Del juicio al fiscal salimos mejores
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Lo primero que dijo el fiscal general del Estado ante el tribunal que lo juzga, ya sin toga: «Soy el fiscal general del Estado». Ándale. Para ello se podía haber dejado la prenda puesta. El hábito no hace al monje, sino el nombramiento del Gobierno. Y su apoyo incondicional. Quedó claro ahí que Álvaro García Ortiz es un hombre de jerarquías. Supongo que cuanto más arriba estás más las defiendes. Con lo bien que te van. Lo hizo claramente cuando acusó –perdón, se me pegan los verbos jurídicos– a Almudena Lastra, la fiscal superior de la Comunidad Madrid, de «desafección» hacia su persona. O hacia su cargo. En él todo es lo mismo, con o sin puñetas. «Yo soy». García... Ver Más
