Un opositor revela la rutina que le llevó a ser funcionario: "Uno de los mayores lujos es poder dormir ocho horas"
En los últimos años, se ha observado un aumento notable de jóvenes que optan por preparar oposiciones con el objetivo de acceder a empleos públicos. Esta tendencia responde en gran medida al deseo de alcanzar una estabilidad personal y laboral que muchos consideran cada vez más difícil de conseguir en el sector privado. Los puestos públicos ofrecen seguridad en el salario, derechos laborales consolidados y un horizonte profesional predecible, lo que resulta especialmente atractivo para quienes buscan planificar su vida con mayor certeza y tranquilidad. Esta perspectiva hace que muchos jóvenes vean en las oposiciones una inversión a largo plazo en su bienestar y calidad de vida.
Según los últimos datos facilitados por el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, el número de empleados públicos superó por segundo semestre consecutivo la cifra de tres millones, alcanzando un total de 3.037.432 trabajadores. Esta cifra representa un aumento de 50.000 empleados con respecto al mismo mes de 2024, evidenciando la consolidación del sector público como un destino preferente para muchos jóvenes. La confianza que genera esta estabilidad contrasta con la percepción de riesgo que ofrece el sector privado, donde la posibilidad creciente de despidos y recortes genera incertidumbre y limita la planificación a largo plazo. Este contexto hace que cada vez más personas consideren el empleo público como una opción segura frente a los cambios económicos y laborales.
Por otro lado, la opción de emprender o hacerse autónomo tampoco resulta atractiva para muchos jóvenes debido a la elevada presión fiscal a la que están sometidos en España. Sin embargo, opositar no está exento de dificultades. La preparación requiere meses o incluso años de estudio constante, disciplina y dedicación, y el proceso de selección es altamente competitivo. A pesar de estas barreras, la combinación de seguridad laboral y previsibilidad económica sigue siendo un incentivo decisivo que explica por qué cada vez más jóvenes buscan asegurar su futuro profesional mediante el ingreso en la administración pública. Esto también ha generado un aumento en academias y recursos especializados para apoyar a quienes deciden seguir esta vía.
La rutina de un opositor que consiguió su objetivo
El portal de Formación Ninja, encargado de ofrecer información actualizada sobre el viaje que supone opositar en España, recoge el testimonio de un antiguo opositor que explica en su vídeo todas las claves de su rutina diaria como estudiante. "Durante mi tiempo preparando la oposición, uno de los mayores lujos que experimenté fue poder dormir ocho horas completas", comenta el susodicho como el factor fundamental de su preparación. En este sentido, un correcto descanso es igual de imprescindible que un itinerario centrado en el estudio, por lo que, los expertos recomiendan encontrar un equilibrio entre ambas variables.
"Me levantaba a las 8 de la mañana, y como la biblioteca no abría hasta las 9, aprovechaba para no estudiar antes, ya que sabía que podía concentrarme mucho mejor allí. A las 9 estaba listo para empezar, y de 9 a 11 estudiaba sin descanso, luego hacía un parón de 20 a 30 minutos", indica como primer paso de su día. Al mismo tiempo, los parones sirven para desconectar para, posteriormente, poder reconectar con la materia que se está estudiando. "A las 11:30 retomaba hasta la 1:30 o incluso hasta las 2 si era necesario para terminar algún tema", agrega. Hasta aquí llega la rutina matinal del opositor. Sin embargo, en las horas de la tarde es donde concentra la mayor parte de su estudio.
Coordinar eficacia con dificultad: su secreto
"Después de comer, a las 3:30 o 4 de la tarde, regresaba a la biblioteca hasta las 6, momento en el que hacía otro descanso, y luego volvía a estudiar de 6:20 a 9 de la noche", concluye con su rutina. Si bien algunos métodos de estudio se han popularizado entre los estudiantes con el paso de los años, como el pomodoro, que consiste en cincuenta minutos de estudio efectivo y diez de descanso, hay quienes prefieren optar por estudiar en periodos más amplios de tiempo. En este sentido, el protagonista revela su secreto: "Descubrí que mi rendimiento por la tarde era mucho mayor que por la mañana. Por eso, durante las primeras horas, me dejaba los temas que no me exigían tanta frescura mental. Por la tarde, cuando estaba más activo, me concentraba en los temas jurídicos, que requerían más esfuerzo y energía".
