Van 587 asesinatos por encargo, un delito que se ha vuelto incontrolable en Perú
El atentado que sufrió anoche un grupo especial de la Policía Nacional, en el que murió un efectivo y otros tres resultaron heridos, ha conmocionado a esa institución encargada de mantener el orden interno, garantizar el cumplimiento de las leyes y proteger la seguridad de la ciudadanía, pero además ha revivido una pesadilla: los crímenes por encargo que estremecen al país.
De acuerdo a la Policía, de enero a mayo de este año se han registrado 584 asesinatos por sicariato en el país. De ellos, 507 eran peruanos, 47 venezolanos, 4 colombianos y 25 no indica, según la Dirección de Inteligencia.
El 43% registraban antecedentes o requisitorias por diversos delitos, integraban bandas y organizaciones criminales, Otro dato relevante de la PNP es que el año pasado, en el mismo periodo, fueron detenidos 19 sicarios. Este año van siete capturados por el mismo delito.
En su informe la PNP responsabiliza tanto a las bandas criminales nacionales como extranjeras. Sin embargo, los expertos en seguridad señalan que las medidas del gobierno por contrarrestar este delito son insuficientes.
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Si bien la impunidad alcanza porcentajes intolerables en todos los delitos, el esfuerzo de la policía para investigar los que siegan las vidas, consiguió esclarecer un bajo porcentaje de los asesinatos. La mayoría los ejecutan la delincuencia común.
Asimismo, por delito de extorsión, en los primeros cinco meses del año pasado fueron arrestados 175 hampones y este año se detuvo a 269, mientras que por robo fueron capturados 86 personas en el 2024 y este a fueron aprehendidos a 47 delincuentes.
Pero, pero ante el aumento de las denuncias por extorsión, la PMNP ha intensificado sus operativos que han permitido retener a 4.017 menores, en tanto 378 personas fueron detenidas en 228 operaciones contra el crimen organizado y otras 215 fueron arrestadas en 341 operativos de investigación contra delitos de alta complejidad.
POLICÍA CON CORAJE Y DEDICACIÓN
Julio César Calderón Díaz era suboficial P NP y quería ser como el capitán Alipio Ponce Vásquez, el héroe más conocido de la Policía Nacional que ofreció su vida en defensa de la soberanía durante el conflicto con Ecuador. Ambos tenían cosas en común: su coraje y dedicación a la protección de la ciudadanía.
El sueño de Calderón se esfumó la noche del jueves cuando tres disparos acabaron con su vida durante una intervención a sujetos sospechosos que, aparentemente, intentaban apoderarse de un territorio para venta de drogas en uno de los barrios más vulnerables de Lima: San Juan de Lurigancho.
De hecho, tras el ataque en el que los otros suboficiales que lo acompañaban Alejandro Requejo Carranza, Modesto Rodríguez Pereda y Jhonny Venancio Valentín, resultaron heridos, se desató una intensa redada en la que fueron detenidas tres personas, entre ellos el suboficial PNP Paul Ángel Galicia Chacón, perteneciente a la comisaría de Santa Elizabeth, quien ahora es interrogado.
Los cuatro policías atacados conformaban una brigada del Grupo Especial Contra el Crimen Organizado (Grecco) y se disponían a intervenir a un grupo de personas que bebían licor en la vía pública.
La operación era de rutina. Verificar si portaban drogas y armas. Los efectivos que encabezaban el operativo nunca imaginaron que los iban a recibir con una lluvia de balas. El brutal ataque ocurrió en el parque Buenos Aires del asentamiento humano El Jardín donde los efectivos tenían planificado una operación por la amenaza a los vecinos.
“En el momento que se logra irrumpir, los agentes son recibidos con disparos desde distintos flancos”, dijo un oficial a cargo de las investigaciones.
Los vecinos de ese barrio quedaron perplejos por la reacción de los criminales. “La verdad estoy asombrada porque nunca mostraron una reacción violenta. Tomaban tranquilos”, dijo la dueña de una bodega.
