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Июнь
2025

Israel e Irán al borde de la guerra: ¿qué impactos geopolíticos tendría este conflicto?

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Israel estaría preparando lanzar un inminente ataque contra Irán, según advirtieron funcionarios de inteligencia de Estados Unidos y Europa. Este eventual ataque, que tendría como objetivo frenar o destruir la capacidad nuclear iraní, podría representar un punto de inflexión no solo para el equilibrio en Medio Oriente, sino también para el tablero de poder global. Las alarmas se encienden no solo en Teherán y Tel Aviv, sino también en Washington, Moscú y Pekín.

En respuesta a esta posibilidad, Estados Unidos comentó a retirar a parte de su personal diplomático en Irak e instó a sus ciudadanos a abandonar la región. El Departamento de Estado citó “crecientes tensiones regionales” como motivo, mientras que el presidente Donald Trump declaró que “Irán no puede tener armas nucleares bajo ninguna circunstancia”. Esta postura ha sido reiterada por la administración estadounidense en múltiples foros.

En 2018, durante su primer mandato, Trump retiró a su gobierno de un acuerdo nuclear previo firmado en 2015 conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), el cual había sido negociado por Irán con EE.UU., Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania.

En ese momento, Trump restableció además las sanciones económicas, lo que enfureció a Irán.

Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos, luego de una conferencia de prensa. Vía X @WhiteHouse 12/06/2025

Esta vez, el gobierno de Trump buscó un diálogo directo y bilateral con Teherán (sin participación de otras potencias) y alertó de una posible acción militar si las conversaciones no llegan a buen puerto.

Luego de reactivarse las negociaciones, estás atraviesan uno de sus momentos más complejos. Tras cinco rondas de conversaciones entre equipos diplomáticos de ambos países, se tenía una sexta prevista para continuar en Omán, pero la desconfianza es mutua y creciente. Mientras Washington exige que Irán cese por completo su enriquecimiento de uranio, Teherán reclama el levantamiento de sanciones como condición para cualquier compromiso. Según la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán posee ya al menos 275 kilos de uranio enriquecido al 60%, lo que representa un umbral técnico muy cercano al necesario para fabricar una bomba nuclear. Con mayor tiempo y desarrollo tecnológico, ese arsenal podría transformarse en una amenaza real.

El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, ha sido tajante: “La racionalidad no consiste en doblegarse ante el poder del opresor”. Desde su perspectiva, ceder ante las presiones occidentales significaría un retroceso estratégico, político e incluso religioso que Irán no está dispuesto a aceptar. A esta narrativa se suma el primer ministro israelí Benjaín Netanyahu, quien intensificó su retórica contra Irán. Para Netanyahu, la única solución aceptable sería “la destrucción total del programa nuclear iraní”, un objetivo que incluiría bombardeos selectivos, operaciones encubiertas y el respaldo logístico de Estados Unidos.

Ayatollah Iraní, Ali Jamenei. Vía X @LegitTargets. 12/06/2025

A nivel militar, Irán advirtió que cualquier ataque será respondido de manera inmediata. El Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní elaboró un plan de represalia que incluye el lanzamiento de misiles balísticos contra centros estratégicos en Israel, incluidos sitios militares y civiles. Además, amenazó con atacar directamente las instalaciones nucleares israelíes, algunas de ellas presuntamente ocultas y fuera del alcance de supervisores internacionales.

Recordemos que en octubre del 2024, Irán lanzó misiles balísticos desde su territorio contra objetivos israelíes, en una acción que si bien fue interceptada en su mayoría por el escudo antimisiles de Tel Aviv “la cúpula de hierro” con ayuda de Estados Unidos, demostró la capacidad ofensiva del régimen iraní y que es capaz de llegar a saturar el escudo israelí.

En paralelo, la Guardia Revolucionaria iraní informó que desarticuló varias supuestas redes de espionaje ligadas a Israel y Estados Unidos, acusando a ambos de intentar sabotear instalaciones nucleares y fomentar inestabilidad interna. En tanto, Israel intensificó ataques indirectos en zonas de influencia iraní, como el bombardeo reciente al puerto de Hodeidah en Yemen, bajo control hutí. Estos ataques, aunque puntuales, forman parte de una estrategia más amplia de contención y advertencia hacia Irán y sus aliados regionales.

