Luz María Bedoya: “Toda mi obra es un híbrido”
Luz María Bedoya es una destacada artista visual peruana. A finales de 2024, precisamente en el mes de diciembre, publicó un libro inclasificable, el cual es una celebración de la palabra y un testimonio de aproximación a la vida mediante la poesía. Ese libro se llama 37 comentarios a no libros (La Balanza Taller Editorial), hasta el momento uno de los poemarios más sólidos de 2025. Ese mismo 2024, en el contexto de una muestra celebratoria por los 40 años del Grupo ÍNTEGRO en el mes de octubre, Tensar el presente / Hilar el futuro. ÍNTEGRO 1984-2024, Luz María Bedoya entregó una publicación de nombre Presente, igualmente inclasificable y cuya temática se centra en los recuerdos que más la impactaron en 1989. En 2025, en el marco de la edición 15 de la Bienal de La Habana, Luz María Bedoya participó con Todos los faros de costa peruana, una exposición en donde la fotografía, la música, el video, la instalación y la escritura dialogaban entre sí. Este proyecto, Luz María Bedoya ya lo había mostrado de 2020 a 2022 con el proyecto IRRADIA del MALI y Fundación Telefónica. En el mes de abril, en Proyecto AMIL, presentó Otras partituras del agua, que vendría a ser la continuación de Todos los faros de la costa peruana, pero con un enfoque en el agua de la costa, los Andes y la Amazonía en Perú. La República conversó con Luz María Bedoya.
-Hay muchas cosas buenas sobre tu obra últimamente. Has publicado y has expuesto. ¿Este es tu mejor momento creativo?
-Más que un buen momento, han coincidido varias cosas. Lo de Proyecto AMIL empezó hace tres años, el libro se publicó el año pasado, lo de Todos los faros… en La Habana empezó en noviembre del año pasado y duró hasta marzo de este año. Son proyectos que tienen dos años. Lo que sí podría decirte es que me siento muy bien, me siento muy productiva creativamente. Pero al mismo tiempo, yo nunca he dejado de trabajar y de producir desde que tengo 18 años. Incluso cuando he sido madre no he dejado de trabajar. También se debe a que he dejado de enseñar después de 30 años. En el 2022 dejé de enseñar, porque renuncié. Enseñé mucho tiempo en el Centro de la Imagen. Yo he amado dictar. No tengo más que agradecimiento a mi experiencia en el campo de la enseñanza en fotografía.
-37 comentarios a no libros es un bello libro, pero ¿qué es genéricamente?
-Lo puedo describir como escritura. Y cuando digo escritura tampoco me refiero a una disciplina, sino que es algo que uno hace, algo que se hace. La idea de las disciplinas la construimos nosotros para poder entendernos, para poder negociar, administrarnos, o para decir estas cosas que yo detesto, como fulanita es periodista e historiadora. Estas etiquetas sirven para poder codificarnos, pero en verdad no existe de antemano nada que diga esto es poesía, esto es narrativa, esto es fotografía y esto es escultura. Eso lo hemos inventado nosotros. Yo nunca he sentido que he trabajado dentro de estas parcelas. Y con esa misma actitud, si quieres, me acerco a la escritura de esta publicación. Hay algo que, simplemente, toma forma de escritura, como hay algo que puede tomar forma de vídeo, como hay algo que puede tomar forma de sonido, como hay algo que puede tomar forma de vídeo con sonido, con escritura. Desde esa posición qué cosa es, pues es algo que se ha hecho con palabras. Toda mi obra es un híbrido.
-Del diseño del libro, percibo que quieres ocultarte. Lo último que se nota es tu nombre.
-He hecho muchas cosas de manera anónima o con nombres cambiados. Cuando trabajé en prensa a los 22 años, hacía unos textitos que publicaba como LMB. Nunca nadie supo que era yo, ni mi familia. Esos textitos salían todos los viernes en El Peruano. Para mí era como un juego.
-¿Así nació 37 comentarios a no libros? Hay un componente lúdico ahí.
-De hecho, este libro empezó también de manera anónima. Nadie sabía que era yo. Empezó como una página de Instagram. Pero se convirtió en libro con mi nombre porque mi amigo Beto, el editor de La Balanza, que supo que era yo, me propuso pasarlo en formato impreso, en papel. Este libro nació de una manera banal y anecdótica. Yo estaba enferma de Covid en diciembre del 2023. Y me tuve que aislar en mi propia casa. Yo vivo con mis dos hijos. Me quedé sola, pasé Navidad solita en mi cuarto para no contagiar a mis hijos. Y estando en mi cama, enferma, con fiebre, tenía mi teléfono y comencé a escribir. El primer texto que escribí fue el de las palabras que caen. Comencé a escribir como para entretenerme. Como tenía días por delante, me dije voy a seguir escribiendo y de una manera completamente orgánica, como una especie de consigna para ordenarme o para darme a mí misma una suerte de reglas. Dije voy a comenzar a postear esto en Instagram, pero con una página que no era la mía. Cuando leí lo que escribía, me dije esto es como un comentario a un libro que no existe y abrí una página llamada Comentarios a libros que no existen. Hice una imagen blanca con unos signos de puntuación que se convirtieron en la foto de Instagram y posteaba los textos bajo la misma imagen. Me gustaba la idea de transgredir un poco la expectativa de Instagram, que es siempre tener fotos distintas, fotos especiales.
