Hace apenas diez años, los padres –y las madres– andaluces se lo jugaban todo por meter a sus hijos en este o en aquél colegio, ¿se acuerda? Eran los tiempos en los que se empadronaba a los niños con desconocidos, se alquilaban pisos junto al centro escolar ansiado, haciéndolos pasar por el domicilio habitual, se firmaban divorcios fantasmas para conseguir los puntos de familias monoparentales, se recurría al mercado negro para conseguir informes médicos de intolerancias, dependencias, se contrataban... Читать дальше...