ru24.pro
World News
Февраль
2025
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21
22
23
24
25
26
27
28

¿Necesitamos en Europa una motosierra como la de Milei o la de Musk?

0

Los gobiernos de todo el mundo, salvo honrosas excepciones, han convertido el gasto público excesivo en una norma, acumulando, año tras año, déficits incontrolables y estructurales y malgastando los impuestos de los ciudadanos en proyectos innecesarios que sólo enriquecen a algunos, generan más burocracia y políticas de subsidios que persiguen la perpetuación en el poder. Todo ello ha llevado a que se alcancen niveles de deuda insostenibles que, en algún momento, tendrán que pagar las futuras generaciones pues ya no nacen con un pan debajo del brazo sino con una elevada factura impositiva. Por ejemplo, la deuda per-cápita de los norteamericanos está en más de 108.000 dólares y casi 274.000 por hogar. En Europa, las cifras no son nada despreciables, acumulando un total de 14,5 billones de euros con grandes diferencias entre países y en el mundo, según el Foro Económico Mundial la deuda pública supera los 100 billones de dólares, algo que es insostenible, sin tener en cuenta, los intereses que hay que pagar por ella. Todo ello se traduce en un incremento continuo de la presión fiscal sobre ciudadanos y empresas.

Es decir, que llevamos años dentro de una espiral de deuda que es consecuencia de situaciones de derroche que no suelen tener consecuencias para los gobernantes de turno, pues mientras justifican sus déficits con promesas de inversión en servicios esenciales, siempre poniendo por delante la educación y la sanidad, la realidad es que buena parte del gasto se destina a intereses políticos, estructuras burocráticas ineficientes y programas de dudosa utilidad. Así pues, nos encontramos con una creciente voracidad de los estados, comparable a la de una persona con obesidad mórbida que come compulsivamente sin medir las consecuencias para su salud y, en vez de adoptar una dieta equilibrada, cada vez come más de lo que necesita, acumulando grasa, de modo que, cualquier intento de recorte calórico se percibe como insoportable.

Los gobiernos, al igual que esa persona atrapada en malos hábitos alimenticios, buscan excusas para seguir aumentando la grasa que acumulan sin abordar el problema de fondo, por razones electorales o ideológicas, y justifican su sobrepeso con argumentos emocionales y populistas cuando lo que realmente necesitan es acometer una estricta disciplina fiscal, al igual que una dieta y ejercicio para un paciente con riesgo de infarto.

Recortes

Ya vimos la motosierra de Milei y ahora estamos viendo los recortes que DOGE está realizando en EE UU y que están siendo un espejo incómodo para muchos gobiernos y para los demócratas, mostrando que una buena parte del gasto no revierte en los ciudadanos norteamericanos, sino que se disfraza bajo criterios tan variopintos como la cooperación internacional. No nos equivoquemos, seguramente, los ciudadanos de esos países apenas ven esas ayudas y es probable que el grueso de las mismas se dedique a alimentar a intermediarios y conocidos.

Tanto Milei como Musk han levantado la alfombra y han mostrado la cantidad de suciedad que se escondía, demostrando que es posible gestionar de forma eficiente, al igual que una empresa, los recursos públicos y reducir la carga fiscal de los ciudadanos, a pesar de las críticas que algunas partes interesadas están vertiendo porque comienzan a ver el principio del fin de su forma de vida y la pérdida de poder que conlleva.

Mientras tanto, en Europa, se sigue defendiendo la idea de que la solución a todos nuestros males es gastar más sin que nadie se atreva a plantear recortes reales ni cuestionar la gigantesca maquinaria burocrática y seguimos viendo cómo se reduce nuestro poder adquisitivo por el aumento de impuestos y la inflación derivada del gasto público desbocado junto a una regulación asfixiante y un entorno cada vez más hostil a la inversión, lo que ralentiza la creación de empleo, el crecimiento económico y debilita la competitividad frente a terceros.

En cualquier caso, lo que está evidenciando la motosierra es que la eficiencia no es una utopía sino una elección entre gestionar recursos para el estado del bienestar para los ciudadanos en vez de para el bienestar del Estado.