Stephen Curry ha puesto patas arriba la NBA con su última decisión y sus rivales le prestan sus zapatillas a la espera de un contrato millonario
Agente libre - La caída bursátil y el nuevo plan impulsado por Kevin Plank llevaron a priorizar la recuperación de la marca matriz, cerrando una colaboración que había alcanzado cifras millonarias
LA NBA llegará próximamente a Europa con una nueva competición: estas son las ciudades que ya tienen una plaza fija
Las líneas de zapatillas firmadas por jugadores de la NBA representan una de las mayores expresiones de identidad y negocio del baloncesto moderno. Cada modelo nace del estilo y la imagen de un deportista que trasciende la cancha, como LeBron James, Kevin Durant o Giannis Antetokounmpo, cuyas series con Nike reflejan su dominio en distintas posiciones del juego. A ellas se suman las de Damian Lillard con Adidas o las de Kawhi Leonard con New Balance, que combinan innovación técnica y marketing personal.
Este fenómeno ha convertido a los jugadores en auténticos embajadores de marca que diseñan productos adaptados a su forma de competir y a su influencia cultural. Las colaboraciones entre atletas y fabricantes generan comunidades de seguidores que esperan cada lanzamiento como un acontecimiento, y así el mercado de las zapatillas se ha consolidado como una extensión del espectáculo deportivo y una plataforma de identidad global, con ello reforzando la figura del jugador como creador de tendencias y empresario al mismo tiempo.
El final del acuerdo se visualizó en la pista con un cambio llamativo
Stephen Curry se convirtió en agente libre tras poner fin a su acuerdo con Under Armour, lo que marcó un giro histórico en el mercado de las zapatillas deportivas. El base de los Golden State Warriors puso término a una relación de 12 años con la marca, una ruptura que transformó al cuatro veces campeón de la NBA en el protagonista de la mayor historia reciente del sector.
El fin de la alianza fue anunciado el 14 de noviembre, cuando Curry jugó ante los San Antonio Spurs con unas Nike Kobe 6 Mambacita, sus primeras zapatillas no fabricadas por Under Armour desde 2013. Un día antes se había conocido la separación formal, que incluía la continuidad de lanzamientos como el modelo Curry 13 previsto para febrero de 2026 y la cesión de los derechos de sus logotipos al jugador. Según el medio especializado Sole Retriever, la marca permitió que Curry conservara los registros de su emblema Splash y que la Curry Brand siguiera activa como entidad independiente dentro del nuevo escenario.
La decisión se produjo tras un periodo de reestructuración de Under Armour y una fuerte caída en su cotización. Kevin Plank, fundador y consejero delegado, explicó que la empresa necesitaba centrarse en la recuperación de su marca principal. “Es el momento de que cada equipo haga lo que mejor sabe hacer”, señaló en un comunicado que marcó el final de una colaboración que en 2023 se había ampliado mediante un contrato vitalicio valorado en hasta 1.000 millones de dólares.
Curry, por su parte, reconoció que el acuerdo se cerró “en beneficio de ambas partes”, aunque expresó cierta decepción por cómo evolucionó el proyecto de su línea personal tras el impulso que había tenido durante los últimos años.
El futuro apunta a modelos independientes poco comunes en la liga
El jugador ya había vivido una ruptura similar con Nike en 2013, cuando la marca perdió la oportunidad de renovarlo tras un error en una presentación comercial. Aquella decisión llevó a Curry a firmar con Under Armour, donde construyó una de las líneas más reconocibles del mercado. Su salida actual se considera una de las pérdidas más grandes de la industria del calzado deportivo, comparable a los casos de Michael Jordan, LeBron James o Kobe Bryant cuando cambiaron de empresa o iniciaron marcas bajo su propio control.
De cara al futuro, Curry podría mantener su marca de forma independiente o asociarla con una compañía extranjera, siguiendo modelos como los de Roger Federer con On o Tiger Woods con TaylorMade. La posibilidad de que la Curry Brand funcione como empresa propia le situaría junto a Jaylen Brown y Jonathan Isaac, los únicos jugadores actuales que gestionan sus firmas de zapatillas sin depender de un fabricante global.
Por el momento, va alternando zapatillas como las Reebok Shaqnosis de Shaquille O'Neal, unas Li Ning de su compañero Jimmy Butler, las Nike de Sabrina Ionescu o Devin Book, así como las Adidas de Harden o Anthony Edward, aunque también ha recurrido, pese a ya no estar con ellos, a Under Armour con las Curry 7. Sea cual sea su elección, el jugador conserva los derechos de sus símbolos y mantiene la capacidad económica para mantener su propia operación, de modo que su siguiente paso podría redefinir la relación entre los atletas y las marcas deportivas en el baloncesto profesional.
