Estados Unidos elimina ‘obstáculos absurdos’ y abre bosques vírgenes a la tala: millones de hectáreas en riesgo
Washington, Estados Unidos. El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump anunció que rescindirá una protección ambiental en vigor desde hace 25 años con el fin de abrir vastas áreas de bosques vírgenes a la tala de árboles.
Está en juego un total de 23 millones de hectáreas, es decir, más de tres veces la superficie de Panamá.
La medida fue anunciada el lunes después de que la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, asistiera a un acto en Santa Fe, Nuevo México.
Los grupos ecologistas prometieron llevar el caso ante los tribunales.
Según Rollins la administración derogará lo que se conoce como la “Regla sin carreteras” de 2001, que preserva un tercio del área de los bosques nacionales.
La norma introducida por el expresidente demócrata Bill Clinton prohibió la tala de árboles, la construcción de carreteras, la minería y la perforación de extensas zonas.
En su momento fue visto como un gran paso para proteger las tierras salvajes de Estados Unidos. Rollins lo considera obsoleto.
“Una vez más, el presidente Trump elimina obstáculos absurdos a la gestión sensata de nuestros recursos naturales al rescindir la regla de áreas sin carreteras, que era demasiado restrictiva”, opinó Rollins en un comunicado.
Desde que Trump, gran defensor de los combustibles fósiles y escéptico del cambio climático, volvió al poder a finales de enero, las autoridades federales han desmantelado la política climática de Estados Unidos.
En marzo, la Agencia de Protección Ambiental dijo que revocaría decenas de medidas promulgadas durante el mandato del expresidente demócrata Joe Biden, incluidas aquellas que reducen las emisiones de los vehículos y disminuyen drásticamente la cantidad de dióxido de carbono que las plantas de energía de carbón pueden emitir.
Ecologistas alzan la voz
Para Josh Hicks, director de campañas de conservación de The Wilderness Society, revocar la Regla sin carreteras “es un ataque al aire y al agua que respiramos y bebemos, a las abundantes oportunidades recreativas que millones de personas disfrutan cada año, a los refugios para la vida silvestre y a los importantes amortiguadores” de incendios forestales.