¿La inversión sostenible sobrevivirá a 2025?
Por Adriana Pulido Sandoval, CEO de ILUNKA y especialista en sostenibilidad.
Durante 2025 la inversión sostenible atraviesa un punto de inflexión importante frente a un panorama geopolítico inestable e incierto, especialmente ante el crecimiento del escepticismo por parte de algunas industrias y de la reacción negativa (y repentina) de sectores frente a los criterios ASG (aspectos ambientales, sociales y de gobierno corporativo). Hoy en día, las empresas, bancos e inversionistas ya no pueden darse el lujo de retroceder a las viejas prácticas, pues la realidad que vivimos nos requiere la aplicación de prácticas de sostenibilidad en todo el sistema económico, prácticas de producción, cambios en el consumo, gestión de riesgos indispensables para el desarrollo económico, empresarial y social.
Existen estudios que demuestran los altos costos, incluso pérdidas, por no implementar estrategias y acciones con enfoque socioambiental, no sólo a nivel empresarial, sino también de gobiernos y sociedad civil. Los datos de Climate Change Initiative indican que el costo a pagar por quedarnos en la inacción frente a la crisis climática ascienden a más de 2 mil trillones de dólares, y esto podría incrementar frente al desafortunado momento que atravesamos con el ASG backlash.
Este ASG backlash se define básicamente como un movimiento “reactivo frente a los aspectos sociales, ambientales y de gobierno corporativo” que se han estado impulsando desde el sector financiero. Esta reacción ha tomado fuerza en los últimos meses frente al impulso dado por grupos políticos y económicos que consideran a los criterios ASG como algo que no debe ocupar un sitio angular en las agendas del mundo. Se ha abierto un debate extenso sobre su relevancia, factibilidad y avance; hay que dejar algo en claro: ignorar el problema o eliminar las políticas no hará que los riesgos climáticos y sociales desaparezcan. El mundo ha cambiado y también deben hacerlo las compañías que quieren evitar poner en peligro su viabilidad a largo plazo.
Los inversionistas y las bancas internacionales saben esto y también reconocen que la sostenibilidad se estudia desde un enfoque de gestión de riesgos que evalúa las situaciones de peligro que pueden repercutir directamente con las industrias. Bajarse de los criterios ASG representaría poner en riesgo toda su operación a largo plazo y no existe inversor alguno que quiera comprometerse frente a un escenario tan cambiante y que ya incluye al calentamiento global como factor de riesgo crítico.
A pesar de la realidad actual, donde mercados de alta repercusión como Estados Unidos han anunciado su salida del Acuerdo de París, Europa y América Latina están creando un nuevo camino.
El panorama se pinta retador, pero también lleno de oportunidades debido a que regiones como México están sirviendo como contrapeso a la actualidad mundial, impulsando nuevas normativas con enfoque ASG y fortaleciendo la regulación en materia de finanzas sostenibles. Ejemplo de ello es la modificación realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, donde hicieron de carácter obligatorio la incorporación del reporteo sostenible que siga lo establecido por las NIIF S1 y S2 emitidas por el International Sustainability Standard Board (ISSB) para promover la transparencia de datos en el mercado de valores; o, por otro lado, la entrada en vigencia de las Normas de Información Sostenible impulsadas por el CINIF, para que toda entidad de interés no público, PYMES principalmente, puedan mejorar su desempeño en sostenibilidad y reporteo para impulsar su integración en las cadenas de valor internacionales.
El panorama para México es claro, a pesar del ruido en contra, las inversiones sostenibles seguirán fortaleciéndose como pilar para el desarrollo empresarial, la necesidad económica y la expansión internacional de las industrias. Este año es crucial para la sostenibilidad en todo el mundo, por lo que la consolidación de nuevos marcos regulatorios, nacionales e internacionales, jugará un papel fundamental para la transparencia y el crecimiento de los aspectos ASG en regiones e industrias clave.
La pregunta real no es si la inversión sostenible sobrevivirá en el país, sino qué actores, inversionistas y empresas estarán preparados para aprovechar su crecimiento en México.