Elizondo, el escribidor
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Sebastián Elizondo (mantendremos su firma apócrifa falseada doblemente) iba día a día, hora tras horas, convirtiendo Madrid en su París soñada. Discípulo atemporal de Vallejo, llegó a la ciudad con el anhelo entre los dientes. Publicó algo nada más llegar, aquí vio pronto que los saraos se comían y se guisaban entre unos pocos. Cursaba o cursa el doctorado en Literatura, pero no es la suya una voluntad de teorías, sino, más bien una teoría de voluntades. No repudiaba a los académicos pero era y es un hombre de acción. Así al menos desde que lo conocí. Es suyo el mérito de levantar una generación de la nada, y hacerse pope insurrecto y quemarse o triunfar con ella. Muchos le... Ver Más