“Queríamos ser campeones del mundo, y lo logramos”: Pablo Guerrero y Alfredo Castro coronan a Chile en la fotografía submarina mundial
Para Pablo Guerrero y Alfredo Castro, el triunfo mundial no fue una casualidad. Era un objetivo trazado hace más de dos años, cuando comenzaron a participar en el circuito nacional de fotografía submarina, compuesto por seis fechas clasificatorias. “Desde el minuto uno nos propusimos llegar al Mundial. Clasificamos, viajamos y fuimos a España con la convicción de ser campeones del mundo. Trabajamos duro para eso”, relató Guerrero.
El camino, sin embargo, no fue sencillo. Como representantes de la zona norte, debieron trasladarse constantemente hacia el litoral central para competir en lugares como Pichidangui, Quintay, Algarrobo y Valparaíso, donde se realizaban las pruebas del circuito. “Fue un esfuerzo enorme. Teníamos que viajar desde Iquique, llegar a Santiago y luego movernos a la costa. Pero lo hicimos con orgullo, representando al norte, a la tierra de campeones”, agregó Castro.
El resultado fue la culminación de un proceso intenso de entrenamiento, preparación técnica y trabajo en equipo. “Sabíamos de lo que éramos capaces. Teníamos confianza en nuestro trabajo y en el nivel de nuestras fotos. Íbamos con la convicción y con el corazón puesto en que Chile podía ser campeón mundial”, coincidieron.
Una disciplina tan exigente como fascinante
La fotografía submarina es una disciplina que combina arte, ciencia y deporte. Exige no solo sensibilidad visual, sino también una preparación física y técnica rigurosa.
“Antes de ser fotógrafos, somos buzos. La destreza como buzo es clave. Una persona que bucea mal difícilmente puede sacar buenas fotos”, explicó Castro, destacando que esta práctica es considerada un deporte de alto riesgo.
Fotografía submarina. Fotos: Pablo Guerrero y Alfredo Castro.
Existen diferentes categorías dentro de la competencia: fotografía de peces, fotografía macro, gran angular, temática, creativa y gran angular con modelo, entre otras. Las imágenes deben capturarse en condiciones reales, sin edición digital ni material previo. “Nos formatean las tarjetas, cambian la fecha de las cámaras y tenemos un tiempo acotado en puntos específicos de buceo. Todo debe hacerse en el momento, con jueces observando bajo el agua”, contó Guerrero.
La clave del éxito, coinciden ambos, está en la iluminación y la composición. “Mucha gente piensa que basta con tener una cámara y meterse al agua. Pero la iluminación lo es todo. Bajo el mar los colores se pierden por la profundidad y las propiedades del agua. Hay que saber manejar los flashes, la distancia y los ángulos para recuperar los tonos y dar sentido a la escena”, explicó Guerrero.
Castro complementó: “Una buena foto no solo tiene que ser técnicamente correcta. Tiene que transmitir algo, contar una historia, sorprender. La mejor foto es la que logra emocionar a quien la ve, la que te conecta con el mar”.
Deporte, arte y herencia familiar
En el caso de Pablo Guerrero, la pasión por la fotografía submarina viene de familia. Su padre, Carlos Guerrero, fue campeón mundial en la modalidad de caza fotográfica submarina en los años noventa. “Desde chico vi a mi papá bucear, sacar fotos, contar historias del mar. Eso me marcó. Hoy me emociona seguir sus pasos y que nuestro país vuelva a estar en lo más alto del mundo”, comentó con orgullo.
Fotografía submarina. Fotos: Pablo Guerrero y Alfredo Castro.
Ambos fotógrafos también reconocen que la fotografía submarina chilena tiene una historia profunda. “Chile tiene tradición en el buceo y la fotografía submarina. Tenemos generaciones de deportistas que han representado al país, sobre todo en modalidades como la caza fotográfica. Lo nuestro es una continuación de esa historia, pero con una mirada más artística y educativa”, señaló Castro.
El equipo nacional de fotografía artística submarina —del cual Guerrero y Castro forman parte— es uno de los más activos de Sudamérica, y su triunfo en España marca un antes y un después para el desarrollo del deporte.
El mar como aula y patrimonio
Más allá de los títulos, los campeones subrayan el sentido educativo de su trabajo. Ambos combinan su carrera deportiva con proyectos de educación ambiental y divulgación científica.
“Queremos acercar el mar a la gente. En Chile todavía hay una desconexión con el océano, pese a que tenemos más de 4.000 kilómetros de costa. El mar no es solo un recurso económico; es vida, cultura y educación”, reflexionó Guerrero, quien dirige una escuela de buceo en Iquique y ha publicado un libro sobre biodiversidad marina.
Castro, por su parte, desarrolla proyectos en la zona altiplánica de Colchane, enfocados en la reconexión territorial y ecológica. “Trabajo con comunidades y escuelas, enseñando cómo la naturaleza y el agua son parte de nuestra identidad. Desde los bofedales del altiplano hasta las costas de Iquique, todo está conectado”, explicó.
Ambos coinciden en que la fotografía submarina puede ser una poderosa herramienta pedagógica. “Soñamos con que nuestras fotos puedan estar en colegios, museos o ferias científicas, para que niñas y niños vean qué hay debajo del agua, más allá de la orilla. Las fotos no deberían quedarse guardadas, sino ayudar a educar”, dice Guerrero.
“Somos privilegiados por ver cosas que muy pocos pueden ver. Por eso, sentimos la responsabilidad de compartir ese conocimiento, no de guardarlo ni venderlo. Las imágenes deben ser un puente para la conciencia ambiental”, agrega Castro.
Fotografía submarina. Fotos: Pablo Guerrero y Alfredo Castro.
Apoyo y orgullo iquiqueño
El logro mundial también fue posible gracias al apoyo de la Municipalidad de Iquique, la Corporación Municipal de Deportes, Collahuasi, y otras empresas locales. “Recibimos ayuda con los pasajes, alojamiento y equipamiento. Sin ellos, este sueño no habría sido posible”, señalaron los campeones.
A pesar de no contar con los equipos más sofisticados, Guerrero y Castro destacan que el compromiso y la pasión fueron su mayor fortaleza. “Como decimos en Iquique: no es la flecha, sino el indio. No teníamos el mejor equipamiento, pero sí la convicción y el entrenamiento para competir con los mejores del mundo”, expresó Guerrero.
Ambos valoran además el ambiente deportivo que se vive en el norte del país. “Iquique es tierra y mar de campeones. Hay un enorme apoyo a los deportes acuáticos: surf, bodyboard, vóley playa, fútbol playa. Y eso genera un círculo virtuoso: más infraestructura, más participación y mejores resultados”, explicó Castro.
El título mundial de Pablo Guerrero y Alfredo Castro no solo representa una victoria deportiva, sino también un mensaje sobre la relación de Chile con el mar: un llamado a mirar hacia el océano con respeto, arte y conciencia.
“Queremos que esto sirva para inspirar a otros. Que más jóvenes se interesen por el buceo, por la fotografía, por conocer el mar. Porque en el fondo, este triunfo no es solo nuestro. Es de Iquique, de Chile, y de todos los que creen que el océano es parte de lo que somos”, concluyeron los campeones mundiales.
