La recomendación de vida de las parejas que llegan juntas a la residencia de mayores
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Francisco y Pilar se acercan a los noventa años de vida y hace dos años celebraron sus bodas de diamante ( seis décadas de casados ), una cifra que llama la atención a cualquier pareja actual. ¿Cuál es, preguntamos, el mejor consejo que les podrían dar, de cara a este próximo San Valentín? Parece un lugar común pero a este hombre, desde luego, le ha funcionado: «les diría que se respeten y que se apoyen, en lo bueno y en lo malo » Desde la residencia Bouco Puerto Banús, estos dos profesores, que se conocieron en una estación de tren -como en algunas grandes y cinematográficas historias de amor-, recuerdan cómo se esforzaron en estar juntos en el mismo centro académico en los distintos cursos y cómo él la esperaba al terminar las clases para llevarla a casa. «Me encantaba verla» admite Francisco, para quien hoy en día, tras 62 años de matrimonio, el amor es aún más fuerte: « la amo con todas mis fuerzas y la cuido mucho », asegura. El cuidarse el uno al otro es, precisamente, una de las claves de la continuidad del resto de estas parejas, que han perdurado en distintas épocas y circunstancias, que han sido fieles a la promesa dada, en la salud y en la enfermedad, que han superado las diferentes responsabilidades familiares, como la llegada y la marcha del 'nido' de los hijos. Ahora, continúan su amor en residencias de mayores. Esa es también la bonita historia de Marga y Javier, de 76 y 78 años, residentes en Bouco Madrid Aravaca. Se conocieron en en uno de esos guateques que se celebraban antes, en los que, dependiendo de la liberalidad o no de cada familia, bien se bailaban las lentas con carabina, bien se daban saltos y se sacudían melenas al ritmo de los Beatles, Elvis, Los Brincos o Los Sirex. Javier organizó una fiesta, a ella acudió Marga como invitada, y hasta la fecha. Tienen cuatro hijos y tres nietos y, según el personal del centro, «sus miradas y las sonrisas que se dirigen, lo dicen todo». Recuerdan que antes, «con una horchata se aguantaba toda la tarde en el Paseo de Pintor Rosales», y aprovechan para invitar a los jóvenes de hoy a que entiendan que el amor, igual que la vida, «no es un juego». «Ahora es habitual separarse, creo que falta paciencia», señalan Amalia y Juan Antonio, ambos de 82 años. Ellos se casaron en el 67, después de 7 años de relación. «¡El 3 de abril hacemos 58 años de casados. Pocas parejas -presume ella-, duran tanto como nosotros». Se conocieron en la madrileña Casa de Campo, donde ella iba a pasar la tarde con una amiga. Él paseaba por el lugar acompañado de un dependiente de la tienda de ultramarinos de su padre. Vieron a las chicas, se acercaron y acabaron vaciándoles el cesto de la merienda. Hoy viven en Bouco Punta Galea, en Madrid, a donde llegaron juntos y donde piensan «seguir hasta la muerte. Nunca nos abandonaríamos». Su amor es, explican, «más tranquilo, pero profundo y verdadero». Aseguran estar más enamorados que antes, aunque de otra manera. Para Amalia, «los jóvenes ahora corren mucho. Es habitual separarse. Creo que falta paciencia ». Ruth es la única hija y la gran alegría de María Dolores y Francisco. Siguen muy unidos y mantienen la relación diaria con ella desde la residencia Bouco León , donde viven. Lola reconoce que desde el primer momento en que le vio supo que él era para ella y enseguida comenzaron a salir. Son pareja desde los 22 años, cuando Francisco se le acercó en pleno centro de la ciudad y le preguntó si querría salir con él. La respuesta fue afirmativa, hubo boda, luna de miel en Londres (la ciudad europea más moderna en los años 60), y ahora, con sus bodas de oro ya cumplidas, asumen que el amor es hoy más afecto que otra cosa y admiten que, aunque riñen, no pueden estar el uno sin el otro. ¿Recomendaciones para los jóvenes que se enamoran estos días? Dolores les recomienda «mucha paciencia y mucha tolerancia» , sin embargo, su marido Francisco, opina distinto: «su vida es hoy radicalmente distinta a la nuestra y no podemos darles consejos». Luchar mucho para que la llama sigue encendida es el consejo de Isabel para las parejas actuales. Esta octogenaria, que comparte su vida con Juan en la malagueña Bouco Rincón de la Victoria tiene también como mejor recuerdo el nacimiento de sus hijos. Ellos mismos eran unos niños cuando se conocieron en el colegio, pero no fue hasta años más tarde, cuando a la vez, terminaron con sus parejas anteriores, cuando iniciaron su relación. Ya en la vejez, él llegó antes a la residencia, pero ella le siguió. No quería estar sin él, porque, como le sucede a la materia, el amor no se destruye, solo se transforma».