Zohran Mamdani: alcalde electo de Nueva York y una fórmula de renovación para el Partido Demócrata
Como suele ocurrir el primer martes de noviembre cada cuatro años, Estados Unidos vivió una nueva jornada electoral. Elecciones locales que ocurrieron en un momento particularmente convulso para la política interna del país. Con Donald Trump de regreso en la Casa Blanca y con un Partido Demócrata que sigue intentando recomponer su rumbo.
En Nueva York se escribió un capítulo histórico. La capital financiera y el epicentro del capitalismo mundial, amaneció con un nuevo alcalde: Zohran Mamdani. Quien, a sus 34 años, se ha convertido en el alcalde más joven de la Gran Manzana y el primer musulmán en llegar a ese cargo.
La figura de Mamdani no solo destaca por lo que representa en términos identitarios. Su origen, su historia personal y su proyecto político lo convierten en un símbolo de ruptura con la élite que ha dominado Nueva York durante décadas.
Zohran Mamdani, nuevo alcalde de Nueva York. Vía X@ZohranKMamdani.
Mamdani es socialista democrático, neoyorquino de a pie, hijo de padres indios y nacido en África. Un perfil que desafía el molde clásico del “establishment”. Es alguien que conoce de primera mano la vida de quienes sostienen la ciudad desde abajo.
El triunfo de Mamdani fue posible gracias a una participación ciudadana extraordinariamente alta para una elección local fuera de ciclo. Más de dos millones de neoyorquinos acudieron a las urnas, un nivel de votación que no se veía desde 1969. Con ese resultado, Mamdani superó a un peso pesado, el exgobernador Andrew Cuomo, quien se presentó como independiente, respaldado por grandes fortunas que veían en Mamdani una amenaza para sus intereses.
Pero Nueva York no fue la única victoria demócrata en la noche electoral. En Virginia, Abigail Spanberger asumirá como gobernadora. En Nueva Jersey, Mikie Sherrill hará lo propio. Y en California se aprobó la Proposición 50, que permitirá rediseñar el mapa electoral y podría influir en el control del Congreso. Una buena jornada para los demócratas en general, pero la atención se la llevó Mamdani.
La campaña de Mamdani fue un fenómeno político y cultural. Su estrategia se apoyó fuertemente en redes sociales, con una estética cercana, juvenil, casi nostálgica, que evocaba a sitcoms de los 90 y que conectó de forma orgánica con millones de personas. Pero más allá de la estética, su discurso se mantuvo firme, defender a las clases populares frente a una ciudad cada vez más difícil de pagar y de habitar.
Vida diaria en Nueva York. Jonnathan Oyarzun/Aton Chile
Durante su discurso de victoria en Brooklyn, Mamdani se dirigió a quienes hicieron posible su triunfo: “la abuela mexicana”, “los propietarios de bodegas yemeníes”, “los taxistas senegaleses”, “las enfermeras uzbecas”, “las tías etíopes”. Todas esas comunidades que sostienen Nueva York y, hasta ahora, rara vez se habían visto representadas en sus líderes.
“Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes. Una ciudad construida por inmigrantes, impulsada por inmigrantes. Y, a partir de esta noche, liderada por un inmigrante”, afirmó entre aplausos.
Su programa de gobierno es, sin duda, ambicioso y disruptivo. Mamdani propone congelar los alquileres en una de las ciudades más caras del planeta, hacer gratuito el transporte público, garantizar el acceso universal a cuidado infantil y educación preescolar, y ampliar los servicios sociales para quienes más lo necesitan. Es una agenda enfocada en la justicia económica y ampliar los derechos civiles.
Pero estas propuestas tienen un fuerte costo económico. Y ahí es donde Mamdani planteó su fórmula: que quienes más tienen paguen más. Propone un impuesto fijo del 2% para los neoyorquinos con ingresos superiores al millón de dólares al año, y un aumento del impuesto corporativo al 11,5%. Una reforma que, según el alcalde electo, puede financiar este salto social sin cargar el peso sobre las familias trabajadoras.
Como era de esperarse, los sectores más adinerados no reaccionaron bien. La revista Forbes reveló que al menos 26 multimillonarios o familias multimillonarias donaron más de 22 millones de dólares para intentar frenar su ascensión. Un dinero que fue a parar principalmente a la campaña de Andrew Cuomo.
Zohran Mamdani, en un discurso frente al público en Brooklyn. Vía X@ZohranKMamdani
Cuando se confirmó el resultado, Mamdani declaró: “Hemos derrocado una dinastía política”. Una referencia directa al peso histórico de los Cuomo en la política de Nueva York, pero por sobre todo al ala más tradicional del Partido Demócrata.
Pero si hay una figura que ha reaccionado con especial agresividad a esta victoria, es el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Fiel a su estilo, el jefe de la Casa Blanca no tardó en etiquetar a Mamdani como “lunático comunista” y “antisemita”, junto con lanzar amenazas que van desde recortar los fondos federales destinados a la ciudad, hasta la posibilidad de ordenar su arresto si se interpone en las redadas migratorias de ICE.
Desde Brooklyn, Mamdani se dirigió al presidente: “Trump, sé que estás escuchando. Sube el volumen. Para llegar a cualquiera de nosotros, tendrás que pasar por todos nosotros”.
Su victoria, tan cargada de simbolismo, también revela una profunda fractura al interior del Partido Demócrata. Mamdani es miembro activo de los Socialistas Democráticos de América (DSA) y cuenta con el respaldo de figuras como Bernie Sanders (senador) y Alexandria Ocasio-Cortez (miembro de la Cámara de Representantes). Su triunfo es un golpe directo al ala centrista del partido, que durante décadas lo ha liderado, y una señal de que el electorado demócrata también está caminando hacía una izquierda más directa.
La izquierda progresista ahora tiene poder institucional fuera del Congreso y una narrativa ganadora sobre la cual construir. De cara a las elecciones de medio término del próximo año y a la presidencial del 2028, esta victoria podría empujar al Partido Demócrata a redefinir su identidad y su estrategia nacional.
Alexandría Ocasio Cortéz, Zohran Mamdani y Bernie Sanders, líderes del ala más progresista del Partido Demócrata. Vía X@ZohranKMamdani.
Mamdani sostiene que el gran desafío del partido es recuperar la confianza de las clases populares, las mismas que se sintieron abandonadas por el sistema y que fueron cortejadas por discursos populistas de derecha como los de Trump. Su éxito electoral demuestra que la idea de “socialista democrático” no es el fin político que algunos auguraban. Al contrario, puede ser una fórmula de renovación, al menos en los grandes centros urbanos.
Quedará por verse si este modelo es replicable en otros estados del país, donde los votantes tienen realidades y sensibilidades muy distintas. Pero hoy, la izquierda estadounidense celebra lo que considera una victoria estratégica, la prueba de que puede no solo resistir, sino también ganar.
Lo cierto es que Estados Unidos atraviesa un periodo de enorme volatilidad política, el centro se desgasta poco a poco. Ambas fuerzas —una autoritaria desde la Casa Blanca y otra que busca transformar la economía desde las ciudades— avanzan en direcciones opuestas, chocando por el control del futuro.
Nueva York, mientras tanto, se prepara para un nuevo capítulo. Uno que promete ser turbulento, desafiante y lleno de expectativas. Zohran Mamdani llega al poder con la esperanza de millones y con el rechazo de quienes se resisten al cambio.
En un país donde la desigualdad ha marcado el destino de generaciones, la batalla por la Gran Manzana será mucho más que una disputa local, será una prueba de si es posible construir un modelo de ciudad más justa en el corazón del capitalismo mundial.
