Una UE descolocada se prepara para el impacto de los aranceles de Trump
España importa más a EEUU de lo que exporta y su relación representa en torno al 1,3% del PIB, muy por debajo de lo que supone para otras economías, como Alemania o Italia. El impacto económico de la guerra comercial es por ahora dificil de calcular
Trump activa los aranceles a la Unión Europea con la excusa del IVA
Incertidumbre. Es la actual situación de los gobiernos europeos ante el recrudecimiento de la guerra comercial por parte de Donald Trump. En la UE están aún a la espera de que se materialicen las amenazas para ejecutar una “respuesta proporcional” y los contactos a nivel político ya han comenzado. Por el momento es complicado calcular el impacto que los aranceles anunciados por Estados Unidos tendrán en el viejo continente, en buena medida porque los que afectan a la “reciprocidad” no están ni siquiera diseñados. En lo que coinciden todos los expertos es que España no será de las economías más golpeadas, puesto que su exposición al mercado norteamericano es menor que otros países comunitarios, como Alemania, Italia e incluso Irlanda, los tres que tienen un mayor superávit comercial con EEUU. Aunque sí podría sufrir de forma indirecta debido a la caída de las exportaciones de sus socios comerciales europeos, especialmente las del país germánico, que es el segundo destino de los productos españoles, por detrás de Francia.
El saldo de la balanza comercial de España con EEUU es deficitario, es decir, importa más que exporta. El déficit es de 6.083 millones de euros frente al superávit del conjunto de la UE de 190.323 millones, según los últimos datos disponibles de noviembre de 2023 a octubre de 2024 de la Cámara de Comercio de España. Las ventas de productos y servicios españoles al país norteamericano representan alrededor del 4,6% del total, lo que supone aproximadamente el 1,3% del PIB español. La relación comercial entre ambos países se basa más en la importación de energía que en la exportación de bienes industriales. Y es justo en este sentido que, dependiendo de cuál sea la respuesta de Europa, la guerra comercial podría afectar más o menos a España.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó este viernes que los gravámenes “injustificados” de Donald Trump “no quedarán sin respuesta”: “Tomaremos contramedidas claras y proporcionadas”. La UE podría responder con aranceles a productos estadounidenses, como lo ha hecho en el pasado. Por ejemplo, en la disputa entre Airbus y Boeing, la UE impuso aranceles a bienes estadounidenses en respuesta a los impuestos aplicados por la administración norteamericana a productos europeos.
“Tenemos que ser inteligentes y lúcidos sobre lo que está enfrente de nosotros”, dijo la presidenta de la Comisión Europea tras recordar que “las guerras comerciales y los aranceles punitivos no dan resultado a nadie” porque impulsan la inflación y golpean a los trabajadores, empresas y consumidores“. El gobierno comunitario, no obstante, aspira a negociar con Trump antes de que los gravámenes del 25% a las importaciones de acero y aluminio entren en vigor el próximo 12 de marzo. Esos son los únicos que por ahora están claros.
La Cámara de Comercio de España calcula que el impacto de la reintroducción de los aranceles del 25% a esos productos supondría una reducción del 10,4% de las exportaciones. Según los datos de 2023, se vendieron 994 millones de euros por lo que la pérdida del sector sería de unos 94 millones de euros.
El problema es que el gobierno comunitario aún no tiene la fotografía completa de cuál sería la afectación en términos económicos de las últimas medidas anunciadas por Trump en forma de aranceles recíprocos con la excusa del IVA, sin fecha concreta para su aplicación.
Lo mismo sucede en el caso del Gobierno de Pedro Sánchez. “No podemos hacer un análisis de impacto”, señalan fuentes del Ministerio de Economía, que explican que aún no están detalladas las medidas que se planean al otro lado del Atlántico. Lo que está haciendo el departamento que dirige Carlos Cuerpo es reunirse con los sectores afectados, como el del acero y el aluminio, que ya tienen claro su ‘castigo’.
Los más castigados: del automóvil a la alimentación
El impacto de una guerra comercial entre ambos bloques sería significativo en sectores clave como la automoción, la industria química, la tecnología y la alimentación. El automóvil será uno de los que más, ya que es el segundo sector que más exporta a Estados Unidos, por detrás del químico-farmacéutico, según los últimos datos de la oficina estadística europea, Eurostat, correspondientes a 2023.
