La playa de Cantabria con una Ermita pegada a sus acantilados
Un enclave costero moldeado por la erosión marina alberga una construcción semirrupestre del siglo XVI, frecuentada en fechas litúrgicas y resguardada en una cavidad de origen natural
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En el litoral occidental de Cantabria, dentro del municipio de Santillana del Mar, se encuentra la playa de Santa Justa, un arenal de dimensiones moderadas que destaca por una peculiaridad poco común: la presencia de una ermita parcialmente excavada en un acantilado.
Este templo, construido sobre una cavidad natural en la roca, recibe el nombre de Ermita de Santa Justa y se integra de forma directa en el paisaje costero. Su ubicación junto al mar, sin separación entre la estructura y el entorno natural, le confiere un carácter distintivo dentro del patrimonio religioso de la región.
El acceso hasta este lugar se realiza desde el barrio de Ubiarco, pedanía del municipio, a través de una pista que desciende hasta el nivel del mar. A lo largo del trayecto, el visitante se adentra en un entorno donde predominan las formaciones calizas, los acantilados abruptos y la vegetación costera adaptada a ambientes marinos.
La llegada a la playa ofrece una vista directa de la ermita, situada en el extremo derecho del arenal, donde la roca del acantilado actúa como pared estructural del propio edificio. Esta disposición refuerza la singularidad del conjunto y su relación con el entorno natural.
A pesar de su cercanía a localidades de alta afluencia turística como Santillana del Mar o Suances, el enclave mantiene una atmósfera tranquila, alejada de las concentraciones masivas. La playa, de carácter más local y sin servicios urbanizados, se conserva en un estado natural. La combinación de elementos geológicos, patrimoniales y paisajísticos convierte a este punto del litoral cántabro en un espacio de interés para visitantes.
La Ermita de Santa Justa, un templo integrado en la roca
La Ermita de Santa Justa se encuentra documentada desde el siglo XVI y constituye un ejemplo de arquitectura religiosa adaptada al entorno físico. Está construida parcialmente dentro de una cueva de origen natural, en una zona donde la roca caliza ha sido moldeada por la acción del mar y el viento.
El edificio combina elementos artificiales con las paredes de la propia cueva, que sirven como cerramiento y soporte. Este tipo de integración le otorga el carácter de construcción semirrupestre, poco habitual en el litoral cantábrico. También se realizan actos religiosos durante el lunes de Pentecostés, fechas en las que se habilita el interior de la ermita para el culto. Fuera de estas ocasiones, el lugar permanece cerrado al público por razones de conservación.
El uso litúrgico puntual y la localización en un entorno expuesto a la humedad y la salinidad del mar condicionan el mantenimiento del edificio, que requiere intervenciones periódicas para asegurar su estabilidad estructural y preservar sus elementos originales.
El templo, aunque de dimensiones reducidas, ha sido tradicionalmente lugar de visita para los habitantes de la zona y forma parte del itinerario cultural del Camino de Santiago en su variante del norte. Su carácter recogido, unido al contacto directo con el medio natural, le otorga un valor simbólico dentro del patrimonio local.
Un entorno natural modelado por el mar y el tiempo
La playa de Santa Justa, también conocida como playa de Ubiarco, cuenta con una longitud aproximada de 260 metros y una anchura variable en función de la marea. Está compuesta por arena dorada de grano fino, alternada con algunas zonas de cantos rodados. Su configuración encajada entre dos promontorios rocosos la convierte en una cala resguardada del oleaje directo.
La ausencia de servicios como duchas, socorristas o equipamientos turísticos refuerza su condición de playa natural, frecuentada principalmente por residentes o visitantes interesados en su entorno. El recorrido a la playa ofrece vistas del entorno natural y permite identificar la ubicación de la ermita en el flanco derecho del acantilado. En días de marea alta o tras lluvias intensas, el acceso puede presentar dificultades, por lo que se recomienda precaución.
El entorno geológico de la playa está compuesto por roca caliza, formada por procesos de sedimentación marina y posteriormente modelada por fenómenos kársticos. La cueva en la que se asienta la ermita es resultado de la disolución de estos materiales a lo largo del tiempo, proceso habitual en esta zona del litoral cantábrico. La erosión ha generado un anfiteatro natural que sirve de soporte para la construcción religiosa.