Para «chiringuito educativo» el de Begoña Gómez
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El Gobierno consumó ayer su ofensiva contra la universidad privada, a la que María Jesús Montero definió como una «amenaza» para la clase trabajadora antes de que el mismo Pedro Sánchez hablara de los «chiringuitos educativos». La justificación, el relato repetido por la ministra de Universidades, es que la norma busca «mejorar la calidad académica de las universidades privadas y de las públicas». El decreto hace caso omiso a las valoraciones negativas de la CNMC, del Consejo de Estado y del Ministerio de Economía. Y en realidad supone una enmienda a la totalidad del pasado universitario de Sánchez, que se licenció en Económicas en un centro privado y se doctoró con una tesis plagiada en la Camilo José Cela, otra universidad privada. Inhabilitadora del supuesto propósito de una mayor calidad en la enseñanza superior pública como «ascensor social» de la sociedad, está por ejemplo la cátedra que le regalaron a Begoña Gómez en la Complutense , auténtico ejemplo de «chiringuito educativo».