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Déficit fiscal se mantiene en 2,4% del PBI y el Gobierno se aleja de la meta para el cierre del 2025

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El déficit fiscal del Perú —la diferencia entre lo que el Estado gasta y lo que recauda— se mantuvo en 2,4% del Producto Bruto Interno (PBI) al cierre de setiembre de 2025, según datos preliminares del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). Esto significa que el Gobierno continúa gastando más de lo que ingresa y aún no logra reducir el desbalance al 2,2% del PBI, límite fijado por la regla fiscal para este 2025.

De no cumplir con ese objetivo, el Perú acumularía tres años consecutivos sin respetar la regla fiscal, la cual busca garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas y evitar un endeudamiento excesivo. En 2026, además, el tope se reducirá aún más, a 1,8% del PBI, lo que implica un reto para la nueva ministra de Economía y Finanzas, Denisse Miralles, quien asumió recientemente el cargo en el régimen de José Jerí.

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Durante setiembre, el sector público no financiero (que incluye al Gobierno Central, los gobiernos regionales y las municipalidades) registró un déficit mensual de S/3.510 millones, superior al del mismo mes del año anterior. Esto se debió principalmente a una caída de 3,7% en los ingresos corrientes, los recursos regulares que el Estado recibe por impuestos, regalías o utilidades de empresas públicas.

Entre los factores que explican esta baja está la ausencia de la transferencia de utilidades de Fonafe (el Fondo Nacional de Financiamiento de la Actividad Empresarial del Estado), que el año pasado aportó S/1.308 millones al Tesoro Público. También influyeron los menores ingresos por regalías mineras, petroleras y gasíferas, afectados por una menor actividad extractiva.

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Pese a ello, los ingresos tributarios tuvieron un mejor desempeño, impulsados por un aumento en la recaudación del Impuesto a la Renta de empresas nacionales, el IGV interno (aplicado a las ventas locales), así como mayores ingresos por multas y detracciones administradas por la Sunat.

Por el lado del gasto, el gasto no financiero del Gobierno —que comprende la inversión pública y los gastos operativos sin contar el pago de deuda— se redujo 13,6% respecto a 2024. Esta caída responde a que en setiembre del año pasado el Estado realizó una capitalización de Petroperú (una inyección de recursos públicos), operación que no se repitió este año. Sin embargo, parte de esa reducción se compensó con el pago de garantías del Estado vinculadas a préstamos del Banco de la Nación a Petroperú.

En cambio, el gasto corriente, que incluye salarios, bienes y servicios, aumentó en todos sus componentes. También creció la inversión pública, sobre todo en los gobiernos subnacionales, debido a una mayor ejecución de proyectos de infraestructura.

Entre enero y setiembre, el déficit acumulado del año llegó a S/10.451 millones, por debajo de los S/20.896 millones registrados en el mismo periodo de 2024. Este avance se debe a un incremento de 12,4% en los ingresos del Estado, aunque el gasto no financiero también creció 4,6%, y los pagos por deuda pública subieron 7,1%.

Si bien las finanzas públicas muestran una mejora gradual respecto al año pasado debido al incremento de la recaudación, el objetivo fiscal de 2025 (2,2% del PBI) aún luce difícil de alcanzar. La tarea para la nueva MEF será reducir el déficit, incluso pensando en que se cumpla con la meta más estricta de 1,8% del PBI en 2026.