Arabia Saudí ya tiene su Masters 1.000... para que no se repita el cisma mundial del golf
En 2022 el mundo del golf se dividió. Nació el LIV impulsado por el dinero saudí y enfrente quedaron el PGA estadounidense y el DP World Tour. El temor a que en el mundo del tenis se repitiera la película ha llevado a la ATP y la WTA a aprobar un décimo Masters 1.000, que recarga todavía más el calendario, y que se celebrará en Arabia Saudita a partir de 2028.
Lo de inventar un quinto «Grand Slam» era inviable. Conceder un ATP 250 o un ATP 500, simples migajas. Los intentos de comprar las licencias de Miami o Madrid quedaron en nada así que los responsables del circuito han decidido que la mejor solución es crear un nuevo Masters 1.000. No vaya a ser que el siguiente antojo saudí después del Six Kings Slam sea provocar un cisma de consecuencias imprevisibles en el circuito. Así el emirato ya puede presumir de tenis masculino como hace con el femenino, el fútbol, el golf, la F-1, la Euroliga...
Desde su instauración en 1990, siempre han sido nueve los Masters, aunque con pequeños retoques como el cambio de denominación en 2008, de Masters Series a Masters 1.000, y variaciones en las sedes, hasta que apareció Arabia Saudí para agitarlo y dar el brazo de la ATP a torcer, que es consciente de que ante las presiones actuales por parte de los jugadores, es mejor conceder un décimo torneo que la amenaza incipiente de un circuito paralelo que se lleve a parte de sus estrellas como ya hizo el LIV.
El anuncio llega en un contexto de debate abierto sobre el calendario. Los tenistas se han cansado de que no se les tenga en cuenta en la toma de decisiones y han arremetido contra las autoridades y los torneos por lo que consideran que es un calendario insoportable y unas ganancias que no se corresponden con lo que se genera. Los tenistas quieren jugar menos, ganar más y hacerlo en un escenario de popularidad sin precedentes.
Pese a esto, no se han cumplido todas las pretensiones iniciales de Arabia Saudí, que quería un Masters 1.000 de dos semanas y un cuadro de 96 jugadores, además de un WTA 1.000 que se dispute de forma simultánea. De momento se tendrá que conformar con un cuadro más pequeño, de 56 tenistas y con un hueco en el calendario que no era el que deseaban.
Los saudíes querían que fuera el punto de inicio de la temporada y el preludio del Abierto de Australia, pero la federación oceánica luchó para que no fuera así, porque fagocitaría todos los pequeños eventos que sirven de calentamiento para el primer «Grand Slam» del año. En este escenario, el único lugar viable para ubicar el torneo es justo después de Australia, aprovechando que en febrero se juegan en Doha y Dubai, dos eventos de categoría inferior.
En cualquier caso, la ATP tendrá que resolver un rompecabezas en 2028. En febrero aparece la fase clasificatoria de la Copa Davis, que ocupa una semana del mes, está la siempre maltratada gira sudamericana de tierra batida, principalmente en Argentina y Brasil, varios torneos bajo techo en Europa, alguno en Estados Unidos, México y los ya mencionados de Oriente Medio. Un superávit de eventos.
Además del poder financiero para organizar las exhibiciones que quieran y mostrarlas en una plataforma con millones de usuarios como Netflix, Arabia Saudí ya tiene en sus manos un Masters 1.000, las WTA Finals, que juntan a las ocho mejores tenistas del planeta en Riad a final de curso, las Next Gen Finals, en la que compiten los ocho mejores sub’21 del año, dos embajadores como Rafael Nadal y Paula Badosa y el programa de maternidad de la WTA, que permite a las mujeres recibir una ayuda económica cuando decidan tener hijos.
