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Subsecretaria de Educación Parvularia, Claudia Lagos: “Los niños no son una hipótesis de adulto ni algo que va a ocurrir en 20 años más”

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Como un bien colectivo. Esas son las palabras utilizadas por la subsecretaria de Educación Parvularia, Claudia Lagos Serrano, para sintetizar la importancia de los años preescolares en la formación de las niñas y niños. Una etapa que cada vez adquiere más relevancia curricular en el sistema chileno.

Lo principal es que hay un interés y una preocupación de esta administración de poder desarrollar una perspectiva de trayectoria educativa. Eso es bien importante porque la trayectoria educativa, lo que hemos instalado y en lo que hemos orientado nuestro trabajo, parte en la sala cuna y no en el sistema escolar”, explicó la autoridad en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, a partir de los avances en materia de educación integral y las oportunidades que entrega la más reciente actualización curricular encabezada por el Consejo Nacional de Educación (CNED).

“Eso cambia radicalmente las cosas porque los niños, efectivamente, al ingresar a la escuela traen un background y una historia educativa que es muy relevante y que parte en algunos casos a los tres meses de vida. Las experiencias que desarrollan en los jardines en el marco de la educación parvularia chilena, que es distinta a la de otros países y en eso también somos pioneros y referentes, tienen una perspectiva educativa en la educación pública. Es decir, hay un desarrollo curricular, hay experiencias educativas que van fortaleciendo etapas del desarrollo, hay una orientación a potenciar las capacidades y las habilidades de los niños, etc.”, contextualizó Lagos.

En ese sentido, precisó que “el currículum que se estaba reformulando era uno que parte de primero básico hasta segundo medio y que desconocía históricamente, de una manera mucho más visible, toda esta trayectoria previa. Entonces, lo que hizo la Unidad de Currículum y Evaluación (UCE) es que cuando empezó el trabajo curricular, dijo ‘a ver, pero juntémonos con la gente de educación parvularia, analicemos primero el currículum que ya tienen, los instrumentos curriculares, vamos viendo en el fondo cómo todo eso que los niños aprenden y desarrollan en aspectos técnicos pedagógicos tiene un correlato con este cambio curricular'”.

“Hubo un trabajo bien importante, varias mesas que fueron, además, muy públicas y donde participaron distintos actores.  Y lo que se hizo fue relevar a qué elementos del currículum de educación parvularia era importante darle continuidad, mantenerlos, ampliarlos y profundizarlos en esta siguiente etapa de la educación”, sumó. Esto, entendiendo que los procesos evolutivos son mucho más extensos que los márgenes con los que el sistema educacional define las diversas etapas de aprendizaje.

“Los niños de la educación parvularia y de los primeros dos años, al menos, de la educación escolar, son los mismos niños. Piaget habla del pensamiento preoperacional. Los niños entre los cuatro y los siete u ocho años están avanzando en términos cognitivos a otro estadio, que es el de las operaciones formales o el periodo operacional. Paradójicamente, lo que nosotros hacemos en el sistema educativo es que generamos un quiebre y les cambiamos las condiciones del juego. Y los niños pasan al sistema escolar a un escenario completamente diferente”, ilustró la educadora.

Por eso es que desde la subsecretaría han fomentado una serie de cambios que tienen entre sus principales ejes la centralidad del juego y el bienestar: “Considera algo que es muy importante, que es parte del acervo humano y que también se nos olvida permanentemente, y es que el juego es una herramienta inherente a los seres humanos que por alguna razón en la vida olvidamos. Este currículum enfatiza en esos dos elementos. Es decir, vamos a seguir trabajando a través del juego, planificando experiencias educativas que lo contemplen, que no lo entiendan como una actividad externa y que se hace solo en espacios de aire libre o como una actividad lúdica solamente, sino que la vamos a entender como una importante herramienta para poder vehicular procesos y aprendizaje en el marco de las asignaturas propiamente”.

“En educación parvularia abordamos un objetivo educativo que puede ser, por ejemplo, de matemática, pero en un sentido mucho más integral y holístico, no parcializado. Se trabaja mucho más en una perspectiva de proyecto y de integración de habilidades. Eso también se recupera en el currículum que se está promoviendo ahora. Y todo esto que tiene que ver con habilidades y capacidades que son propias de los niños, que para aprender en esta etapa necesitan experimentar, manipular, moverse, porque todo lo kinestésico está asociado a lo cognitivo”, añadió Lagos.

Claudia Lagos Serrano, subsecretaria de Educación Parvularia. Foto: Ministerio de Educación

Un proceso vital y colectivo

Para la subsecretaria, todo el trabajo realizado en pos de la etapa preescolar se condice con la relevancia que tiene este momento en el desarrollo de los seres humanos. “Hoy, toda la evidencia es muy consistente en señalar, y es importante que así sea, que la asistencia a la educación parvularia es un bien colectivo. Tenemos una sociedad que es muy adultocéntrica, que invisibiliza sistemáticamente tanto a los niños como a los adolescentes, y eso es una realidad”, enfatizó la autoridad.

“Hay un discurso socialmente instalado de que es importante que los niños asistan al jardín y a la sala cuna, pero en los hechos, cuando tú te das cuenta de lo que la sociedad mueve para que eso ocurra, la verdad es que no es tan así. Incluso en la esfera más particular de las familias. En la pandemia vimos que la baja de asistencia fue importante en todo el sistema escolar, pero principalmente en educación parvularia, y es porque, por un lado, probablemente las familias tenían temor de las enfermedades y los contagios, pero también porque, en términos de relevancia, todavía no se entiende lo importante que es y la diferencia que puede hacer, no solo en los niños, como te decía, a nivel individual, sino también colectivamente”, reflexionó en torno a la centralidad de potenciar comunicacionalmente la relevancia de estos años formativos.

Todo esto, entendiendo que “los niños no son una hipótesis de adulto o algo que va a ocurrir en 20 años más. Si tú quieres pensar en una sociedad donde la gente se maneje en ámbitos de cohesión social, donde haya capacidad biológica, donde haya una visión y una conciencia ciudadana y tú entiendas que tu hacer tiene implicancia en los demás, la importancia de lo colectivo, hay que saber que esas son puras tareas tan importantes que no hay ninguna posibilidad de irlas desarrollando en las etapas posteriores”.

“Hasta los tres meses los niños están en espacios que son privados, que le aportan elementos que son propios de núcleos sociales particulares, sus propias formas de actuación, de vida, de hábitos, de alimentación, de conocimientos, etc. Cuando los niños empiezan, incluso tan chiquititos, a asistir al jardín y a la sala cuna, que es cuando pueden empezar a ir los niños al sistema público, empiezan a necesariamente acceder a la cultura en un sentido profundo“, afirmó Lagos sobre la dimensión colectiva de estos años.

“Cuando tú entiendes la educación, primero, desde la trayectoria y la sala cuna, y no desde los niveles más grandes, además, con estos énfasis que yo te hablo, de lo colectivo y de lo cultural, la educación y el aporte que ésta puede hacer, cambian radicalmente las cosas. Y por eso es que es tan importante entenderlo así y reflejarlo en el contexto de las políticas públicas, que es lo que nosotros hemos estado tratando de hacer, con todas las limitaciones de los cambios culturales que eso implica. Porque, en el fondo, las representaciones sociales son muy fuertes y eso es el desafío que tenemos como sociedad”, concluyó la subsecretaria.