre de 1953, toda la fuerza, enorme y desgarradora de los hechos del 26 de julio de aquel mismo año, y la proyección creadora sobre el futuro que avizoraba, hicieron vibrar la pequeña salita de enfermeras del santiaguero hospital Saturnino Lora, donde el líder de la acción pronunció su discurso de autodefensa, que hasta hoy es raíz y razón de un pueblo en Revolución.
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