Padres e hijos electorales
Este trimestre tan primaveral, tan de abril (ya nadie se acuerda de T. S. Eliot, y menos de Abril Martorell), es más de contar papeletas que de contar chistes. Tienen algo en común. Tanto los votos como los chistes tienden a recontarse. Y también se parecen en que al principio sorprenden; pero, luego, todo el mundo sabe cómo acaban. No hace falta ni contarlos. Sea como sea, los españoles, cuando no estamos contando chistes, estamos contando votos.
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