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Lola Sánchez, víctima: «Monedero estuvo toda la noche baboso e insistente»

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Lola Sánchez (Valencia, 1978) formó parte de la primera hornada de militantes de Podemos que abrazó el proyecto morado con ilusión. De hecho, entró en el Europarlamento como diputada en el 2014 y allí estuvo hasta 2019. Gracias a Bruselas, seguramente, apenas tuvo que volver a cruzarse con Juan Carlos Monedero ya que, en la última noche de campaña, vivió una experiencia desagradable de acoso, según denuncia en una entrevista en LA RAZÓN. Sánchez, que es politóloga y socióloga, dejó la política y ahora está alejada de los focos: reside en El Bierzo (León).

Sufrió una mala experiencia con Monedero.

Estos hechos sucedieron en mayo de 2014, en el acto de cierre de campaña de las elecciones europeas, que fue en el Reina Sofía. Fue un acto precioso, había mucha gente porque los círculos estaban muy movilizados. Fue una noche muy bonita si no me la hubiera fastidiado Monedero porque estuvo toda la noche muy baboso e insistente conmigo. Al final de la noche, en un bar, con las copas en la mano, me empotró contra la pared, en el sentido de que invadió mi espacio personal de una manera que no era nada agradable.

¿Conocía previamente a Monedero?

Yo no era del grupo de la Complutense, no los conocía. Habíamos hecho solo la campaña de las europeas y los conocía de hacía un mes. Yo les admiraba mucho y se rompe un poco el mito de golpe cuando ves que actúan totalmente diferente a cómo hablan.

¿Puso en conocimiento el episodio que sufrió con Monedero?

Hay que entender que es una actitud que muchas mujeres nos podemos encontrar en una noche de fiesta. En ese momento, le di importancia porque me fui, me fastidió la noche. Me sentí agobiada y me fui, a mí se me acabó la fiesta. En ese sentido, me fastidió bastante, aunque luego no lo elevé pero sí lo comenté con compañeras y la respuesta que recibía era: «claro, es normal, lo sabe todo el mundo, que es un baboso y un tocón». Y también me dijeron que en la Complutense tenía prohibido cerrar la puerta de su despacho cuando atendía las tutorías. Me quedé alucinada. No fui a Pablo Iglesias a chivarme, pero cuando lo comentas con la gente, te das cuenta que estaba «normalizado». Luego me fui a Bruselas y me alejé mucho de todo el núcleo fundador. Con Monedero, me crucé algunas veces más en actos y todo ya cordial, pero claro yo establecí una distancia. No volvió a molestarme ni a intentarlo.

¿Cree que va a haber un «me too»? ¿Va a haber más gente como Lola?

Se ha hablado muchas veces sobre el «me too» de Monedero dentro del partido. Además, temíamos que nos metiera en un lío gordo porque nadie le frenaba y pensábamos que algún día nos iba a costar una denuncia porque iba a ser algo más que un baboseo. Eso ya no sé si ha habido. Como yo, ha habido muchas.

¿Conoce algún episodio concreto más?

Yo me fui esa noche y al cabo de un rato, le hizo lo mismo a otra compañera mía, que era una chica de Valencia. Cuando se lo conté a los dos o tres días, me dijo que al rato se lo hizo a ella. ¿Cómo puede ser tan sinvergüenza? Le vale cualquiera. Si una le dice que no, se va a la de al lado a buscarla. Es como si no pudiera irse a casa solo, parece que tiene que llevarse a alguien. Es la sensación que a mí me quedó. Es como un depredador y te encandila mucho porque tiene mucha labia y cuando te quieres dar cuenta tienes la cara a un centímetro de la tuya.

¿Va a tomar acciones legales ahora viendo las denuncias que está habiendo?

No, no creo que sea una actividad delictiva ni sea para denunciar, pero es una actitud criticable especialmente viniendo de una persona que se dice feminista. Doy la cara, doy mi nombre.

¿Qué consecuencias debería tener?

Me gustaría que salieran más mujeres. No hay que tener miedo, que no hace falta ir al juzgado. Simplemente, poniendo un tuit es suficiente, pero hay que desenmascarar a estos hombres porque tratan a las mujeres como cacho de carne. Tienen que tener vergüenza social. No pido que los metan en la cárcel. Que deje de ser una persona que vaya dando clases de nada.

¿Cómo valora la actitud de la actual dirección de Podemos con este hecho?

Todo el mundo lo sabía. En Podemos no queda nadie que no lo sepa. Quien diga lo contrario, miente.

¿Cree que estos episodios hicieron que en 2015 dejara los cargos del partido?

Puede ser, pero es un poco engañoso porque siempre ha estado. Está en todos los actos. Es el que le habla a la oreja a Iglesias.

¿A qué cree que se debe que nunca lo hayan apartado sabiendo ahora lo que se ha denunciado?

Monedero, Errejón e Iglesias eran amigos, se conocen. Íñigo y Pablo salían juntos desde que tenían 15 o 16 años. Cómo no van a conocer su forma de tratar a las mujeres. Lo que pasa es que dentro de Podemos nunca se ha visto como algo tan grave. Simplemente, se ha interpretado que era un «viejo verde y baboso» y ahí se quedaba la cosa sin darle importancia.

Como mujer, ¿es justificable que Podemos no hiciera públicas las denuncias?

Claro que no lo hizo bien. Ahora alegan que lo apartaron de la fundación, pero nadie se enteró de aquello ni de las razones. No estás reparando nada a esas mujeres que han denunciado. La reparación viene de ahí: que todo el mundo sepa cómo trata a las mujeres. Y eso es lo que busco: no busco ni venganza ni que vaya a la cárcel, solo que pase un poco de vergüenza.