ru24.pro
World News
Июль
2025

Este pueblo de Granada parece sacado de un cuento y tiene las mejores vistas al Mediterráneo

0
Abc.es 
Dicen de las playas de Granada que son más bonitas desde arriba que desde abajo; cosa que es cierta en algún caso. El recién llegado, desde lo alto del acantilado, observa un panorama de ensueño pero, una vez en la orilla, se da cuenta de que allí hay una importante cantidad de guijarros, cuando no de piedras, que van a dificultar clavar la sombrilla, extender la toalla y caminar cómodamente (y sin calzado) hasta el agua. Lo anterior es un poco exagerar las cosas: el que se acaba de pintar no es un escenario aplicable a todas las playas de Granada sino sólo a algunas excepciones. Y desde luego no cabe endosárselo a la playa principal de La Herradura , una ensenada de dos kilómetros de extensión con una forma que da nombre a un pueblo más que agradable. Pasemos por alto aspectos secundarios para el caso, como que La Herradura no es un municipio, sino que depende de la vecina ciudad de Almuñécar , que por supuesto merece también la pena, y mucho . Goza, no obstante, de un amplio margen de autosuficiencia y, lo que sus más de cuatro mil habitantes tienen muy presente, con una historia propia muy rica y antigua. Porque si en Almuñécar se han encontrado restos de la época de los fenicios, en La Herradura hay constancia de que por allí pasaron los romanos y los musulmanes , si bien tras la Reconquista sus pobladores desaparecieron y progresivamente fueron reemplazados por los cristianos. Fueron ellos los que le dieron al pueblo el nombre que conserva hasta ahora. Hasta el siglo XIX cumplió una función más que nada defensiva, de ahí que se conserven restos de un castillo-fortaleza construido para resistir los ataques de los berberiscos. En tiempos ya menos bélicos, empezaron a llegar allí pescadores; sobre todo italianos, que por entonces se buscaban la vida allí donde podían. En el origen de Gibraltar y en el de La Herradura, por poner dos ejemplos diferentes y relativamente distantes, la presencia de los genoveses fue crucial para establecer una población. Aunque está claro que su expansión está ligada al turismo . A partir de la década de los sesenta del siglo XX, como ocurrió en la cercana Costa del Sol, aunque en menor medida, empezaron a construirse hoteles y urbanizaciones para acoger, de forma temporal o perenne, a visitantes atraídos por sus calmadas aguas mediterráneas, por una oferta gastronómica basada lógicamente en el pescado, y por unos paisajes fantásticos. Con el tiempo, el lugar ha ido revelando otros muchos puntos de interés. Por ejemplo, el buceo , porque los fondos marinos son allí de los más ricos de la costa española. En La Herradura, en la Punta de la Mona y en el puerto deportivo Marina del Este –bastante bonito, por cierto- hay varias escuelas de aprendizaje y se ofrece al usuario todo el equipamiento que necesite. Hay allí al lado naturaleza a borbotones. Para empezar, La Herradura cuenta con la protección de la sierra de Almijara, Tejeda y Alhama, que además de impedir que lleguen a la costa malos vientos, llena de senderos y de rutas imprescindibles para los que gustan de los deportes de aventuras, como la del Río Verde . Pero es que a dos pasos están los acantilados de Cerro Gordo, que llegan hasta la población vecina de Nerja, ya en la provincia de Granada, con pequeñas y fantásticas calas como El Cañuelo o Cantarriján , esta última de tradición nudista y ubicada en un lugar especialmente protegido, por lo que en verano sólo se puede bajar hasta ella en autobuses-lanzadera. Además de todo lo anterior, La Herradura ofrece temperaturas constantes y más suaves que las del interior, atardeceres preciosos a los que siguen, después de un día de playa, paseos ocasionalmente aderezados por una reconstituyente cena en algún chiringuito y una copa en algún local con terraza. El turismo, en verano, suele ser sobre todo de origen español, mientras que en invierno abundan los turistas procedentes de países nórdicos. Todos salen satisfechos porque la experiencia es de las que no se olvidan.