Imágenes del puerto de Hodeidah, Yemén en llamas luego de un bombardeo israelí. Vía X @theinformant_x 10/06/2025

El conflicto trasciende el eje bilateral Israel-Irán

Sus posibles repercusiones geopolíticas son enormes. Una guerra abierta podría desencadenar una reacción en cadena en Medio Oriente. Hezbolá, en Líbano, podría lanzar ataques masivos desde el norte israelí; los hutíes en Yemen podrían intensificar el asedio sobre Arabia Saudita; y grupos proiraníes en Irak y Siria podrían abrir nuevos frentes de combate. Este escenario de “guerra multinivel” afectaría a los principales corredores energéticos del planeta, elevando el precio del petróleo y tensionando la economía global ya golpeada por la guerra comercial.

Desde una mirada más amplia, un conflicto directo entre Israel e Irán obligaría a potencias como Rusia y China a redefinir sus posiciones. Moscú, aliado histórico de Teherán en el marco del eje antioccidental, podría ofrecer apoyo logístico, armamentístico e incluso diplomático, presentando la agresión israelí como una violación del derecho internacional. Esto reforzaría su narrativa global de oposición a las intervenciones unilaterales promovidas por Occidente. Además, un conflicto desviaría la atención internacional de la guerra en Ucrania, lo cual beneficiaría indirectamente los intereses rusos.

El encuentro entre los mandatarios de Rusia, Vladimir Putin, y de Irán, Ebrahim Raisi, en Moscú el 20 de enero de 2025. Entre los temas abordados estuvo la defensa mutua ante la amenaza terrorista y el cumplimiento del Acuerdo Nuclear. (Foto @KremlinRussia_E)

Por su parte, China, el mayor socio comercial de Irán y uno de sus principales compradores de petróleo, también se vería directamente afectada. Aunque Pekín evita involucrarse militarmente, condenaría cualquier ataque que desestabilice la región y afecte su seguridad energética. China ha promovido en los últimos años una agenda diplomática más activa en Medio Oriente, incluso fue mediadora en la reciente reconciliación entre Irán y Arabia Saudita, por lo que un conflicto mayor pondría a prueba sus capacidades como potencia estabilizadora. Además, un aumento en el precio del petróleo y una alteración del comercio marítimo en el Golfo Pérsico impactarían negativamente en la economía china, lo que podría traducirse en llamados urgentes a una conferencia de paz multilateral.

Asimismo, países árabes del Golfo, como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Catar o Kuwait, podrían verse envueltos en el conflicto, ya sea por razones estratégicas, presiones diplomáticas o como blanco de represalias iraníes. Aunque muchos de estos Estados mantienen relaciones no oficiales con Israel y comparten preocupaciones frente a Irán, también temen quedar atrapados en una guerra regional que amenace su estabilidad interna.

La Unión Europea, por su parte, quedaría en una posición incómoda: sin capacidad militar autónoma para influir en el conflicto, pero muy expuesta a sus consecuencias económicas, migratorias y diplomáticas. Una confrontación de esta magnitud podría reactivar flujos masivos de refugiados, alimentar discursos nacionalistas y poner a prueba la cohesión política del bloque.

Bandera de Iran en Teheran. Foto: Aton.

En suma, la posibilidad de un ataque israelí a Irán no es un asunto aislado, sino el epicentro de una potencial reconfiguración geopolítica. La administración Trump, atrapada entre su retórica beligerante y la presión de sus aliados, insiste en que aún hay espacio para la diplomacia. Pero las señales son contradictorias. Mientras el presidente habla de un acuerdo “casi listo” hace algunas semanas, en los últimos días ha dicho sentirse cada vez menos confiado en alcanzar un acuerdo.

Irán, por su parte, no parece dispuesto a ceder sin garantías firmes y acusa a Estados Unidos de sabotear cualquier posibilidad de entendimiento. Al mismo tiempo, la región se militariza, los arsenales se activan y los radares permanecen encendidos. Oriente Medio, una vez más, está al borde del abismo, y el mundo entero contiene la respiración.