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La misteriosa cuchara de Diocles servía para salvar vidas en el campo de batalla y nadie ha visto una

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Muchas dudas - Según el estudio, este tipo de herramientas pudieron ser invenciones personales que no llegaron a consolidarse en la práctica médica común

Atenas reactiva un acueducto romano de 2.000 años para enfrentar la sequía más prolongada en décadas

Las heridas causadas por flechas solían tener consecuencias graves incluso cuando la víctima sobrevivía al impacto inicial. La forma de las puntas, con salientes que desgarraban la carne al ser extraídas, complicaba enormemente la intervención médica.

Aunque algunas se podían retirar con pinzas simples, muchas requerían métodos más elaborados que evitasen daños fatales al intentar extraerlas. En algunos casos, los cirujanos preferían empujar el proyectil hasta que saliera por el otro lado si eso ofrecía mayores garantías de evitar hemorragias internas.

Este tipo de decisiones se tomaban en cuestión de segundos, con la vida del herido pendiendo de los conocimientos técnicos del médico. Así surgieron herramientas específicas como la conocida cuchara de Diocles, un instrumento diseñado para solventar ese desafío.

La descripción antigua no coincide del todo con el objeto encontrado en Rímini

El único objeto que podría corresponder con esta herramienta fue hallado entre los restos calcinados de una villa romana del siglo II a. C. situada en la ciudad italiana de Rímini. Apareció dentro del conjunto quirúrgico de la llamada Domus del Chirurgo, un complejo que contenía instrumental médico de notable variedad y conservación.

Se trata de una pieza metálica de 22 centímetros, con forma cóncava en su extremo y un pequeño orificio circular en el centro de esa parte ensanchada. Aunque se ha propuesto su uso para la extracción de proyectiles, varias dudas han rodeado siempre esta atribución.

Uno de los puntos que más debate ha generado es la fidelidad del diseño respecto a la descripción original de Celso, un enciclopedista romano del siglo I d. C. que mencionó este utensilio en sus escritos. Según el pasaje citado por los investigadores del estudio publicado en BJS, Celso afirma que “la hoja, ya sea de hierro o de bronce, presenta en uno de sus extremos dos ganchos curvados hacia abajo a ambos lados; en el otro, ha sido doblada por los laterales y presenta una ligera curvatura en la punta de la sección doblada; además, también ha sido perforada en ese punto”.

La comparación entre esa descripción y el objeto hallado en Rímini deja varias diferencias técnicas que dificultan su identificación. La pieza recuperada carece tanto de los ganchos como del doble pliegue que, según el texto, debía cubrir las púas de la flecha. Además, el orificio no se encuentra en el extremo, sino a 2,5 centímetros del borde, lo que obligaría a insertar el instrumento muy por detrás de la punta del proyectil. Esta configuración lo haría poco práctico en heridas profundas o en zonas próximas a estructuras delicadas como arterias o huesos.

Algunos estudiosos han sugerido que este tipo de utensilios podrían haber sido creaciones puntuales, útiles para casos concretos pero sin llegar a popularizarse entre los profesionales de la época. En esa línea, los autores del estudio indican que “la cuchara de Diocles pertenece a la categoría de herramientas de maestro”, lo que implica que pudo ser el resultado de una idea brillante, aunque con escasa difusión posterior.

Otra hipótesis que recoge el informe considera que el objeto de Rímini pudo servir como pasador de suturas, una interpretación que cobra fuerza si se compara con otra pieza encontrada en la ciudad alemana de Bingen. Aquel instrumento, datado en el siglo II d. C., presenta una forma parecida y fue hallado entre los útiles de un cirujano que operaba en esa región del Imperio romano.

La falta de experiencia médica de Celso resta fiabilidad a su testimonio

Además del examen técnico, los investigadores advierten sobre el valor relativo del testimonio de Celso, ya que no ejercía como médico ni como cirujano. Su obra es una recopilación de saberes que, aunque es extensa, podría contener referencias inexactas. Así lo explican en el estudio al señalar que “Celso pertenece a la tradición de enciclopedistas que conocían la materia sin haberla practicado”.

El artefacto hallado en Rímini mantiene, pese a todo, un lugar destacado dentro de la historia de la medicina antigua. Aunque las pruebas no permiten confirmar que se trate de la cuchara mencionada por Celso, sí refleja el ingenio técnico de quienes intentaban reducir el sufrimiento en los campos de batalla.

A falta de certezas, las próximas investigaciones con réplicas funcionales podrían arrojar luz sobre su verdadera utilidad. Y tal vez así se resuelva, por fin, uno de los enigmas quirúrgicos más antiguos del Mediterráneo romano.