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El pueblo 'troglodita' de Andalucía en el que aún se vive en cuevas

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Abc.es 
Elegir una casa cueva para alojarse un fin de semana de invierno es una buena idea. Escoger esa misma opción en verano también está bien pensado. Y en otoño. Y en invierno. Hay un buen motivo para hacer de ese peculiar hospedaje un emplazamiento perfecto para todas las épocas del año: la temperatura, allí dentro, es casi constante y está en torno a los veinte grados . Eso lo sabían los prehistóricos, lo supieron después los romanos, más tarde los árabes y en Guadix , una pequeña ciudad de Granada de unos veinte mil habitantes a unos 50 kilómetros de la capital, nunca lo han perdido de vista. De ahí que en ese municipio haya unas dos mil. Existe hasta un barrio que recibe ese nombre, el de las Cuevas. Vive gente dentro porque son perfectamente habitables. Algunos lo hacen todo el año y otros pasan en ellas fines de semana, puentes o pequeñas temporadas, porque a estas alturas las casas cueva son uno de los principales reclamos turísticos de Guadix y de pueblos cercanos donde también existen, como Purullena . Quienes han estado en ellas dicen que son mucho más cómodas de lo que esperaban. La sensación de claustrofobia con la que algunos entraron se les esfumó al comprobar que, aunque es obvio que no tienen balcones a la calle, sí que están ventiladas , son amplias y tienen todos los elementos para garantizar el confort. Dicho en otras palabras: en Guadix se puede elegir el vivir como un troglodita, de manera continuada o por días, pero desde luego como un troglodita moderno, con todos los electrodomésticos que precise, con wifi, con bañera de hidromasaje… porque dentro del universo de las casas cueva –a lo mejor el término es exagerado- hay muchísimo donde elegir , dependiendo de si se quiere estar allí a todo plan o en modo más espartano. ¿Por qué empezaron a hacerse allí casas horadadas en la roca? Pues porque en Guadix y en la comarca de la que es cabecera abundan los terrenos arcillosos, que son válidos para excavar en ellos. Si el ayuntamiento del municipio las promociona diciendo que «la tierra te abraza» no es por casualidad, el lema está bien elegido porque los que viven en cuevas, tanto si lo hacen por costumbre como si van un fin de semana, están envueltos en esa tierra, se sienten parte de la misma. Es una sensación de regreso a la naturaleza muy reconfortante . Como ya se ha adelantado, las hay de todos los tipos. Dentro pueden tener varias estancias, que reciben aire del exterior a través de pequeños respiraderos y también, las que disponen de ella, del hueco de la chimenea. Los respiraderos se sitúan en los extremos de la estancia para que se genere un flujo de aire, una corriente que permite la ventilación. De esa forma entra el aire, pero no el calor ni el frío . Hay cuevas para una familia pequeña y otras con varios dormitorios y cuartos ode baño, pensadas precisamente para que las compartan grupos de viajeros. Normalmente son de estilo rústico, aunque también es un terreno en el que ha entrado la modernidad. En realidad, para ver la oferta, que es bastante amplia, lo mejor es entrar en las páginas web de inmobiliarias especializadas , que son varias. Que operan en Guadix y en su entorno. La ciudad es la puerta de entrada a un mundo realmente fascinante: el Geoparque. Son casi cinco mil kilómetros cuadrados de territorio agreste, con una densidad de población casi ínfima y que, por su orografía y su belleza ha sido comparada con la Capadocia de Turquía o con las Badlands estadounidenses . El Geoparque es otro mundo y da para otro artículo, pero como Guadix está cerca y encima es bonito –no hay que perderse su catedral, por cierto- se perfila como el campamento base ideal para conocerlo. De varias formas diferentes, por cierto: recorriendo sus cientos de senderos andando o en bici de montaña, dando una vuelta por las zonas más escarpadas con un 4x4 o sobrevolándolo en globo, alternativa esta última que es la que mejor da una idea de lo bonito que es aquello.