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Un moco pegado en la democracia

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Vance vino a pegarnos un moco en plena democracia pero no estaría de más que en conjunto, con visión europea, sacáramos los clínex y nos sonáramos solos. El sheriff ha cambiado y nadie va a hacerlo ni por nosotros ni mejor que nosotros. Todos juntos. Es la única salida

Mis puntos de vista sobre las políticas públicas y cuál debería ser el mejor estado se alinean en gran medida con la enseñanza social católica

J.D. Vance

El despacho oval es sin duda el centro de poder más fotogénico de la historia su incesante exposición hace que casi no exista ser en la tierra, con edad cognitiva suficiente, que no lo identificara a la primera. Por esa mitificación, con raíces en un poder real, también sabemos que cada nuevo presidente estadounidense mantiene su esencia pero realiza pequeñas mutaciones: la alfombra, los cuadros, el color de las cortinas, los detalles personales. 

En este nuevo relevo hemos sido informados con profusión de que Donald Trump ha situado cuadros de Washington y de Jefferson y que ha vuelto a colocar el busto de Winston Churchill, además de un sinfín de fotografías familiares, la reproducción del trofeo del Mundial de fútbol y los estandartes de los tres ejércitos. Trump ha recompuesto su despacho anterior y ha vuelto a instalar el botón de la Coca-Cola, con el que puede llamar a cada poco para que le sirvan una. Pero esta vez hay una novedad inesperada: junto al botón del refresco más norteamericano hay pegado un moco de crío. Si se paran a mirarlo no hay metáfora más sugerente de lo que está sucediendo en ese centro de poder y en el mundo. 

Trump no le dijo nada al repelente niño de Musk y a cambio nos mandó a su vicepresidente Vance a pegar un moco en la conciencia de las democracias europeas desde otro lugar emblemático. El discurso de Múnich pasará a la historia como un avance sin disimulos de la nueva postura norteamericana respecto a Europa, como ya sucediera en 2007 con el discurso de Vladimir Putin, el primer aviso claro de su visión de las relaciones internacionales. Múnich nos tiene acostumbrados a ser el inicio de muchas cosas indeseables, así sucedió en 1938 y también en 1923. Vance estremeció a los dirigentes políticos, diplomáticos y militares reunidos para escucharle al dirigir una diatriba ideológica con una enmienda a la totalidad de la orientación europea de la defensa de la democracia. Y es que llegó a decir que eso no es democracia o, al menos, la democracia tal y como la entiende el nuevo sheriff y sus adláteres. Lo hizo sin hurgarse la nariz, sólo hurgando en algunas mentiras y medias verdades y, por qué no decirlo, planteando algún punto que hace tiempo que debería haber movido a la reflexión a los demócratas europeos. 

Vance se ha convertido recientemente al catolicismo con la guía de un dominico. Es muy probable que a su fe de recién llegado se una un cúmulo de desinformaciones y bulos procedentes de webs ultra católicas. Mencionó varios. Pero es que no sólo habló de esas neuras sino que erigiéndose en una especie de nuevo Tocqueville cuestionó la definición y la práctica de la democracia en Europa. Afirmó no sólo que no se trata del mismo concepto sino que, por supuesto el europeo es el erróneo y el que la pervierte y degrada poniendo cortafuegos a la llegada al poder de determinadas ideas ultras que a su gobierno le agradan, pero que los europeos reconocemos sin ambages como peligrosas a la vista de nuestra propia historia. Los alemanes hirvieron ante estas referencias que ponen en tela de juicio las líneas rojas establecidas en Francia, España, Holanda y otros países a que ostenten el poder partidos con ideas neonazis o de ultraderecha populista pura. 

Pero como nunca se trata del quién sino del qué hay que reconocer que además de todo eso Vance dejó alguna perla que condensa alguna de las preguntas esenciales que los europeos y los líderes europeas deberían plantearse seriamente y darles una respuesta adecuada, racional y acorde con los derechos humanos, es decir, muy diferente a la de la administración Trump. 

“Creemos que es importante que Europa dé un paso adelante para garantizar su propia defensa”.- No cabe duda que con la postura norteamericana que fijó ayer es de suma importancia que se debata esta cuestión con profundidad. Zelenskiy pidió ayer la creación de un Ejército Europeo. La cuestión de la defensa y nuestro papel en un mundo de hard power no puede ser orillada. 

“Si ustedes huyen despavoridos de sus propios votantes, no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por ustedes”.- Sin entrar en el obvio sesgo de su queja, lo cierto es que los partidos europeos, conservadores y de izquierdas, necesitarían hacer un esfuerzo no para despreciar a los votantes de ultraderecha sino para comprender qué les lleva a tomar esa decisión e intentar ofrecerles opciones desde posiciones democráticas y respetuosas con los derechos humanos y los principios vertebradores de la Europa actual. 

Creo que a la gente le importan sus hogares, sus sueños, su seguridad y su capacidad para cuidar de ellos y de sus hijos”.- Es tan básico, tan básico, que no deja de resultar chocante en relación con lo alejado que el debate partidista y de lucha por el poder reinante en los países europeos se aleja en ocasiones de cuestiones tan básicas. En España es urgente reflexionar sobre los hogares que no se pueden formar por falta de vivienda o de los sueños truncados de generaciones completas de jóvenes. 

“De todos los desafíos, creo que no hay nada más urgente que la inmigración masiva”.- En Europa demasiados cierran los ojos ante una evidencia que está derivando el voto a la ultraderecha. La negativa de los demócratas a buscar un planteamiento serio y digno respecto a esta realidad, los paños calientes, la subrogación a inhumanos países bolsa, las muertes, los campos en Albania, los repartos a cara de perro de seres humanos, los CIE, el hacinamiento, el mirar para otro lado no son la solución. Desde luego no puede serlo la deportación de seres humanos contraria a los derechos más elementales. Obviar el debate no es la salida.  

Así que sí, Vance vino a pegarnos un moco en plena democracia pero no estaría de más que en conjunto, con visión europea, sacáramos los clínex y nos sonáramos solos. El sheriff ha cambiado y nadie va a hacerlo ni por nosotros ni mejor que nosotros. Todos juntos. Es la única salida.