La sanción de 116 millones de euros Renfe golpea las nóminas de los empleados de Talgo
El retraso en la entrega a Renfe de los trenes del modelo S-106 de alta velocidad, el conocido como Avril, va a afectar no sólo a las cuentas de Talgo sino también a las finanzas de sus empleados.
El pasado mes de diciembre, la operadora pública comunicó al fabricante de material ferroviario la ejecución de la penalización de 116 millones de euros incluida en el contrato de los Avril, lo que implicaba que Renfe retendría los pagos pendientes del contrato por el retraso de varios años en la entrega del material rodante. Esta circunstancia, según los sindicatos, va a provocar que casi con toda probabilidad Talgo vaya a tener que provisionar esos 116 millones de euros en las cuentas de 2024, que se presentarán el próximo día 25, lo que provocará seguramente que la compañía tenga un resultado económico negativo e impedirá a sus trabajadores cobrar la parte variable de sus salarios, que es un porcentaje importante de su sueldo bruto anual.
Ello es así porque aunque los trabajadores hayan alcanzado los objetivos que tenían fijados en 2024 para cobrar esta retribución, la condición indispensable para que la empresa se lo abone es que los resultados sean positivos.
La esperanza que le queda ahora a los trabajadores de Talgo es que la compañía no tenga finalmente que pagar la sanción o que pueda alcanzar algún tipo de acuerdo con Renfe para amortiguarla -aunque no hubo opción de consenso en la conciliación de ambas partes-. En ese caso, reclamarán a Talgo con carácter retroactivo los objetivos de 2024 que puedan cobrar.
Pese a que Renfe asegura que hay un informe jurídico que le obliga a ejecutar la penalización de 116 millones de euros, desde Talgo, que rechaza la multa porque la considera improcedente; trasladaron a los sindicatos a finales de diciembre que, en su opinión, Renfe no puede retener pagos por entrega de material para compensar la citada sanción ya que, según interpreta el fabricante, de hacerlo incurriría en un incumplimiento del contrato, como publicó LA RAZÓN. Es más, si se ejecutase la citada retención de pagos, Talgo aseguró también que interpondría la reclamación pertinente.
En plena negociación
La sanción de Renfe a Talgo se activó en un momento crítico para el futuro del fabricante ferroviario, en mitad de la negociación entre el fondo Trilantic, su accionista mayoritario; y Sidenor, el grupo siderúrgico vasco apadrinado por el Gobierno y que, finalmente, ha adquirido el 29,77% de las acciones de la compañía.
El pasado viernes, y después de fuertes presiones por parte del Ejecutivo central, Trilantic alcanzó un principio de acuerdo para vender su participación en Talgo al consorcio vasco encabezado por Sidenor y en el que también están el Ejecutivo vasco, la Fundación Vital y BBK.
El precio pactado será al final de hasta 5 euros por acción. Trilantic se ha asegurado un pago fijo de 4,15 euros por acción. El resto, 0,85 euros, están sujetos a que Talgo logre unos objetivos financieros en los años 2027 y 2028.
Aunque el desembarco de Sidenor y sus socios garantiza que Talgo mantendrá sus centros de producción españoles y su cuartel general en España, lo que no aporta, a priori, es más capacidad productiva para la compañía. Talgo está muy saturada de trabajo, con su cartera de pedidos a rebosar, y le urge incrementar sus metros cuadrados de fábricas. Sin embargo, Sidenor no le puede aportar estas capacidad, por lo que habrá que ver qué opciones maneja para solucionar este acuciante problema.