Washington aplica actualmente un arancel del 2,5% a los vehículos importados, en comparación con el 10% de gravamen de la UE. Un arancel al que ahora Trump quiere añadir el IVA, que varía entre cada país de la UE y que, en el caso del sector de las cuatro ruedas, va desde el 17% que aplica Luxemburgo, al 27% que tiene Hungría, pasando por el 21% en España o el 19% de Alemania, según la Agencia EFE.
Esa industria española no está especialmente preocupada porque en 2024 no se vendió ningún vehículo a ese país debido a cambios en los ciclos de producción y decisiones comerciales de las marcas, según explica la patronal de los fabricantes, Anfac. De los 2,2 millones de coches exportados en 2023, solo 52.000 unidades fueron a parar al mercado estadounidense.
La industria química y farmacéutica representa más del 19% de las exportaciones comunitarias a Estados Unidos, y el 5,39% en el caso de España. El IVA también es distinto en cada país de la UE, donde Hungría aplica una tasa del 5%, España un rango que va del 4 al 21% y Alemania un 19%.
La Casa Blanca también señaló al sector del marisco europeo, al explicar que la UE “prohíbe” las importaciones desde 48 de los 50 estados de EEUU y que, como resultado de este desequilibrio, en 2023 Estados Unidos importó marisco europeo por valor de 274 millones de dólares, mientras que sus exportaciones a la UE solo alcanzaron los 38 millones.
En su anterior mandato, Trump atacó especialmente al sector agroalimentario español como represalia por las ayudas públicas a Airbus. Productos como el aceite de oliva y el vino experimentaron fuertes caídas, de hasta el 60% en el mercado estadounidense, y perdieron competitividad. Aún así, siguen siendo los más exportados a EEUU, junto con los zumos y las legumbres u hortalizas en conserva.
El gran temor en Bruselas es que Trump introduzca medidas dispares y ahonde en la división en la UE, por eso el gobierno comunitario intentar zanjar la posibilidad de que cada país haga la guerra por su cuenta. “Para evitar dudas, el Comercio es una competencia exclusiva de la Unión Europea. Los Estados miembros no pueden negociar por su cuenta”, recordó el portavoz de Comercio de la Comisión Europea, Olof Gill.
Pero España tendrá que estar atenta a la respuesta de Bruselas, puesto que es un gran importador de petróleo y gas desde EEUU. Alcanzan casi el 40% de sus importaciones desde ese país, si la UE acaba encareciendo estos productos, el impacto en el coste energético español sería significativo.
La complejidad de los aranceles recíprocos
A partir de ahí, la incertidumbre es total porque con los denominados “aranceles recíprocos” que Trump ha encargado, en los que se tendrán en cuenta no solo las tasas sino también las “barreras no arancelarias”, entre las que el presidente citó el Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA), no se sabe los productos que se verán afectados ni la cuantía.
“La complejidad y magnitud de estos aranceles recíprocos es mucho mayor de lo que se entendía inicialmente. Una versión simple de los aranceles recíprocos habría consistido simplemente en igualar los aranceles aplicados por EEUU a sus importaciones procedentes de terceros países. Pero la administración presidencial ha decidido adoptar una definición muy amplia de lo que se consideran barreras a la entrada, como los impuestos aplicados por terceros países a sus importaciones procedentes de Estados Unidos”, explica en un informe Eric Dor, director de Estudios Económicos de la escuela de negocios francesa IESEG.
Las estimaciones hasta ahora se habían hecho con los escenarios de aranceles generalizados con los que amenazó Trump desde la campaña electoral. Así, los economistas de Afi calcularon, por ejemplo, que la imposición de tasas del 25% a China, Canadá y México y del 10% a Europa supondría una caída del 1,05% del PIB de EEUU este año y del 1,59%, en 2026. En el supuesto de aranceles del del 60% a China y 25% a Canadá, México y Europa, la constricción sería del -1,68% y del -2.62%, respectivamente.
Pese a las amenazas de pagar con la misma moneda, la Comisión Europea quiere aprovechar las semanas de margen para negociar con la administración de Trump. La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, conversó el martes con el vicepresidente estadounidense, JD Vance; mientras el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, tiene previsto hacerlo con su homólogo de EEUU, una vez esté confirmado.
El mensaje que envía la UE a Trump es que la guerra comercial no es beneficiosa para nadie, tampoco para los consumidores estadounidenses. “Los aranceles son esencialmente impuestos. Al imponer aranceles, Estados Unidos estaría gravando a sus propios ciudadanos, aumentando los costes para las empresas y alimentando la inflación. Además, los aranceles aumentan la incertidumbre económica y perturban la eficiencia y la integración de los mercados mundiales”, señaló la Comisión Europea en un comunicado.