-Para llegar al híbrido, se tiene que haber leído mucho.
-Siempre he leído. Yo tengo una maestría en Teoría crítica. A mí me gusta mucho la filosofía. Leo mucha filosofía, también poesía, leo más cuentos que novelas. Aún no termino mi tesis. La estoy haciendo por goteo porque no quiero que se termine, es algo que estoy disfrutando.
-Es un libro que celebra la naturaleza de escribir, pero hay cosas que se cuelan en él. Es un libro lúdico, pero no feliz.
-Yo venía de haber estado en el glaciar Quelccaya ese año. Entonces tenía todo el imaginario de las morrenas y de la lengua glaciar. Juego mucho ahí con palabras que son como polisémicas en el sentido de que se refieren a cosas del objeto libro, a la hoja, a la textura, a ciertas terminologías de imprenta y que son palabras relacionadas a la biología de las plantas, por ejemplo. Hay muchas palabras que nadie las tiene ni por qué saber y que yo las tenía porque como había estado investigando el tema del bosque nuboso, el tema de las plantas epífitas, toda la cuestión del universo glaciar, tenía mis textos que había estado leyendo para aprender, para investigar para este trabajo que tú has visto en Otras partituras del agua. Ese imaginario se mezclaba en esta escritura con ciertas palabras que provenían del mundo de la biología de las plantas que podían parecer también términos vinculados con la producción editorial, pero también con cosas del contexto político. Hay cosas de disparos, de balas.
-Relacionado con lo último que acabas de decir. En el primer semestre de 2023, hiciste el podcast Voz y tiempo de Kelyn Noela Labra, la líder estudiantil cusqueña que cuenta su testimonio sobre la masacre del 2022/2023. ¿Qué te duele de lo que paso? Esos efectos se sienten en 37 comentarios.
-Está muy claro. Somos un país absolutamente racista. No hay mucho más que decir. El racismo nos atraviesa desde que se descubrió América. Y somos además clasistas. Y tenemos una clase política para la que no hay palabras para describirla. En general, somos un país poco solidario. Me imagino que hay muchos podcasts que uno podría volver a escuchar una y otra vez. La ventaja de las redes es que uno puede acceder a esos materiales, a ciertos materiales cuando quiere, no como antes que estábamos sujetados a que salieran las noticias en la televisión y que luego no había cómo volver a ellos. En el caso de este podcast, el mayor interés es Leonela, es su voz, lo que ella dice, su inteligencia, es lo que a mí más me conmovió. Es una chica joven, con muchas inquietudes, con muchas curiosidades, pero muy consciente de su historia, de su origen, de sus luchas, una mujer maravillosa. Para mí fue un aprendizaje total conocerla y escucharla.
-Presente es una maravilla. Muy en onda Georges Perec.
- Presente es un texto que enlaza memorias personales con datos de sucesos ocurridos en 1989. En mayo de 1989 era estudiante universitaria en Lima cuando tuve la oportunidad de ver “Y si después de tantas palabras”. En setiembre de 2003 estaba embarazada de mi primer hijo cuando asistí a la performance “Fábula”. La experiencia de presenciar ambas obras coincidió con momentos particularmente extremos donde la vida privada estaba íntimamente atravesada por el pulso de la vida social en el Perú y de los cambios profundos que acontecían en el mundo.
-¿Cómo te nutriste para escribirlo?
Como fuente para la escritura utilicé materiales públicos de archivo, materiales de mi archivo personal, y realicé un ejercicio largo de memoria intentando regresar a esos años y a sus ambivalencias, donde la pasión más inagotable podía convivir con el mayor dolor, el asombro con el horror, cuando el arrojo hacia la vida y la proximidad de la muerte eran una sola y misma cosa.
-1989 es un año especial para ti.
Si bien el eje temporal es 1989 me he tomado la licencia de hacer saltos para mencionar algunos hechos previos y posteriores, que en mi memoria aparecían como pertenecientes a un mismo cuerpo afectivo. En cuanto al eje espacial, hay un énfasis en lugares de la ciudad de Lima cercanos a la locación de la sala de teatro donde se presentó “Y si después…” de modo que la avenida Arequipa en el distrito de Miraflores funciona como paradero al que cada tanto regreso. Pero la serie de eventos se desplaza por muchas otras regiones del Perú y por algunos lugares fuera de él.